El aporte político de Uribe
[Tomado de "Llegó el patrón, adios mayordomos", publicado el 16 de julio de 2010 por Alainet en el enlace http://www.alainet.org/es/active/39583]
O sea, se pudo leer antes del 7 de agosto, cuando Santos recibió la presidencia de su jefe Uribe, a quien Juan Manuel parecía poco dispuesto a secundar, probablemente por ser tan diferente a Andrés Felipe Arias (actualmente prófugo de la justicia, como Luis Carlos Restrepo) o a Oscar Iván Zuluaga.
Este ex candidato y títere de Uribe es otro inminente prófugo, si no quiere correr la suerte de Diego Palacio o de María del Pilar Hurtado o de su predecesor en la jefatura del DAS, Jorge Noguera, sobre todo ahora que el escándalo con el hacker Sepúlveda, que contrató el asesor espiritual Luis Alfonso Hoyos, también huido, se ha vuelto internacional y hiede en muchos gobiernos, como el de Enrique Peña Nieto.
El tal Hoyos fue quien -pocos días antes del cambio de mando- hizo enormes esfuerzos para causar un conflicto abierto con Venezuela, para lo cual acusó a Chavez con pruebas obsoletas exhibidas en una reunión de la OEA, como recurso desesperado para que el ex dictador hallase alguna razón para seguir como presidente.
Para cuando se publicó este escrito por primera vez, Alvarito, aunque esperanzado en causar un conflicto regional, ya había sido estrujado públicamente por un notable neoliberal, el expresidente pereirano, César Gaviria Trujillo, durante cuyo gobierno el senador flamante y bien apadrinado, Álvaro Uribe Vélez, hizo aprobar la nefasta ley 100 de 1993.
Este Gaviria, que llegó a la presidencia de carambola, como remplazo de un aristócrata con actitudes democráticas, Luis Carlos Galán Sarmiento, es, también, igual que el gurú chalán y vitando, ajeno a los patricios descendientes de libertadores y acostumbrados a gobernar, como los conversos Santos.
El propósito de mi ensayo era colaborarles a los furibistas en la interpretación política de su fracaso, que seis años después siguen sin asimilar pero exigiendo impunidad por sus delitos cotidianos. Los tan negados y rechazados, pero bien fundados cargos penales a que se han hecho merecedores, quieren presentarlos como "persecución política".
Con tal argucia justifican la huida de los acusados por la justicia. Y Uribe les aconseja que lo hagan, lo cual es un delito si lo patrocina otro ciudadano diferente al ex dictador que se ha pasado la Constitución y las leyes por la faja, e insiste en seguir haciéndolo porque sí, porque es capaz y sus huestes se lo alcahuetean y lo protegen como los nazis al fuhrer.
Retomando la Historia, Alvarito vivió de niño la dictadura rojista, tanto como la despiadada Violencia de los 1950 que le encargaron remediar al general boyacense, Gustavo Rojas Pinilla, abuelo del actual alcalde de Bogotá.
En consecuencia, conoce el trato que este libertador providencial recibió de la oligarquía después de sacarle lo poco que podía dar.
A Uribe le está sucediendo lo mismo. Por fortuna, precavidamente supo construirse una clientela política propia que lo adora y está dispuesta a seguirlo en lo que sea, por lo menos mientras no conozcan al verdadero gurú, tan megalómano, traidor y prevaricador; tan dictatorial y reñido con la ley y la justicia.
Su gran logro fue seducir, someter y traicionar a los paramilitares, y subyugar a los parapolíticos, que le creyeron porque lo conocían y sabían de sus andanzas y las de su familia.
El propósito era quitarles sus arandelas políticas, que amenazaban la hegemonía de la oligarquía criolla tradicional mucho más que los mismos subversivos.
La disputa por el poder explica la jugada, y da cuenta de la calidad de esas oligarquías que terminaron manipulando a Uribe a su gusto, con sutileza magistral, para recuperar el poder que ya no van a soltar, como lo comprobarán pronto los incondicionales del gurú.
La jugada ha sido tan astuta, que el mismo Uribe se puso la horca en su cuello, y no tiene manera de azuzar a sus huestes, aunque es claro que su poder está amenazado y difícilmente recuperará algo del que va perdiendo aceleradamente.
No hay manera de reclamarlo, pues abiertamente nadie lo está amenazando. Al fin y al cabo, logró poner su ficha más confiable a remplazarlo.
Pero sabe que sus vilezas personales y su desprecio a la legalidad sólo se los garantizaría el clon Arias, que tanto se le parece, con quien comparte origen y al que, por ende, entiende.
Ambos son igual de ordinarios, ambiciosos y limitados intelectualmente. No entienden pero imponen. Violencias diversas, mentiras constantes, sobornos a la medida y amenazas a granel contra todo lo que los perjudica, suelen ser sus únicos argumentos, tan contundentes como torpes.
La insistencia en cerrarles las puertas de los socios naturales de Ecuador y Venezuela a los empresarios colombianos, no es más que otra demostración de su arbitrariedad y su pequeñez. Mientras Santos ha logrado suavizar la actitud de los gobernantes de los países hermanos, los furibistas se enfurecen...
Los aristócratas santafereños les producen desazón; y no saben cómo neutralizarlos. Su ambición secreta es ser como ellos, pero su origen social lo impide; les hace imposible entenderlos y evaluar sus intenciones ocultas.
No obstante, logran sospechar que los van a traicionar, pues a todo marrano le llega su nochebuena.
Pero no alcanzan a desarrollar una estrategia de defensa, a pesar de contar con la asistencia incondicional del primo José Obdulio, también tan ajeno a esas delicadezas, sutilezas y refinamientos, como corresponde a su naturaleza primaria.
Oportuna y magistralmente, a Uribe y sus hordas les irá cerrando el nudo su traidor de cabecera, Juan Manuel Santos, tan ajeno a sus orígenes y sus gustos ¡Qué cuña!
Desde luego, su propio derrumbe también lo va a comprobar el mismo gurú, ya sin teflón y bastante enculebrado con la justicia, como tantos de su círculo familiar e íntimo, incluyendo sus vástagos, su esposa, su suegro y sus cuñados, todos ellos empresarios.
Santos lo dejará tuerto, pues Uribe tampoco es tan bobo y desavisado como para dejarse arrancar los dos ojos, a no ser que Gaviria le arranque el otro por la espalda.
Su ejercicio del poder estuvo alejado de la normatividad vigente, y no tiene forma de negarlo ante jueces imparciales.
Para acabar de ajustar, los HH, Alemán, Don Berna, Báez, Mancuso; todos los paracos resentidos con el traidor, son gente que no aguanta bromas.
No son tontos ni mansos, de modo que no van a resignarse a ser los únicos que paguen por los 40 años que tanto les han dolido a los criollos mandamases.
Pronto les creerán sus versiones, que tanto enlodan al gurú, a su hermano Santiago, a su primo paterno Mario Uribe Escobar, a sus primos maternos, hermanos de José Obdulio Gaviria Vélez (primos, a su vez, del capo pablo Emilio Escobar Gaviria) tanto como al mismo José Obdulio, y a un largo etcétera que la justicia irá develándonos a medida que funcione y se desprenda del terror que les ha inspirado el furibismo a los jueces inermes y timoratos, o, simplemente, prudentes y pacientes.
Como si no fuese suficiente, el Fiscal que los juzgará no será una ficha incondicional de Uribe sino de Santos, pues la Corte Suprema de Justicia ha sido el único freno efectivo a la dictadura mafiosa y neoliberal.
Por eso se ha negado a nombrar a quienes Uribe le ha señalado, pues entiende que sería una forma de consagrar la impunidad de tantos criminales.
Y como los crímenes hay que pagarlos, tarde o temprano, Santos prefiere que el costo lo asuman los de la clase de Uribe en vez de los de la suya.
Además, la prisión en USA es una garantía para los capos de que no los matarán. Y con el cambio de gobierno, las amenazas a sus familiares por los esbirros oficiales, cesarán, pues son instrumentos del gobernante de turno, que es el que les da empleo, lo cual les garantiza ingresos adicionales a su salario y conservar sus prerrogativas.
La humanidad está atenta. Y sólo se conformará cuando vea al Karzai colombiano siguiendo la ruta de los redentores réprobos, inaugurada por Pinochet gracias a la intervención del juez español Baltasar Garzón.
¿Será moñona o jaque mate?