Función de la Cumbre
En la Cumbre de abril, en Lima, los gobernantes lacayos del Imperio trazarán los ajustes a sus conspiraciones democrático-representativas.
Adecuarán a las nuevas realidades las garantías para los inversores depredadores y saqueadores, como los que padecen de la "fiebre del oro"; aclarando el tamaño y la logística de los sobornos correspondientes a cada emprendimiento, suicida por ecocida. Pero rentable para los vendepatrias intermediarios, que tienen derecho a multiplicar la inversión hecha para obtener el gobierno de su nación.
Ningún negociante invierte para perder. Y los sacrificados politiqueros no son la excepción, almas benditas, honestas e incomprendidas; víctimas del desagradecimiento ajeno.
Desde luego, un punto central será definir la manera de seguir impunes; impidiendo el empoderamiento del pueblo, cada vez más lanzado a ejercer sus derechos políticos directamente; aparte de ideologías, sin pedirle permiso a nadie, ni subordinándose a partidos o movimientos que lo suplanten o recorten sus derechos.
Naturalmente, en la lógica del parasitismo rentista y la politiquería vende patria, es indispensable incrementar el saqueo de los países, cediendo monopolios públicos inalienables y nichos ecológicos fundamentales, pues éste es el palo de donde salen las cucharas de los politiqueros.
Pero, para disfrutar sus cucharas en paraísos extranjeros, necesitan estar libres. Algo que ninguno se merece aunque todos creen que, sacrificando a Nicolás Maduro, los electores y los ciudadanos escépticos volverán a dormirse, vengados y confiados en sus honorables representantes