OPORTUNIDADES
DEL DESASTRE
Darío
Botero Pérez
1. Consumismo no es consumo. 1
2. Bestialidades
de plutócratas. 2
3. Desafío
para los dignos. 6
4. Fuentes
mortales de energía eléctrica. 7
5. Reacciones
salvadoras. 11
6. Oportunidades
de las crisis. 14
“Represa
Guajataca a punto de colapsar
en
Puerto Rico tras paso del huracán María”
(2017-09-22)
1. Consumismo no es consumo
La dependencia de la energía eléctrica ha sido convertida en
imprescindible a los ojos de quienes sólo admiten el consumismo como actitud de
vida.
Igual sucede con muchas maravillas industriales, como los teléfonos
inteligentes últimamente, cuyo poder nos puede liberar de los enemigos comunes
por siempre, de modo que les salga el tiro por la culata, pues los difunden
para controlarnos y filtrarnos, a fin de determinar a cuáles les conviene
conservar y a quiénes, eliminar.
Tal convicción sobre la importancia del consumismo -que se confunde con
el consumo requerido por todo ser vivo para sostenerse-, hedonista y válida
desde la perspectiva individual, pero que es causa de problemas sociales cuando
no existe equidad, puede ser considerada una extensión del instinto de
conservación ejercido en medio de la abundancia.
Sin embargo, generalmente el consumo desaforado que es estimulado por
el consumismo, no pasa de ser un simple recurso, desesperado y con carácter de
placebo, para suplir la falta de gratificaciones humanas auténticas, acudiendo
a recursos artificiales e insatisfactorios, más nocivos que saludables.
Su incapacidad para llenar ansias humanas genuinas, como la amistad, el
reconocimiento o la solidaridad, conlleva que el consumismo se convierte en un
derroche frustrante, y absurdo a la luz del sentido común, además de ecocida
cuando se acude al saqueo permanente de la Naturaleza para producir la basura
que ansían los consumistas.
Por eso es indispensable racionalizarlo, aunque sin limitar los deseos
de nadie, ni censurarlo desde que no interfiera con las vidas ajenas, aunque
sus costumbres nos disgusten, o sus hábitos de consumo nos escandalicen. O los
nuestros les disgusten o escandalicen a otros, lo cual es bastante corriente.
Pero desde que no se afecte objetivamente la vida o el bienestar del
otro, toca ser tolerantes para que todos disfrutemos la propia, a nuestro
gusto.
Desde luego, esta actitud la rechazan los moralistas que se consideran
con derecho a intervenir en las vidas privadas de los demás, hasta el punto de
descalificarlos porque desaprueban sus formas licenciosas de vivir.
Unilateralmente considera el puritano que tiene pleno derecho a
reprimir a los demás, si se comportan libremente, sin ajustar su conducta a la
que ha recibido la aprobación social de los hipócritas con poder.
Estos personajillos mediocres, envidiosos y ambiciosos, pelechan a la
sombra de las instituciones y los falsos valores con los que violan la ética y
sacrifican a las personas por defender principios ideológicos superiores.
En aras de este desconocimiento abusivo del diferente que no se somete
a los prejuicios de los involucionados, el fanático llega hasta convertirse en
un criminal en defensa de las buenas costumbres, que son las suyas, desde
luego, y no sólo para los dementes del pueblo elegido.
El honesto alienado cree profesar las mejores costumbres posibles,
regido por rígidos valores morales, aunque reñidos con la ética universal.
Procede embrutecido, basado en su intolerancia tanto como en su
ignorancia de otras maneras de apreciar la Vida, quizás mejores. Actúa como si
matar no fuese lo peor, sino un servicio sublime a dios.
Pero hablando en término ajenos a prejuicios ideológicos, la
satisfacción de las necesidades, los deseos y los caprichos de consumo de las
personas con una abundante pero saludable disposición de bienes de uso de
origen industrial, se logra al superar las sociedades piramidales que intentan
llenar su vacío consumiendo en exceso, y humillando a quienes no tienen la
capacidad adquisitiva para hacerlo.
Desde luego, quiere decir que el bienestar general proveniente de la
racionalidad económica sólo es posible conseguirlo para todos los seres humanos
en las sociedades planas o igualitarias de verdad, respetuosas de la biosfera,
porque:
¡No se consume trabajo humano y los insumos se reciclan! De modo que
¡No se arremete contra la Naturaleza nunca más!
De ninguna manera se industrializarán sus procesos ecológicos, porque
se respetarán sus ciclos y se diferenciará entre lo artificial y lo natural,
protegiendo lo natural en vez de corromperlo con lo artificial, como hacen los
enemigos comunes para destruir la Vida.
Hasta la riqueza genética surgida de millones de años de evolución
pretenden reducirla, controlarla, adocenarla y apropiársela estos indeseables
moribundos, dedicados a envenenar todos los ambientes desde hace años.
Por eso fumigan la comida con glifosato, por ejemplo, lo cual usan de
argumento para hacerlo con los cultivos de coca, pese a que con la rentable
ilegalización los obligan a establecerlos en ecosistemas bastante frágiles y
valiosos. Tal casualidad es otra prueba
de las máscaras económicas que los sionistas y sus cómplices masones y basp le
ponen a su determinación fanática de apurar el Apocalipsis. Al efecto, la
guerra nuclear les parece ideal, pero el ecocidio sistemático no es menos
grave.
Lo sensato cuando se puede producir sin límites lo que se desee, de
modo que no haya escasez de nada artificial, consiste en que no se desperdicien
los recursos sin buscar ni obtener ningún beneficio, por simple perversión y
jactancia ruin, con el propósito de convertir el Mundo en un basurero
invivible.
Realmente, así lo hemos hecho desde la aparición de la revolución
industrial a finales del siglo 18.
Pero tenemos la obligación de dejar de hacerlo inmediatamente, pues
cada día los daños son enormes por causa de la criminal explotación neoliberal
de la biosfera, a la cual cada consumidor indolente contribuye borrega y
asnalmente, sin criterio, inducido por una publicidad perversa que nadie sanciona
aunque miente a propósito.
2. Bestialidades de
plutócratas
Estas absurdas estructuras históricas que concentran el poder en los
más desalmados, embrutecen los instintos y rompen la solidaridad entre seres
humanos que se respetan y aprecian mutuamente cuando tienen la oportunidad de
relacionarse en términos normales, como miembros de la Aldea Global.
Degradan la condición humana y los progresos afectivos y emocionales de
las mayorías evolucionadas, en beneficio de unas élites de sicópatas brutales
que en todo imponen su impronta o marca criminal.
Y cuyos valores son realmente deplorables por inicuos y deficientes,
pues no buscan la realización personal que da la satisfacción de haber vivido
fiel a sí mismos, con honradez y deseos de ser el mejor posible haciendo lo
máximo que el talento personal permite cuando dispone de los recursos
necesarios.
Prefieren el éxito transitorio y superfluo a la satisfacción de haber
cumplido con su conciencia a través de los años vividos, aprendiendo siempre, y
aportando con satisfacción y generosidad lo aprendido.
Desde luego, en la sociedad horizontal, nadie puede, así lo desee,
convertir en dogma su opinión, ni la opinión ajena, por lúcida o válida que
sea, negándose a cuestionarla y superarla, cuando algo mejor lo justifique.
Pero se resuelve cuáles normas adoptar, sin supersticiones, con la
participación democrática, que a todos respeta como iguales y discute todo lo
que afecte a la sociedad o a sus miembros individualmente considerados.
No se requiere estresarse (o angustiarse, como decían los abuelos en
español), ni pretender superar a nadie envidiando las oportunidades que se le
brindan, cuando desaparece la carencia de los medios para intentarlo,
suministrados por la sociedad en vez de por improvisados mecenas que llevan su
propia cruz.
Pero los plutócratas consideran que subyugar y despojar a los demás es
la máxima demostración de superioridad que puede alcanzar un ser realmente
evolucionado, lógicamente superior a los mediocres fracasados.
Miden su individual grado de evolución por su falta de empatía con la
Vida y los otros, tanto como por su instrumentalización y cosificación de la
Naturaleza, que desprecian y sólo estiman como fuente de caudales personales.
Siempre actúan como cánceres y tuberculosis incurables para el cuerpo
social y para la biosfera en general, de modo que exigen sepultura si queremos
evitar que nos infecten mortal e incurablemente, si es que ya no cruzamos el
punto de no retorno, de modo que el desastre ya sería imparable.
O sea, ya serían la peste incurable y la muerte masiva, inevitables.
Por fortuna, aunque es incipiente y exige acelerar el paso, cada vez
hay más gente resuelta a enterrarlos junto a la Historia, en vez de aceptar
resignados e impotentes la condena del Apocalipsis, Armagedón o Dabiq.
Tal condena milenaria está siendo implementada por fanáticos
retrógrados que quieren precipitar el Fin del Mundo en defensa de dogmas
absurdos.
Desde un punto de vista humanista ecuánime, es imposible atribuir su
origen a algún dios verosímil, si se procede con honestidad en vez de
revestidos de un fanatismo que oculta la condición asesina insaciable de los
presuntos representantes de su dios y defensores de su causa, como si tal ser
fuese incapaz -pese a ser dios- de iluminarnos a todos.
Teológicamente, si lo fuese, todos estaríamos iluminados, tanto o más
que los mártires de la fe, que se ganan su paraíso matando y destruyendo gente
decente e inerme, inclusive aunque no se burlen de sus estúpidas ridiculeces de
sicópatas sagrados y absolutamente despreciables.
Simplemente porque ignoran los dogmas del aberrado santón, asesino y
beato, o porque interpretan de forma distinta los dislates conocidos por ambos
de memoria, cuando se trata de herejes mutuos, convencidos de que conocen la
voluntad y la palabra de dios, y están resueltos a defenderlas con sus
miserables vidas de intolerantes sagrados.
El mismo personaje despiadado y caprichoso, además de omnipotente e
invencible, que han usado sionistas, cristianos y musulmanes para matar herejes,
infieles y rivales durante siglos, es ahora, y siempre lo ha sido, divisa de
criminales disfrazados de gente decente, lo cual engaña a los auténticos
decentes.
Tal gentuza dice ser capaz de intermediar legítimamente entre la
divinidad y sus creaturas humanas.
Son tan buenos que tan elevado servicio lo prestan por una módica
limosna. O por un diezmo minuciosamente calculado, como el que le cobró el
apóstol Pedro al tramposo o avariento Ananías, quien no quería entregar toda su
fortuna a la comunidad cristiana primitiva y comunista.
Tal egoísmo se lo cobró ejemplarmente la piedra sobre la que se fundó
la Iglesia cristiana, matándolo sin agresiones físicas, por intervención divina
bastante oportuna y aleccionadora para los demás reacios a entregarle sus
fortunas a la naciente cofradía de santos perversos.
Desde entonces, la santa institución llena de pedófilos no ha dejado de acumular tesoros y riquezas.
Además, se ha legitimado a partir de cuando Constantino, dejando de
perseguirla como enemiga del imperio romano, le permitió convertirse, a
instancias de su santa madre Elena, en una institución sagrada con poder
político y secular, evidentemente incontrastable por los indefensos pecadores
al quedar protegida por el Estado con su poder terrenal armado e
institucional. Con éste era fácil
representar el infierno en la tierra para cualquiera que careciese de fe, como
bien claro lo dejó establecido la horrorosa Inquisición cristiana.
Yahvé, Jesús (representando a su respetado Padre, más precisamente) y
Alá son nombres que han servido como divisa para genocidas de vieja data, hoy
tan alborotados y vigentes como los yihadistas, cuyos crímenes son de la misma
estirpe que los de los sionistas asesinos de palestinos, y los cometidos por
las bestias de la America o USA profunda que apoyan al troglodita Donald J.
Trump.
Si no los paramos de una vez, los crímenes de estos involucionados
sicópatas prometen ser los peores que la Humanidad haya conocido. De modo que
la responsabilidad de quienes estamos vivos es enorme e ineludible: ¡Vencer o
Morir!
Igual sucede con los cristianos ortodoxos
que creen que Putin es la reencarnación del padrecito Stalin y el zar Iván el
Terrible. Esto es, el iluminado predestinado y poderoso que les restablecerá su
condición de gran Rusia, inigualable en el concierto de las naciones, perdida,
la última vez, tras la caída de la URSS en 1989, a instancias de la labor de
cuatro inolvidables arribistas, modelos de lacayos incondicionales de los
plutócratas amos del Mundo, tanto como destacados e influyentes traidores de
sus pueblos; a saber:
1.
Karol Wojtyla, el papa polaco hoy
conocido como san Juan Pablo II, a quien iban a canonizar junto al pedófilo
Marcial Maciel. Este santo varón, fundador de comunidades católicas, pudo
cometer toda clase de delitos y agresiones sexuales contra menores, incluidos
su propios hijitos que lo denunciaron públicamente. Procedió con impunidad
disfrutando de la inmunidad que le garantizaba su socio polaco al designar a la
santa comunidad de los religiosos que mandaba en su prostíbulo o lenocinio de
la alta sociedad, como una prelatura especial del Papa. Por tanto, nadie tenía
derecho a intervenirla, investigarla o criticarla, por ser evidentemente santa.
Lástima del testimonio inoportuno de sus hijos y la niña engañada que los
parió, tras casarse con el personaje, que se le presentó como un laico
floreciente y no como un cura bandido.
2.
La dama de hierro, Margareth Thatcher, hija
de plebeyos y resuelta a eternizar la condición lacaya de las mayorías inglesas
en beneficio de la reina Isabel y su gallarda dinastía, orgullo de miserables
arrogantes, que se vanaglorian de su condición vasalla. Y celebran con
inusitada alegría que la monarquía siga, como si se tratase de canallas
genéticos sin posibilidades de redención.
3.
El presidente actor, Ronald Reagan, dispuesto
a representar cualquier papel después de fracasar como vaquero de Hollywood. Su
dúctil condición les otorgó un poder enorme a los halcones de Washington. Les
permitió a los banqueros romper todas las barreras impuestas por el capitalismo
clásico para que no abusaran de su condición privilegiada frente a sus
deudores, sus ahorradores y la sociedad en general. Pudieron acudir a los
fondos de la DEA para financiar a los contra sandinistas de Nicaragua, aunque
el FSLN terminó ganando el pulso. Le revivió el espíritu de grandeza
republicana a una nación que viene arruinada desde antes de que el simpático
actor representase el papel de su vida.
4.
El inefable Mijail Gorvachov, todavía vivo y
avergonzado de su traición a la lucha de su pueblo. Guiado por Lenin y otros
sionistas bien financiados por los Rothschild, como Trotski y Stalin, este
pueblo ruso -realmente obreros y campesinos resueltos a deshacerse de la
esclavitud, orientados por los bolcheviques- fue capaz de construir una utopía.
Pero se propusieron destruirla cuando el Nuevo Orden Mundial cuajó lo
suficiente, de modo que al académico traidor los “think tanks” del
Neoliberalismo lo impusieron como Glasnot y Perestroika, y el oscuro e
improvisado líder se apropió del poder soviético con habilidad de actor
protagónico mundial, mejor que los otros tres, tal vez, cuya muerte y deshonor
le ha tocado presenciar y adivinar para sí mismo.
Desde luego, apenas se mencionan las cabezas de aterradoras carnicerías
y depredadoras aventuras criminales contra la Naturaleza, que ofenden la
dignidad humana y no tenemos derecho a seguir tolerando quienes fungimos de
decentes y dignos, amigos insobornables de la Verdad y defensores
incondicionales de la Vida.
Los acomodos capitalistas en la decadencia neoliberal, conforman
soluciones falsas, reaccionarias, retrógradas o anacrónicas, gastadas y
fracasadas, que reproducen los peores momentos de absolutismo totalitario
propios de esta Historia, sufrida por la Humanidad para avanzar hasta donde
hemos llegado.
Ahora se trata de perecer con ella. O de superarla para ingresar a una
etapa más avanzada de civilización humana, que los sicópatas quieren robarnos
con su poder alternativo, representado por su Nuevo Orden Mundial, cuyas soluciones
son mortales todas, como la depredación de la biosfera y la guerra atómica.
Pero podemos vencerlos estableciendo la Sociedad Democrática Global,
actualmente funcional gracias a las redes sociales, que tan útiles han sido
para suplir la deficiencias de las autoridades en el caso de México con los
terremotos del 7 y el 19 de septiembre y los demás, tanto como para las
víctimas de los numerosos huracanes que han afectado la región.
El pueblo se muestra cada vez más empoderado, convencido de que de los
politiqueros, necesariamente corruptos, nada bueno se puede esperar, ni
siquiera -como ha sido evidente ante la obvia negligencia oficial subsanada por
la eficaz y ejemplar intervención ciudadana directa- un rescate oportuno de las
víctimas de tales tragedias.
Por lo demás éstas son, quizás, más artificiales que naturales, si
tenemos en cuenta que el proyecto HAARP existe y puede causar terremotos y
huracanes, tanto como inducir estupidez colectiva, según se sabe
fehacientemente desde hace varios años y está suficientemente documentado en la
red, a disposición de cualquiera.
De cualquier manera, cuando la matanza de los estudiantes mexicanos de
Ayotzinapa cumple tres años y es obvia la calidad de crimen de Estado del
desaguisado, que las autoridades se esmeran en enredar para impedir que se
conozca la verdad; la negligencia oficial para salvar vidas en los terremotos
de septiembre de 2017 aporta más elementos de juicio objetivos para confirmar
el carácter anti popular de los politiqueros que gobiernan a los pueblos. Por
eso mataron a los valientes y valiosos normalistas.
En cuanto a los terremotos, es patético el caso de los contabilistas
que quedaron atrapados desde el 19 de septiembre en el cuarto piso de un
edificio que colapsó en ciudad de México.
Aunque se logró rescatar vivos a 26, se abandonó a su suerte a 51 más,
que pudieron salvarse de haber mantenido un ritmo constante de trabajo para
retirar escombros manualmente, como estaban y siguen estando dispuestos a hacer
numerosos voluntarios a quienes se les ha negado la posibilidad por simple
arbitrariedad oficial.
Y apenas a ocho días del terremoto del 19 se renovaron las tareas de
rescate a un ritmo razonable. Así se han recuperado 21 cadáveres, pues ya es
difícil que queden sobrevivientes, de modo que los seres sensibles y los
familiares de las victimas estamos convencidos de que la negligencia de las
autoridades corruptas es deliberada.
Va más allá de su mediocridad, ineptitud e incapacidad para resolver
problemas con autonomía y creatividad pues, aunque sólo saben obedecer órdenes
de plutócratas superiores, pudieron admitir la colaboración ciudadana
espontánea y generosa, capaz de resolver
lo que para las autoridades es imposible.
¡Quieren asegurarse da no hallar vivo a nadie más!
Es inexplicable dejar abandonadas a tantas víctimas durante tantos días
pese a que tanta gente ha estado dispuesta a retirar los escombros a mano. Pero
las autoridades corruptas e irresponsables no lo han permitido, arguyendo
retóricas criminales cuyos responsables han de ser identificados y castigados,
pronto y ejemplarmente.
A un alto precio, la Democracia Directa ha demostrado que es el único
camino adecuado, acertado y posible para vencer la iniquidad, pues muchas vidas
se salvaron por la iniciativa ciudadana, desplegada como una forma incipiente
de poder popular.
Empoderarnos es la solución total, única aceptable, posible y real. No
más elecciones ni falsa democracia representativa. Democracia Directa ya.
3. Desafío para los dignos
Como todas las actividades falsamente productivas, pero realmente
depredadoras y letales bajo el absurdo sistema capitalista, ahora agonizante
pero resuelto a diezmarnos en vez de esperar que lo sepultemos junto a la
Historia que lo engendró; ésta y aquél, con el nombre de Neoliberalismo
adoptado en su horripilante estertor final, se niegan a morir.
Prefieren extinguirnos, algo que no compartimos muchos que deseamos
garantizarles un excelente futuro a la Humanidad, la Vida y la Tierra, y vivir
algunos añitos más, si se puede, pero en condiciones dignas para todos.
En esa tónica juicio finalista, la generación de energía eléctrica ha
sido pervertida desde que la adoptó el capitalismo como una mercancía, al
preferir acudir a fuentes traumáticas para producirla.
Esto es, causando a propósito daños al Medio Ambiente y a sus
poblaciones, cuyas consecuencias cada vez son peores por la simple acumulación
de efectos.
Pero se agravan porque es creciente la capacidad de destrucción
ofrecida por la tecnología actual -corrompida por los potentados y sus
multinacionales monopolistas para aplicarla a la destrucción del planeta con
excusas económicas absurdas.
Por tanto, en un año destruyen lo que a generaciones anteriores les
costaba decenas o cientos de años arrasar, aunque realmente eran poco
inclinados a agotar sus medios de subsistencia pese a su ignorancia. No mataban la gallina de los huevos de oro
sino que vivían de los que iba poniendo a su ritmo.
Así están acabando con las selvas del Mundo, sometidas día y noche a la
deforestación con motosierras manejadas por monstruos enemigos de la Vida.
O con los frágiles y remotos ecosistemas, y con los cercanos que
producen alimentos para la sociedad. Abusiva e inconstitucionalmente, todos son
sometidos a la depredadora minería a cielo abierto, de la que se ufanan
criminales tan ruines, insensibles e ignorantes que no dudan en documentar sus
delitos llenos de procacidades.
Los consideran grandes proezas, que vuelven más rentables porque los
videos de sus crímenes contra los recursos naturales se los compran algunas
absurdas cadenas de televisión para entretener a su público codicioso e
ignorante.
Pero también han de servir para condenarlos por tantas canalladas. Lo
hartemos después de recuperar el poder y las riquezas que nos han arrebatado
los sicópatas desalmados, ruines, carentes de sentimientos nobles pero felices
como triunfadores.
La sublime condición de triunfador supera la de genio, artista,
científico, sabio o creador, a los ojos de esa gente. Es la máxima condición que conciben para un
ser humano. Y triunfar es acumular dinero hasta ser el que más posea y más esclavos pueda comprar.
Tales personajes ponen sus vidas miserables sobre la de cualquier
creatura, así sea la íntegra de la misma Madre Tierra, que nos sustenta a todas.
Y están destruyendo la Tierra como ninguna generación anterior de
sicópatas al mando pudo hacerlo.
Ni ninguna comunidad de gente decente y sensata se atrevió a
intentarlo, como bien claro lo estableció la carta del jefe Seattle al
presidente de USA a mediados del siglo XIX, criticando el exabrupto de comprar
y vender la tierra, que es sagrada y no pertenece a ninguna forma de vida
aunque nos sustenta a todas.
No obstante, en el peor de los casos de avaricia y ambición existentes
en el pasado, acabar con la biosfera como resultado de la explotación de los
recursos naturales les era casi imposible hacerlo a nuestros ancestros, porque
la Naturaleza tenía tiempo de reponer lo que fuese renovable.
Es lo que nos demuestran y enseñan esas culturas milenarias que han
sobrevivido al desprecio y el exterminio occidentales, y que son ejemplares con
su Ecología Social para el futuro de la
Humanidad.
Pero la bestia blanca no respeta tales supersticiones. Su auténtico
dios es la codicia. O sea, es víctima constante de uno de los peores demonios
concebidos por la Humanidad. Y se considera superior a los demás gracias a sus
pactos con el diablo.
Tal es el talante del patético bad rubio que ostenta ilegalmente la
presidencia de USA, a regañadientes de la pusilánime sirvienta Hillary Clinton,
que, aunque obtuvo la mayoría de los votos pese a las trampas evidentes de los
republicanos, carece de la berraquera necesaria para enfrentar a los amos
halcones, pero insinúa que alguna vez podría hacerlo.
El desafío, entonces, es vencer a esas bestias que están resueltas a
exterminarnos y destruir el planeta.
Con tal propósito eligieron al monstruo imprevisible para realizar la
jugada macabra, como lo está haciendo ante el horror de los decentes, que ya
comenzaron a entender que si no reaccionamos juntos nos fregamos todos.
Las estrellas deportivas, tan influyentes entre los analfabetas
políticos, ya están expresando su decisión de luchar ejerciendo sus derechos
ciudadanos, arrodillándose al escuchar el himno nacional de USA, en vez de caer
en la violencia que anhelan y fomentan los miserables asesinos dirigidos por
los plutócratas.
Es de esperarse que los numerosos aficionados comprendan que son los
plutócratas endiosado por la sionista atea Ayn Rand, quienes están retando al
pueblo conformado por ese 99% medio
idiotizado por los orates del 1%, integrados por sicópatas tan patéticos y
peligrosos como la bestia Trump.
Se trata de recuperar la dignidad que mostraron en 2011 los espontáneos
manifestantes del movimiento Occupy Wall Street, aprovechando la experiencia
adquirida y el progreso en la Aldea Global.
Ahora, prácticamente todos nos hemos convertido en ciudadanos del
Mundo, capaces de superar a los dirigentes, que siempre son inferiores a los pueblos.
Estamos en condiciones de demostrarlo, despojándolos del poder y las
riquezas que nos han arrebatado durante los últimos cinco mil años,
correspondiente al período antropológico conocido como la Historia, que agoniza
y quiere llevarnos a su tumba.
Basta obrar a conciencia en vez de acatando órdenes.
4. Fuentes energéticas y
prácticas mortales
De esa brutalidad suicida -promovida por el capitalismo y sus
vertientes socialistas y comunistas- hace parte destacada la generación de
energía de las peores maneras.
Entre éstas figura la quema de madera, un recurso usado por las
comunidades más primitivas para cocinar sus alimentos generando calor, y que se
dice fue la causa de la decadencia precipitada de la civilización maya. Pero es
algo realmente marginal frente a las demás agresiones mortales a la biosfera,
claramente debidas al capitalismo.
Es mucho peor y realmente imperdonable dedicar extensiones enormes de
tierra para sembrar y cosechar en monocultivos de carácter industrial,
absolutamente depredadores, palma de aceite y otros vegetales destinados a
producir agro combustibles mortales, en vez de comida.
Sin embargo, los politiqueros y sus maestros neoliberales -herederos de
los capitalistas decimonónicos con su maltusianismo falaz y escandaloso,
agitado desde el siglo 19 para culpar a los pobres de su pobreza y no al
sistema inicuo que la genera al funcionar- dicen, afirman y juran que somos
demasiados para poder alimentarnos...
Hasta benefactores de la Humanidad se consideran tales bestias
vitandas, despreciables, detestables, criminales, que son auténticos bandidos
de cuello blanco o caballeros de industria.
Entre tales se destacan los ecocidas del agro negociado industrializado
contra natura, que David Rothschild había elegido como su sello personal en las
tragedias causadas por su familia nefasta a la Humanidad y la Vida en general.
Por su parte, aunque los agro y bio combustibles comparten varias de
sus características letales, los efectos nefastos de los combustibles fósiles
(carbón, petróleo y gas) son de un orden superior, pues destruyen las entrañas
de la Tierra, envenenan las aguas y el aire, y precipitan y agudizan el
calentamiento global tanto como la degradación de los ecosistemas.
Claramente, ser trata de consecuencias y resultados inocultables que
indican el evidente carácter criminal de su empleo como combustibles.
La insistencia en usarlos como fuentes de muerte disfrazada de
bienestar, es una catástrofe reiteradamente advertida, denunciada y combatida
por el Papa Francisco, y por mucha gente sensata desde hace años.
Pero a ninguno le hacen caso los plutócratas, que son los enemigos
comunes de todos.
En consecuencia, ya no queda ninguna duda de que nos urge derrotarlos,
cuando es evidente que planean matarnos mediante el conflicto nuclear que ha
anunciado el criminal bad rubio en todas las formas y escenarios, incluyendo la
Asamblea General de la ONU de este septiembre de 2017, en medio de huracanes y
terremotos.
O sea, la tarea de enterrar la Historia y a los sicópatas que la han
dirigido y disfrutado, nos corresponde a nosotros, los inermes dignos que
podemos cambiar el sistema y la misma era antropológica piramidal si nos
empoderamos simultáneamente, dejando de delegar nuestro poder personal y
soberano en politiqueros.
Y, también, eludiendo la lucha armada que esperan como reacción para
matarnos impunemente.
Nuestra fuerza es la cantidad, blindada con la Verdad y la hermandad
globales de los enemigos de los sicópatas asesinos. De ninguna manera seríamos
superiores replicando el crimen. O sea, asesinándolos, pese a que se lo merecen
como nadie más.
Desde luego, los efectos sobre la salud del uso de necro combustibles
son innegables, así se los achaquen al consumo de tabaco, pues nunca admiten
responsabilidades propias.
Sin dudas, el carácter nocivo de los cigarrillos también es innegable.
Pero más que al tabaco se debe a los venenos que le agregan para darle sabores
y olores artificiales, pues esos viejos centenarios que fuman los tabacos que
ellos mismos arman o lían, no son excepcionales ni suelen morir de enfisema
pulmonar ni de cáncer de pulmón ni de ninguna de las numerosas enfermedades que
le achacan, por ley arbitraria, al consumo de cigarrillos, según se ve en las
cajetillas en que los empacan.
En cuanto a los combustibles suicidas, las siete hermanas que
monopolizan la producción de petróleo y la industria de hidrocarburos desde el
siglo XX, son sagradas e intocables.
No obstante, el crimen continuado de la BP en 2010 en el Golfo de
México, al dejar durante meses un pozo abierto en el fondo del mar aprovechando
que la gente estaba absorbida por el campeonato mundial de fútbol; aunque
alcahueteada por Barack Obama le salió caro a la multinacional, porque era
necesario calmar a la temida opinión pública cuando acabó el efecto de
distracción del evento deportivo por excelencia.
A esos propósitos aterradores de quemar riquezas no renovables para
hacer rodar vehículos, o para producir energía eléctrica moviendo grandes
generadores a punta de calor y vapor; se suma el horror de la contaminación
causada por la industria petroquímica, que ha convertido el Mundo en un
basurero plástico y tóxico sin escape.
Sus nichos de Vida alrededor del planeta, globalizado por efectos del
desarrollo de las fuerzas productivas, quedan desprotegidos por la legislación
supranacional impuesta a los sátrapas por la OCDE, el FMI, el BM, la OMC, el
BCE y demás agencias plutocráticas, incluidos los tribunales situados en las
metrópolis, cuya jurisprudencia es considerada superior por los sátrapas vendepatrias
a las mismas constituciones nacionales.
Es común el caso del embalse deliberado de ríos aprovechando las
montañas que los encajonan, de modo que para cerrar la represa artificial y
gigantesca basta construir un muro suficientemente grueso, por el lado hacia el
que fluyen las corrientes de agua de las montañas escogidas para el enorme daño
al Ambiente.
Dicha práctica mortal constituye un reiterado crimen ecológico de
enormes consecuencias. Pero se lo quiere
presentar como un signo de progreso, minimizando sus aterradoras, deliberadas e
inevitables consecuencias.
La construcción de la represa de Asuán en el alto Nilo Azul constituye
un ejemplo aterrador y notable por su significado histórico, que acabó
abusivamente con una fuente milenaria de recursos y nutrientes naturales de la
tierra.
Su fertilidad convirtió el valle egipcio del Nilo en una famosa
despensa del mundo antiguo, hasta el punto de que salvó de la hambruna a los
judíos nómadas en varias ocasiones, como se ha consignado en sus libros
sagrados.
Tal bestialidad acabó con las fértiles inundaciones anuales de las
tierras bajas con el prodigioso limo traído de las montañas etíopes. Ahora
queda represado, cerrando esa fuente de vida vegetal y alimentos para animales
y humanos, tan pródiga, confiable y altamente rentable desde la visión
económica válida.
Al respecto, la verdadera economía es muy diferente a la crematística
actual, que la suplanta.
O sea, la economía que busca satisfacer las necesidades de todos es muy
diferente a las estafas a que nos someten los capitalistas, empobreciendo
poblaciones enteras y sosteniendo que eso es lo mejor que se puede hacer.
Como lo advierte el epígrafe, y basados en experiencias como la acabada
de mencionar con el río bíblico; ahora es evidente que esa represa boricua,
formada con el cauce del río Guajataca, anuncia un desastre de grandes
dimensiones, pues ha sido construida arriba del cauce de ríos a cuyos márgenes
benévolos se instalaron pueblos que jamás se imaginaron el futuro que les
deparaba el Neoliberalismo con sus amables fuentes de agua.
Tales poblaciones están a punto de ser arrasadas por la represa que se
desborda y amenaza con derrumbarse, causando daños peores que los del huracán
María.
El enorme crimen ambiental que significa la construcción de represas
gigantescas se repite sistemática e insistentemente por el mundo entero,
sacando del circuito de la producción agropecuaria tradicional y sostenible,
amable con el Medio Ambiente, inmensas extensiones de tierras fértiles, como la
represa de Ituango en mi montañera Antioquia, o la del Quimbo en el macizo de
oro colombiano, donde nacen algunos de nuestros más grandes ríos.
O la del río Sogamoso que costó tanto como lo que Tony Blair pagó por
la estratégica Isagen., de la cual apenas era una de las seis o más grandes
estaciones de generación de energía a cargo de la empresa oficial, ahora todas
desnacionalizadas.
Evidentemente se trata de un crimen económico de especial gravedad,
cuyos principales promotores y culpables son Juan Manuel Santos Calderón y
Mauricio Cárdenas Santamaría.
Adicionalmente, entre tantos daños más, las represas artificiales y
gigantescas impiden que los peces retornen a desovar en sus milenarios lugares
de origen, lo cual contribuye seriamente a reducir su cantidad.
Acelera la extinción de numerosas familias y hasta de especies
completas, que también sufren toda clase de oprobios por cuenta de la
depredadora y derrochadora pesca industrial a que las someten los criminales
dedicados al saqueo de la riqueza ictiológica.
Esta absurda forma de depredación masiva y cotidiana es característica
de la enfermedad o tara consumista, desde hace años intolerable, que se
complace destruyendo y extinguiendo como si los recursos fuesen infinitos y
nada frágiles e irrecuperables; pero así lo son muchos aunque a las
transnacionales no les importe.
Respecto a la transmisión altamente costosa, traumática e ineficiente,
de esa energía eléctrica generada de forma tan dañina; el cableado regado por
todas partes constituye otra barbaridad criminal que se excusa mendazmente como
indispensable para disfrutar de la asombrosa electricidad.
Y el atropello lo replican los oleoductos que hasta cruzan el fondo de
los mares; y las redes de gas domiciliario instaladas en las ciudades a un alto
costo y exponiendo a los habitantes a enormes riesgos.
En consecuencia, los ecosistemas son agredidos con pretextos económicos
inaceptables, que exigen castigar a quienes los difunden, declarándolos reos de
crímenes de absoluta gravedad e imperdonables, por mucho que se esmeren en
presentarlos como actividades productivas respetables.
Así las consideran porque les aportan ingresos y ganancias
extraordinarias, aunque no alcanzan a cubrir los costos ocultos.
Éstos los pagan los pueblos y la Naturaleza, mientras los
inversionistas extranjeros se trasladan para destruir otros espacios, tras
haber agotado los recursos de la neoliberocolonia que abandonan, y haber
sobornado a otros vendepatrias para saquear las riquezas de sus respectivos
países.
En el caso de la generación eléctrica por métodos traumáticos, el
motivo para tantas locuras es que se trata de grandes negociados que aprovechan
el aprecio público alcanzado por dicha energía para facilitar las vidas de sus
usuarios, supuestamente mejorándolas.
Tras de la explotación de esa necesidad artificial, mediante crímenes
contra la Naturaleza disfrazados de asuntos económicos fundamentales para las
naciones modernas, se esconde el afán apocalíptico por causar daños
irreparables al Planeta.
De tal manera atentan abiertamente contra la Vida, convirtiendo a la
especie humana en un cáncer contra la sublime expresión de la materia,
organizada para ser consciente de sí misma, aunque hay ideologías que les
niegan a las demás especies esa condición, porque sólo a los humanos les
reconocen dignidad, sensibilidad e inteligencia.
Pero no a todos, sólo a los sicópatas capaces de matar a quien no se
les someta, como la repugnante bestia rubia USAna dice estar dispuesta a hacer
destruyendo totalmente todo un pueblo, el de Corea del Norte.
Esas son ventajas y privilegios de la democracia representativa
perfecta, que monopolizan los plutócratas y sus cipayos para agobiar a sus
respectivos pueblos y saquear sus riquezas.
Por tanto, no temen imponer a quien le sirva a los enemigos comunes,
aunque las mayorías no lo hayan elegido. Basta y sobra con el apoyo de los amos
-que son los indispensables Atlas endiosados por la sionista atea Ayn Rand-
para que la sociedad no fracase en su labor de perpetuar la iniquidad y destruir
la biosfera.
Evidentemente, tales daños a la madre Tierra -que agudizan el efecto
del cambio climático que las tecnologías como HAARP podrían ayudar a mitigar,
de ser usadas en beneficio público- son obra de los mismos monstruos
involucionados. O sea, los reptilianos (o reptiloides) que nos apabullan a las
mayorías.
Por tanto, no comprometen a todos los humanos sino al 1% conformado por
sicópatas sin valores civilizados pero llenos de ambiciones que su falta de
escrúpulos les permiten alcanzar, pues nada los detiene en su carrera criminal,
a no ser las multitudes globales indignadas, expresándonos.
5. Reacciones salvadoras
Esos son los errores que no podemos repetir como especie que presume de
civilizada y superior, pero no concibe más que la violencia para relacionarse
con los demás, incluyendo los poderosos extraterrestres, en caso de que
existan.
La idea que nos inculcan las bestias sanguinarias al mando, es
prepararnos para atacarlos y matarlos, porque “el ladrón juzga por su
condición”.
Las tragedias recurrentes y la falta de interés en resolverlas,
expresada por las clases dominantes que las causan, nos han permitido despertar
en la medida en que entendemos la perversidad que guía a quienes nos quieren
seguir suplantando y extinguiendo.
Ya es evidente para las mayorías el sesgo mortal, criminal, depredador,
apocalíptico, del consumismo. Hasta es
creciente el rechazo que recibe de y la pena que causa a quienes lo han
practicado sin conciencia.
Ha quedado claro que los plutócratas sicópatas solamente producen
malestar, destrucción, muerte, división, pobreza y desolación.
Sin embargo, si nos apropiamos del poder que nos pertenece a todos pero
nos lo han robado los banqueros ladrones, los halcones y sus lacayos vende
patrias, todo ha de cambiar.
Y es urgente y necesario que lo cambiemos si no queremos perecer por
los designios de los enemigos comunes, ahora apurados por volver nuclear la
guerra mundial desatada desde 2001 mediante los famosos auto atentados del
11-S.
Afortunadamente, el descrédito contundente y global de esas bestias
involucionadas, ahora es de conocimiento público, aunque se esmeren en difundir
más mentiras y confusión para evitar que las personas se convenzan de que son
ciertos e irrebatibles los crímenes que promueven y cometen.
A propósito convierten en sus cómplices, además de víctimas, a gente
decente pero engañada, pues piensa que sus engañadores también son decentes y
merecedores de consideración y respeto, como lo somos todos por el maravilloso
hecho de existir.
Con la verdad los venceremos, no con fórmulas metafísicas.
En el caso de las agresiones a la biosfera causadas por las fuentes de
energía señaladas, más la atómica, cuyo peligro es de un orden superior,
absolutamente grave, como lo demuestran Chernobyl y Fukushima; lo cierto es que
el sol es una fuente gratuita de energía que llega a todas partes, sin
contaminar nada, como bien lo reconoce la leyenda de la inmaculada concepción
difundida por los católicos.
Siendo así y considerando la existencia de paneles solares de diseño
fotovoltaico capaces de transformar el calor y la luz del sol en energía
eléctrica; o los ingenios que producen electricidad a partir de los abundantes
hidrógeno y oxigeno, y cuyo subproducto es agua potable y nueva; no es
necesario que Puerto Rico y las demás islas afectadas por los huracanes se
queden seis o más meses sin fluido eléctrico.
Tampoco requieren volver a levantar los postes ni restablecer la
traumática y deficiente red de distribución.
Y hasta pueden realizar la transformación de los vehículos contaminantes
por los amables con el Medio Ambiente.
Todo ello sería una fuente de trabajos de calidad que vale la pena
adoptar.
En cambio, las energías contaminantes y sus redes de distribución,
tanto la eléctrica como la de gas, son anacrónicas, absurdas, ineficientes,
peligrosas y costosas. Pero se prestan
para grandes negociados a favor de los politiqueros y contra el pueblo; de modo
que es muy probable que sean las elegidas por las autoridades.
Es lo que ocurrirá si el pueblo no se manifiesta con claridad y fuerza;
como jamás lo ha hecho.
O sea, asumiendo la soberanía que le pertenece y le han robado unos
corruptos que lo suplantan para estafarlo y humillarlo negándole sus derechos y
hasta tachándolo de terrorista potencial, como ha sucedido desde que el
fronterizo Bush resolvió iniciar la guerra de civilizaciones con los auto
atentados del 11-S de 2001, 28 años después del bautismo a fuego y sangre del
Neoliberalismo con el golpe de Estado contra Salvador Allende en Chile.
Si han de invertir en su bienestar, las soluciones a las recientes
catástrofes han de ser democráticas y avanzadas, en vez de repetir las
tragedias que significa continuar con las formas tradicionales de relacionarse
con el Ambiente y producir energía destruyendo la biosfera y agotando recursos
que podrían tener un uso mejor.
Además, si actuamos con dignidad, hay que conservarlos para las demás
generaciones, pues la nuestra no está obligada a acabar con todo, aunque la
extinción es el resultado evidente de la dinámica consumista de corte suicida
estimulada por el consumismo.
Efectivamente, dicha dinámica está acabando con todo, aparentando que
no es un crimen deliberado -bastante reiterado en los libros sagrados de los
abrahámicos, quienes añoran el Juicio Final posterior al Apocalipsis que están
acelerando.
Ocultando estos mitos religiosos, presentan el saqueo de la biosfera
como un asunto económico que no se puede criticar porque da dinero, como lo
daba y lo siguen dando la esclavitud, o los negociados de armas y de órganos
humanos.
Pero los defensores a ultranza del negocio, de cualquier negocio que
produzca lucro, así sea de carne humana, son los mismos que ilegalizan el
consumo de drogas del placer, satanizando su consumo, que es una práctica tan
antigua como la Humanidad.
Tan asombrosa intervención en el libre albedrío la disfrazan los
hipócritas como una insólita preocupación por la salud de las gentes, quizás
parecida a la que mostraba Pedro Claver por los negros traídos de África como
esclavos para la católica América hispana.
Pero en el caso de los politiqueros y demás intermediarios
delincuentes, aunque se presenta como preocupación por el bienestar de los
niños, la ilegalización busca convertir las drogas del placer en un negocio
altamente rentable, que no lo fuese si el asunto fuese legal.
Si no superamos la perversidad neoliberal, que podemos derrotar
aprovechando las catástrofes recientes, la gente del común que las ha sufrido
habrá de pagar sumas enormes por falsas soluciones, en vez de disfrutar de
energía gratis indefinidamente.
Esta conquista también la podemos conseguir los demás habitantes del
planeta, si nos deshacemos de los politiqueros que nos suplantan para entregar
las riquezas naturales, las empresas públicas y la soberanía colectiva al mejor
postor. O sea, al que les pague los más jugosos y seguros sobornos, o coimas.
Pero el cambio de modelo lo decide el pueblo en vez de Trump o el
gobernador lacayo de Puerto Rico, Ricardo Roselló; o el sátrapa Juan Manuel
Santos en Colombia y sus clones en los demás países.
Es asunto exclusivo del pueblo en todo el Mundo; sin discriminar ni a
los sicópatas, pero con la plena intención de desempoderarlos y cobrarles sus
crímenes imperdonables. Que lo son aunque los presenten como virtuosos y
fructíferos; o como decisiones inevitables por ausencia de alternativas.
Sin embargo, hay muchas soluciones realmente buenas, que no destruyen
la biosfera ni exigen grandes esfuerzos ni derroches de trabajo humano, aunque
son más productivas que las elegidas por los plutócratas para acumular
ganancias y ser los más ricos, así la biosfera se agote y la Vida se extinga.
¡Elegir las más adecuadas formas de producir energía pero, sobre todo,
vencer a los plutócratas son tareas que hacen parte de la indispensable
Revolución Democrática Mundial!
6. Oportunidades de las crisis
De todos modos, lo cierto es que las recientes tragedias causadas por
terremotos, huracanes y deslaves, constituyen la oportunidad histórica para
tomar democráticamente medidas sensatas, realmente económicas, simples,
poderosas y eficaces.
Una de gran importancia sería la transformación energética radical,
rechazando las fuentes sucias y traumáticas para obtener el ya indispensable
servicio para los consumidores contaminados por la cultura occidental, quienes
consideran imprescindible contar con electricidad.
De esta forma puede aprovecharse las tragedias para enmendar errores
graves, que conllevan serias repercusiones en el bienestar y la preservación de
la Vida en la Tierra.
Podemos reconciliarnos con el Medio Ambiente, suministrar empleos
abundantes y mejorar las condiciones y la calidad de sus vidas para las
mayorías, inclusive para todos, acatando la defensa de “la Casa Común de
todos”, que tanto se esmera en proteger el Papa Francisco, angustiado
porque el consumismo y la perversidad neoliberales la están destruyendo
deliberada y aceleradamente.
Es indispensable levantar nuestra voz e imponer nuestra fuerza
colectiva para que no nos engañen, reduzcan ni controlen más los enemigos
comunes.
A saber, esos monstruos como Trump y los demás sicópatas del 1% que
concentra el poder y la riqueza, arrasando con las mayorías del 99% sin
importar si quien cae es obrero, empresario, comunista, agricultor, artesano,
médico, artista, musulmán negro, marica, carnicero o sastre, polvorero, ladrón
beato, puta sin Sida, culebrero asesino, gigante caratejo o níger en USA. O si
le gustan las lombrices crudas o la marihuana en rama en vez de la cripa.
Basta que un individuo no sea sicópata para estar condenado e indefenso
en las sociedades piramidales, mojigatas e hipócritas, que les temen a las
palabras más que a las agresiones reales.
Ante el peligro inminente para todos, tenemos que derrotar tales
formaciones sociales inicuas, de una vez y en todas partes, para que reine la
saludable Verdad, de modo que sean los crímenes y la impunidad, en vez de las
palabras y los vocablos, lo que nos indigne y convoque a luchar por superarlo.
Es una estupidez colectiva seguir permitiendo que nos despojen los
involucionados sin escrúpulos, porque su exclusivo y excluyente derecho a la
propiedad privada valdría más que las vidas de todos los expropiados, que
tampoco tendrían propiedad... pese a tratarse de un derecho que sería tan
fundamental.
Dejemos de engañarnos cayendo en la mísera lucha por conseguir un
centavo más que el otro, cuando la riqueza es abundante y alcanza para todos si
evitamos que la acaparen los sicópatas.
Satisfacer los deseos de consumo individuales debe ser una oferta
social general en vez de una meritoria obra de caridad, que ahora es
indispensable para que muchos logren sobrevivir pese al abandono en que los
mantienen el Estado y la sociedad piramidal que se encargan de imponernos los
plutócratas
Unámonos contra las bestias que acaparan el poder y las riquezas
acabando con todo.
Es lo adecuado en vez de seguir reproduciendo un sistema oprobioso que
les ofrece a los ciudadanos del común despojados del poder, el sufragio
universal como gran conquista democrática. No obstante, su función es zanjar
las diferencias entre los vende patrias politiqueros a fin de establecer a
quien le toca el turno de robar y engañar a los ciudadanos que no aprenden o
les encanta ser engañados.
O sea, ejercen, disfrutan y exigen el derecho a vender su voto individual
para elegir a los verdugos y saqueadores a quienes les corresponde el siguiente
turno gubernamental.
Sin embargo, la experiencia confirma reiteradamente que cualquier voto
por cualquier politiquero, en cualquier lugar del Mundo que haya adoptado el
mecanismo, es una transacción comercial de valores dizque sublimes.
O una declaración individual de estupidez, de esa que lamentaba Albert
Einstein al decir que es locura esperar resultados diferentes de la misma
acción. O algo parecido que tu puedes tratar de reconstruir, si te interesa ser
autónomo, digno y útil socialmente.
Es cosa tuya que nos interesa y afecta a todos.
Ojalá optes por la dignidad y no por las canalladas de los
politiqueros; de todos los politiqueros de todas las ideologías, que suplantan
a otros impidiéndoles que ejerzan su personal cuota de poder...
¿Lo permitirás tú? ¿Lo entiendes?
¿Te parece conveniente reproducirlo hasta que los tiempos se acaben; o
podemos explorar formas sociales novedosas y dignas entre todos?
El tiempo es ya. ¡Y la oportunidad, única!