Guatemala: Jimmy Morales, remedo de dictador
Por: Ilka Oliva Corado
Neoliberalismo en acción: crimen seguro
Darío Botero Pérez
04/02/2010
Expresión local
Como eco de los estertores del moribundo neoliberalismo, es vergonzoso y ofensivo el desaforado esfuerzo de las “autoridades” municipales de Medellín por dejarnos sin árboles ancestrales, que son reemplazados por arbustos o matas de jardín, cuando no es que les perdonan la vida y, simplemente, los mutilan, convirtiéndolos en chamizos; o dejan el muñón (o soco) y tratan de ocultarlo con basuras, si le decretaron el fin al noble purificador del aire.
Tan antisocial práctica es consecuencia clara del neoliberalismo, que todo lo quiere privatizar. Y los contratistas saben que tienen que aprovechar su oportunidad, antes de que las autoridades cambien, pues todas tienen sus amigos y sus compromisos.
Gobierno venal
Es que esa lacra económica, ese cáncer del sistema, que lo está matando, todavía está vigente en todos los intersticios de la republiqueta mafiosa, cuya soberanía y riquezas Uribe se empeña en seguir entregándoles a los halcones de Washington y a los inversionistas extranjeros.
Entre tanto desangre, en 2009 negoció la entrega de nuestras reservas naturales de minerales, con lo cual la inversión extranjera en minería será enorme en este 2010, causando un daño mucho más enorme al entorno y deteriorando aún más las condiciones de vida de los nacionales, que ni empleo reciben a cambio de sus penurias provocadas por las vilezas del gobierno y la depredación de los inversionistas, afanados por enriquecerse antes de que los pueblos se levanten y recuperen sus riquezas.
Y mientras el Ubérrimo crece, y sus familiares, incluyendo sus dos neo delfines, se enriquecen, también está resuelto a seguir vendiendo la participación del Estado en ECOPETROL. Y ya habla, de nuevo, de despojarnos de ISAGEN, como si fuese su propiedad personal.
Sobre este abuso he escrito varios textos, como “Hecatombe o salvación”, “Estado de opinión”, “Defensa del individuo” o “El mortecino liberalismo”, en el cual entré en más detalles. Éstos los publiqué en 2009, pero desde 2007 he intentado advertir sobre la criminal medida pues, como lo reconoció el mismo Uribe en ese entonces, en la celebración de los 80 años de la Federación de Cafeteros, “Isagén es una firma que será más rentable que ISA, sirve para regular los precios en el mercado de la energía y además de trabajar con criterios de rentabilidad puede hacer proyectos sociales que no haría un particular”.
Dicha afirmación la recogí en el escrito “Zarpazos Neoliberales a Monopolios Públicos”, que publiqué a raíz del desafortunado intento del gobernador Aníbal Gaviria por despojarnos de la Fábrica de Licores de Antioquia para entregársela a algún monopolio extranjero.
Su ambición pudo más que la importancia de ese monopolio público para el pueblo antioqueño, cuya educación pública se ha financiado con los ingresos que produce. Y los sigue produciendo a pesar de lo mal administrada, del abandono del mercado, de la falta de innovación.
Sigue siendo, como siempre, la fuente de ingresos permanentes más confiable para el fisco departamental; así como ECOPETROL, Telecom, Isa e Isagén, entre tantas empresas industriales y comerciales del Estado, lo han sido para toda la nación. O como lo es Empresas Públicas de Medellín para las finanzas de la ciudad.
Por fortuna, tal abuso neoliberal y vil no pelechó, como no debe pelechar la venta de Isagén en que insiste el ahora desprestigiado Uribe, empeñado en convertir en plata de bolsillo nuestras grandes empresas.
O sea, él es consciente del crimen económico que insiste en cometer. Pero considera que mantenerse en el poder le conviene al país y, como está dispuesto a sacrificarse a su servicio, le parece lógico cobrar bien y disponer de la riqueza común a su arbitrio.
Isagén es una empresa con un futuro excepcionalmente prometedor, cuyos ingresos han servido para alimentar el erario sin aumentar impuestos. Seguiría siendo una fuente de abundantes ingresos para el fisco, si el presidente no fuese un vendepatria resuelto a dejarnos en la ruina, y si los ciudadanos despiertan y salen en defensa de lo que les pertenece por derecho propio y que nadie puede arrebatarles en justicia.
Al previsible y arbitrario caudillo tropical le importa más tener con qué seguir comprando conciencias que apoyen su megalomanía y defiendan y perpetúen su dictadura.
Su asesor José Obdulio le ha enseñado que, para perpetuarse en el poder, estratégicamente ha sido mejor mantener al pueblo en la mayor ignorancia, lleno de desinformación. Por eso, lo que los medios serviles llaman información y le suministran a los apasionados furibistas, no son más que alabanzas para quien los somete y les ha arrebatado todas sus conquistas laborales y sociales, a no ser que sean potentados. En tal caso, les llueven los subsidios, como lo demostró, sin lugar a dudas, el programa Agro Ingreso Seguro.
En Latinoamérica hemos sufrido demasiados personajes de esa catadura como para no comprender su ambición. Tras de mí, la hecatombe, es su consigna.
Así piensa este mayordomo con vocación de patriarca; totalmente perdido en el s. XXI, incapaz de jugar cualquier papel positivo en la era del conocimiento, cuando el recurso más valioso es la inteligencia humana, de modo que ninguna se puede desperdiciar. Pero el buen domador de caballos confía en que podrá regresarnos al s. XVI.
La catadura criminal de quienes lo rodean, le da suficiente confianza para creer que cuenta con los agentes idóneos para tamaña canallada. Esperan seguir saqueando el Estado y suprimiendo todas las conquistas sociales y políticas del pueblo, mientras se enriquecen y llenan de privilegios a los potentados.
Así como el gurú les arrebató a los trabajadores sus conquistas laborales, alcanzadas tras cruentas, tenaces e innumerables luchas a través de los años; y ha causado la práctica extinción del sindicalismo; sus émulos y admiradores están dispuestos a reducir a los ciudadanos comunes y corrientes a la mínima expresión posible de un ser humano.
Con la fuerza esperan lograrlo. La experiencia de 2002 les da esa confianza que no abandona a su arriesgado y temerario presidente, un verdadero héroe de las derechas mundiales. Uno de los dos condecorados por Bush, y que terminará seduciendo a Obama, aunque le choquen tanto los negros.
De todos modos, la época del crujir de dientes es pavorosa y no se le desea a nadie, ni a los que se la merecen. Pero la justicia exige que paguen sus crímenes, y así será, sin importar las maniobras que hagan los viles empotrados en el gobierno de Colombia.
La Corte Penal Internacional los tiene en la mira, y cada vez sus expedientes son más gruesos. De ahí el terror pánico de Uribe y sus apéndices repugnantes, dispuestos a renegociar con el Diablo para seguir abusando del pueblo y deteriorando sus condiciones de vida. Ya el juez español Baltasar Garzón ha tomado cartas en el asunto de las agresiones a los indígenas del Cauca. Tiemblen, bandidos.
Ilusión letal
En particular, consideran que autorizarles el saqueo incondicional a los usanos y a las multinacionales significa su gran obra de protección para los potentados criollos, aterrados por los castigos que sus crímenes les merecen, y buscando por todos los medios evitar pagarlos. Insisten en su derecho a la impunidad, y hacen todo lo posible por conseguirla, lo cual es muy humano, pero inmerecido.
Por eso no han objetado el inconstitucional pacto militar que cede a USA nuestra soberanía. Temen ofender a la potencia que -siguen esperándolo, aunque la Historia no les dé la razón-, será su última tabla de salvación cuando el pueblo se levante y los llame a rendir cuentas.
Suponen que pueden comprar la protección del “poderoso” e “invencible” Imperio, el famoso “tigre de papel”, como lo llamaba Mao, el revolucionario chino. No quieren admitir que “USA no tiene amigos sino intereses”.
Mágicamente esperan no correr la suerte de Noriega, o de Hussein, o de tantos aliados que, cuando caen en desgracia ante el Imperio, son abandonados a su suerte o perseguidos por los mismos patrocinadores de sus crímenes contra sus pueblos. Incidentalmente, así quieren hacernos creer que están procediendo con su socio asesino y santón, petrolero él, entrenado en tácticas terroristas por la CIA, Osama Bin Laden.
Aunque lo autorizan, y el espurio tratado de invasión abusivamente negociado por Uribe como su gran esperanza para continuar a la cabeza de la República mafiosa, lo expone con meridiana claridad; no caen en cuenta de que, para los usanos, la vida de ningún colombiano, por importante que se considere, tiene un valor comparable a la del más humilde invasor destinado a cualquiera de las siete bases, pues todos están protegidos por la Convención de Viena, como si fuesen diplomáticos de carrera:
Art. 8: Num. 1 "... Colombia otorgará al personal de los Estados Unidos y a las personas a cargo los privilegios, exenciones e inmunidades otorgadas al personal administrativo y técnico de una misión diplomática, bajo la Convención de Viena.".
Razones poderosas
Como politiquero de vieja guardia, Uribe, al fin y al cabo, sabe que Obama tampoco es más que un títere de sus admirados amigos republicanos y neoconservadores, quienes los consideran a ambos fichas útiles en su ajedrez mundial, tanto a Obama, a quien ya pusieron al servicio público de los Bush; como a Uribe, su obsecuente lacayo.
Les sirven ahora, cuando esperan dar un jaque con la instalación de sus fuerzas militares en las siete bases que les cedió el cipayo, violando completamente la legalidad colombiana.
Desde luego, una parte más importante de esa jugada magistral que acarician hace años los halcones -y que han estimulado con ataques tan dementes como los cometidos por sus socios petroleros de AlQaeda, sus grandes enemigos públicos, pero socios bajo cuerda-la constituye la venta de armas a Taiwán, que también es parte de esa desesperada ofensiva bélica usana.
Su desespero por desatar la guerra mundial corresponde al descalabro del dólar, la divisa con valor real negativo. Creen que con la guerra pueden imponer su superioridad y encubrir su irremediable bancarrota.
De ahí la importancia de provocar a la China vendiéndole armas a Taiwan, su provincia rebelde, y coqueteándole al Dalai Lama, el líder religioso del rebelde Tibet; pues el gigante asiático es su principal acreedor. Si resuelve disponer de los dólares que tiene, pone a tambalear la economía mundial y precipita la ruina de USA. Eso explica el afán por impedir que, de pronto, lo haga.
Para Uribe, la guerra anhelada por los decrépitos y anacrónicos emperadores, sería la gran hecatombe que anunció como el pretexto incuestionable para perpetuarse en el poder. Presume que contaría con el apoyo del Imperio y de la jauría uribista. Si lo logra, se volverá inexpugnable. Por eso, hay que detenerlo antes de que sea delito hasta pensarlo.
Obviamente, está comprometido con los halcones para impulsarla.
Como la invasión usana a las siete bases está cerca, Uribe ya considera oportuno volver a responder las advertencias de Chávez, y a denunciar como provocaciones y actos de guerra sus medidas para tratar de proteger a su pueblo de la invasión decidida por los halcones.
Necesita incidentes que justifiquen la criminal confrontación indeseada entre dos pueblos hermanos, que se necesitan mutuamente, pero a los que quieren causarles heridas que acaben esa relación fraternal, tan peligrosa para los potentados que basan su poder en la máxima “divide y reinarás”.
Por su lado, el Imperio quiere castigar a los gobiernos díscolos que se le salieron de las manos. No puede tolerar que insistan en buscar autónomamente maneras de construir un mundo digno, donde los potentados no tendrán cabida porque la igualdad será algo natural.
En él, la sociedad les proporcionará a sus miembros todo lo que deseen, como lo deseen, cuando lo deseen y cuanto deseen o necesiten para vivir una vida feliz, llena de oportunidades, si desean aprovecharlas; y con un mínimo de obligaciones.
El alto nivel alcanzado por las fuerzas productivas, básicamente automatizadas, garantiza que este sueño sea lo cotidiano en la sociedad plana del futuro, si logramos sobrevivir a los desastres causados por la torpe economía consumista, orientada al servicio de los potentados, los grandes acaparadores de la riqueza social. Simultáneamente, el irracional sistema fomenta la opresión y excluye del disfrute de esa riqueza a las mayorías, abandonadas y sumidas en la ignorancia.
Eso es lo que aterra a los potentados. No soportan que todos seamos los dioses que somos. Insisten en que tal condición es sólo para ellos, y el papel de los demás es garantizar que la puedan disfrutar, como ha sucedido a través de la Historia.
No entienden la Nueva Era, ni ésta les ha asignado algún lugar especial, diferente al de cualquiera.
Canalladas de gobernantes
En cuanto a nuestros árboles centenarios, durante enero de 2010 los desafueros de las “autoridades” empeñadas en reducirlos a su mínima expresión, fueron notables anuncios de su incontenible ánimo arrasador, que no cesará mientras la sociedad lo tolere. Quienes deberían protegerlos por mandato legal son quienes los están atacando. No queda a quien acudir; todo depende de los ciudadanos.
Por todas partes se observan las huellas del crimen ecológico. No se escapan barrios ni corregimientos. Si algún ciudadano no ha presenciado rastros del desastre provocado, debe ser ciego o muy distraído o indiferente. O vive en un lugar privilegiado, ajeno a las calamidades cotidianas que agobian a las mayorías.
Atacan nuestro patrimonio forestal sin ningún sentimiento de pertenencia a la ciudad, lo cual es lógico cuando se trata de funcionarios fuereños, sin vínculos afectivos con ella pero interesados en su carrera política y convencidos que su cargo actual no es más que un trampolín para otro mayor, si saben aprovechar la oportunidad que les ha ofrecido la vida. Es el clásico clientelismo, tan íntimo amigo de la corrupción y la politiquería.
Son males que siempre nos han afectado, lo que explica la poca importancia que los potentados les prestaron cuando Uribe les dio un orden de magnitud superior, sin antecedentes en nuestra corrupta república camandulera.
No obstante, insistían en presentárnoslo como un salvador cuyos crímenes le resbalaban, dizque porque estaba cubierto de teflón. Ahora es evidente que bajo tal material no había oro sino cobre de la peor calidad, venenoso, capaz de acabar con la precaria institucionalidad y llevarnos a la ruina económica, a la pérdida de la libertad política y a la enajenación del territorio y la soberanía.
Sin embargo, Uribe, predicando que iba a combatir esos tres males endémicos de la corrupción, la politiquería y el clientelismo; tanto como que en un año extinguiría a las FARC, los usó como banderas para lograr su fraudulenta elección de 2002, fundada en votos cautivos; en amenazas y extorsiones, tan serias éstas, que muchos caciques tradicionales, de vieja guardia, tuvieron que renunciar a sus aspiraciones, so pena de perder la vida en manos de los paramilitares si se atrevían a inscribir sus candidaturas. Para la actual campaña, las cosas no han mejorado. (Ver anexo de la revista Cambio: “Herederos de la 'parapolítica' se la juegan a fondo para llegar al Congreso en marzo”)
En sus pactos de “refundación de la patria”, necesitaban apoderarse del poder central, una vez acaparados los poderes regionales. Con tal fin, ya tenían definidos sus candidatos parapolíticos. Entre ellos sobresalía el destinado para presidente de la república, hermano del jefe de la cuadrilla “los doce apóstoles” que ha operado en el norte de Antioquia; el “confiable” hijo de don Alberto, quien fue un conocido mafioso asesinado, durante el gobierno del cuestionado Belisario Betancur, por las FARC al querer tirárselas de vivo pretendiendo hacerles conejo en algún negocio de drogas del placer ilegalizadas, según se dice y nunca se ha desmentido.
El negocio, sobre todo
La prohibición de la “dosis personal” fue aprobada al fin, tras años de insistencia de Uribe, por el Congreso más corrompido que haya conocido la patria, íntimamente vinculado al narcotráfico.
Éste les ha suministrado a todos los parlamentarios uribistas los fondos para adelantar sus campañas. Y en la actual también lo está haciendo, de frente, sin miedo, con todo el descaro del mundo.
No sólo es una ironía sino una demostración de la importancia de la prohibición para que el negocio de las drogas del placer ilegalizadas siga siendo de los más rentables, confiables y permanentes para los criminales que lo manejan.
Es sintomático que el abuso contra los derechos de los ciudadanos adultos haya sido propiciado insistentemente por gente relacionada con el negocio prohibido; nada menos que por el hijo de don Alberto y primo de Mario Uribe Escobar; hermano, éste, del robusto Gerente del Banco de la República, José Darío Uribe Escobar, tan decente y mentalmente opaco. Parece un clon intelectual del pequeño Ministro de Hacienda, Oscar Iván Zuluaga.
Se trata del mismo que tiene como asesor de cabecera a José Obdulio Gaviria Vélez, el intelectual de la familia, hermano de un par de narcotraficantes reconocidos por la justicia.
Es el padre de los genios financieros, Jerónimo y Tomás, un par de admirables niños prodigio, dignos de su progenitor. O superiores, pues eso de convertir en poco tiempo una inversión de 30 millones en 30.000 millones no lo pudo hacer aquel a tan tierna edad. Quizás sean más geniales que el traicionado David Murcia, aunque los maliciosos creen que se ha tratado de un delictivo tráfico de influencias más que de habilidades empresariales sobresalientes.
En tiempos de Alfonso López Pumarejo, un negocio mucho más decente de su hijo, el “pollo” López, lo obligó a renunciar a su cargo. En ese entonces, las apariencias todavía se conservaban. Inclusive, se respetaban cuando le armaron a Samper el escándalo 8.000. Después, la degeneración se ha tomado todas las instituciones.
También es el inventor de los falsos positivos, nominador del jefe del DAS dedicado al espionaje y otros delitos, y creador de las CONVIVIR, junto al malogrado Pedro Juan Moreno.
Es nada menos que el presidente de la República Mafiosa. El que cuenta entre sus innumerables proezas ser el gran promotor y pieza clave del auge narcotraficante que sacó a Escobar del anonimato y la pobreza económica, pues de la moral jamás han salido tan ejemplares personajes. Por tanto, sus ejecutorias son superiores a las del simplón bandido y asesino despiadado, Pablo Emilio, también de esa parentela.
En cuanto a su contribución al auge del narcotráfico, tan meritorio aporte a la tragedia nacional y mundial lo hizo cuando fue director de la Aeronáutica Civil, bajo el gobierno del papá del actual Contralor General de la República, homónimos ellos, Julio César Turbay.
El Turbay presidente presidió el gobierno que apoyó a Inglaterra en la guerra de las Malvinas, lo cual le da moral a Uribe para traicionar al sub-continente con la invasión militar usana a las siete bases.
Y el Turbay contralor se hace el de la vista gorda ante las innumerables irregularidades del dictadorzuelo y su tropa de incapaces, que sólo sirven para el mal y anhelan contagiárselo a todo el que le dé la mano a su sagrado gurú.
La adicción incontrolable
Como dicen en una película usana de presidiarios “arios, negros y marrones”,
· “la cocaína es el café de USA”
· “80% de los detenidos lo está por droga”
· “Toda la sociedad se droga”
Por eso, la legalización acabaría con uno de los negocios más sucios de la sociedad de consumo. Simultáneamente les daría a los adictos la posibilidad de satisfacer su apremiante deseo consumiendo drogas de buena calidad a precios razonables.
De tal forma, no tendrían que robar ni envilecerse de ninguna otra manera para conseguir con qué adquirirlas. En consecuencia, gran parte del drama social causado por la prohibición desaparecería con sus verdaderas raíces: la ilegalización interesada y criminal, que se quiere disfrazar de virtud.
Tales moralismos, tan rentables, contradicen la naturaleza. Aunque, “naturalmente”, sólo pueden hacerlo de palabra. Su propósito es sustentar un negocio macabro, montado alrededor de necesidades reales de ciertas personas: al demonizarlas surgen una violencia permanente y una vorágine asesina intolerables, que desaparecerían como por encanto con la legalización.
Por tanto, la loable pretensión de “un mundo sin drogas” parece concebida por idiotas ajenos a la condición humana. Es tan ejemplarizante como subversiva de la genética. Pero es una estrategia comercial muy eficaz. Se basa en que lo prohibido es lo mejor.
Este axioma es el fundamento de las religiones represivas y de todas las ideologías autoritarias, siempre y en todas partes. Seguir aplicándolo es un crimen de sepulcros blanqueados, como los llamó Jesús.
Méritos de lacayo
También, el mayordomo mesiánico ha sido el superior promotor del neoliberalismo en nuestra patria, como servidor incondicional del Imperio y cabeza de lanza para sus planes de desestabilización en la región; lo cual espera que le sirva para que lo considere su principal socio latino, desplazando a Oscar Arias, Alan García, Felipe Calderón y otros cuantos incondicionales vendepatrias.
De ahí su interés por apoyar al gobierno de Honduras. Sabe que hace parte de la causa reaccionaria de los halcones sionistas y wasp, quienes no abandonan sus planes de guerra ni los sueños de recuperar la hegemonía en su “patio trasero”, ahora tan independiente y promisorio para la humanidad corriente; o sea, para el pueblo raso carente de pergaminos pero pletórico de vida y talento.
Si la reelección fue totalmente ilegal, la primera campaña presidencial fue otra gran mentira de Uribe, el político consistente y absolutamente mendaz, fiel a las lecciones de “El Príncipe” de Maquiavelo, como se lo recomienda su asesor de cabecera, José Obdulio; y digno émulo de su maestro Bush Jr., quien se despidió de su aterradora presidencia dejando al mundo al borde del abismo y con la mecha de la guerra encendida por cuenta de las agresiones sionistas al pueblo palestino y al mundo musulmán.
Pero Bush, aunque no pudo garantizar que la guerra cuajara, sí se dio el gusto de condecorar al par de clones que lo secundaron incondicionalmente en sus crímenes de Estado; el flemático Tony Blair, a quien le están pasando cuentas sus compatriotas, y el montañero Álvaro Uribe, todavía con aureola e impune, aunque cada vez más desacreditado.
Nuestro verdugo está siendo víctima del axioma de que “no es posible engañar a todo el mundo todo el tiempo”. Cada día pierde más respaldo de quienes han comprendido que los engañó, y que sus políticas bandera no son más que abusos contra los ciudadanos y la soberanía nacional.
Al fin y al cabo, los méritos de nuestro traidor local son abundantes. Logró su triunfo en 2002 con demagogia, coacciones, sobornos y mentiras de una envergadura capaz de engañar masivamente.
Por fortuna, ya muchos han descubierto su vil catadura, esa que lo llevó a culminar los atentados contra el Instituto de Seguros Sociales, iniciados durante el gobierno del “pollo” López, hasta el punto de que obligaron al personal de la salud adscrito al ISS (López le quitó la C, de Colombia, que tenía la sigla ICSS hasta entonces) a organizar en 1976 una de las huelgas más ejemplares que se han vivido en Colombia.
La poderosa institución de salud pertenecía a patrones y trabajadores, pero Uribe no tuvo inconveniente en arrebatársela para asignarles sus activos, a precio de remate o hasta gratis, a las EPS privadas, en alguna de las cuales él es accionista.
Como que es en Saludcop donde el previsivo presidente Uribe invirtió cuando privatizó los servicios de salud, aplicando el modelo que el Imperio trazó para Chile; o sea, siguiendo las enseñanzas de la “Escuela de Chicago” (la promotora del capitalismo salvaje).
Entiendo que el plagio de la norma corrió por cuenta del primer Ministro de Salud del gobierno mafioso, Juan Luis Londoño de la Cuesta, quien habría sido asesor de Uribe cuando fue senador, y quien fue una víctima prematura del actual régimen al morir en un accidente aéreo que nos privó del funcionario más carismático de la dictadura furibista. El que le estaba haciendo sombra a la cabeza visible; o sea, al prodigioso gurú paisa, lo cual despertó la envidia del dueño del espejo, quien es tan vanidoso, traidor y desalmado tras su engañosa y carismática figura de seminarista pobre, como lo llamó algún lúcido.
Ha hecho todo lo posible por convertir el servicio de salud en una mercancía cada vez más costosa y de peor calidad, como lo prescribe el Imperio con su política económica neoliberal, tan miserable con los pobres de su mismo país de “triunfadores”, vergonzosamente desamparados en cuestiones de atención médica y protección de la salud, tal como se ha propuesto Uribe con las mayorías de colombianos, desde que defendió y logró imponer la ley 100 en el gobierno de César Gaviria Trujillo.
Los decretos de Emergencia Social -que expidió en diciembre de 2009 pero apenas se han divulgado en estos días- desarrollan esa política de privatización hasta el punto de que la sociedad ha reaccionado, incluyendo furibistas, obligando a que eche atrás los más evidentemente lesivos.
Aunque las cotizaciones son altísimas, apenas alcanzan para garantizarles unas tasas de rentabilidad decentes a los apóstoles de la salud. Desde luego, bajo el neoliberalismo, tales no son los médicos sino los dueños de las EPS y semejantes negocios canallas y de canallas. Éstos exigen altas tasas de retorno para sus inversiones, a fin mantener la “confianza inversionista” y sus saqueos a las riquezas de los pueblos.
Para no afectar los sagrados intereses de los inversionistas, Uribe ha tenido la genial idea de cobrarles a los enfermos cualquier gasto en salud que obedezca a un tratamiento que exija más que ibuprofeno y acetaminofén.
Es tan querido que hasta autoriza que los trabajadores puedan disponer de sus cesantías (que sólo servían para financiar vivienda o educación) para atender emergencias médicas que los asesinos de la seguridad social se niegan a sufragar con las millonarias cotizaciones de esos mismos trabajadores.
Su salud no reviste la misma importancia que la sagrada propiedad privada. No le importa que a ésta la Constitución la defina como una función social y, por ende, subordinada a intereses superiores. Al fin y al cabo, su gran misión ha sido pisotearla insistentemente, en sus añoranzas de la aristocrática de 1886.
Sin dudas, es un genio. Con razón se merece la presidencia vitalicia. ¿Acaso lo duda algún potentado? Tampoco lo dudan los furibistas del pueblo, víctimas de sus medidas pero embrujados por su carisma.
Y hablando de cesantías y pensiones, la creación de fondos privados encargados de su manejo, reemplazando o compitiéndoles a las entidades públicas que se habían encargado de ese ahorro privado, tan voluminoso y rentable, fue otra proeza de nuestro Mesías. Quienes trasladaron sus ahorros obligatorios a esos fondos, han sufrido consecuencias nada envidiables. Ellos lo saben y podrían contarnos, si no les da pena.
En fin, Uribe ha mostrado un odio íntimo y profundo a las conquistas laborales, pues se ha esmerado en desconocerlas todas. Ha llegado al colmo de decretar que el día dure hasta las diez de la noche, con el propósito de robarles el recargo nocturno a los trabajadores.
Agresión mortal
En Medellín, esos arribistas amorales y codiciosos empotrados en la administración pública, con un descaro intolerable, han tenido la osadía de tumbar y mutilar cuanto árbol han querido.
Se han ensañado nada menos que con el centro de la ciudad, que siempre fue sagrado para los paisas, y cuyo patrimonio forestal ha sido uno de los grandes orgullos de todas las generaciones que nos han precedido. Éstas siempre los consideraron gigantes nobles y amables, dadores de sombra y solaz, pletóricos de vida.
Era la mejor herencia común para un pueblo que fue noble y digno, y que ahora se debate en el enfrentamiento mutuo patrocinado por las autoridades incapaces y corruptas.
Actualmente, éstas se hallan interesadas en convertir a los vecinos en espías unos de otros. Buscan fomentar el incremento de la violencia involucrando a quienes habían podido eludirla hasta que llegó la genial propuesta del criminal régimen: pagarles en Medellín a los estudiantes para que se conviertan en sapos de sus vecinos y compañeros. Y, en Cali, a los taxistas, víctimas indefensas de la delincuencia que ha crecido geométricamente bajo el régimen de la Seguridad Democrática.
Es una invitación al suicidio que, tan estoicamente, arrostran los ingenuos musulmanes, convencidos de que si se inmolan irán directo al cielo. Pero, sobre todo y con razón, están llenos de odio contra los criminales usanos que los invadieron y los fumigan, por placer asesino, con bombas, incluyendo las de fósforo blanco que usaron los judíos para atacar a los indefensos de la Franja de Gaza, entre diciembre de 2008 y enero de 2009.
En cuanto a la sentencia de muerte para nuestros árboles, tocará insistir en la denuncia, ampliándola, pues los hechos anómalos son muy abundantes y graves.
En esa tónica, continúo reportando los aterradores, irreparables, inolvidables e imperdonables daños en la Avenida de Greiff, aumentados geométricamente desde la semana anterior, como se ve en las fotos que adjunto y que son continuación de dos envíos anteriores (Ver “Efectos micro del neoliberalismo” y “Medellín obra con amor”, anexo a “Canallada mortal”)
El daño al ambiente y el vigor del gigante que están aserrando, y que ninguno de nuestros descendientes podrá conocer ni disfrutar su sombra, son evidentes
Acción preventiva
Para evitar más crímenes de árboles saludables y siempre generosos, también incluyo algunas fotos de los que todavía conservamos en los alrededores del sector, y cuya vida está en nuestras manos. Esto nos obliga, a todos los ciudadanos de bien, a protegerlos del fragor asesino de las “autoridades” depredadoras y prevaricadoras; ostentosas violadoras de sus deberes y funciones legales; enemigas declaradas de la ciudad y sus habitantes; promotoras del envenenamiento creciente del aire que respiramos.
Las autoridades confían en que su crimen ecológico pase desapercibido en medio de la creciente ola de asesinatos de personas. No entienden que al privarnos de los árboles afectan la salud pública de forma grave, de modo que son crímenes indiscriminados contra la vida.
Además, muchos advenedizos no se mosquean por flores. Los conmueven más los cadáveres humanos y la posibilidad de serlo ellos mismos prematuramente. Tienen razón, pero lo que corresponde es cobrar todos los delitos, en vez de tapar unos con otros más graves. Lo peor, aunque bastante común, es la impunidad.
Protagonistas legítimos
Insisto en invitar a todos los que se sientan dignos, para que recojan testimonios gráficos del arboricidio general, y de los árboles entrañables que todavía se conserven en pié, antes de que los tumben.
Para impedir su desaparición hasta deberían ser adoptados por individuos o por grupos ecologistas. Éstos se comprometerían a cuidarlos y protegerlos de sus agresores, en particular de las prepotentes autoridades prevaricadoras.
Es deber de todos ganar para la causa de la vida a los amigos, a los vecinos, a los compañeros, al cura, al maestro, al zapatero, al mecánico y al carnicero, al peluquero y al señor de la tienda. En síntesis, a la gente decente que aún subsiste pero no sabe qué hacer para impedir que el crimen avance.
Si se lo proponen, pueden conformar grupos de presión que organicen protestas colectivas y comités ciudadanos de defensa de la vida en todas sus manifestaciones. Los mansos de corazón, para poseer la tierra, ahora que les llegó su tiempo, lo pagarán, lograrán y comprobarán comportándose como hijos agradecidos con la generosa madre naturaleza, a la que están matando los neoliberales a la vista de todos.
En vez de sapos, necesitamos ciudadanos ejerciendo plenamente su soberanía. Personas capaces de descalificar a los delincuentes tanto como a sus cómplices, pagados éstos por el tesoro público aunque irónicamente, son la mayor calamidad pública.
Si no nos organizamos para defendernos, los atropellos serán peores y más frecuentes y numerosos, cada vez.
Retos de febrero
El tiempo apremia. Todo está en nuestras manos; tanto en la vereda como en el mundo. La pelea contra las arbitrariedades de los potentados es un desafío universal y urgente. Nuestras armas son la verdad y la cantidad. Los afrentados somos la mayoría. En cambio, los arrogantes pusilánimes, inescrupulosos pero incapaces en sí mismos, son los afrentosos conformados por las minorías que atraen y concentran a los sicópatas depredadores y agobiantes.
Se trata de primates retrógrados, que aún tienen dinero para comprar conciencias cortesanas. A cambio de nuestros derechos ofrecen exquisitos platos de lentejas como los que sabría hacer el segundón que los judíos reconocen como legítimo heredero de su padre ciego, Isaías, el segundo hijo de Abraham engañado por Rebeca, su mujer, y su hijo mutuo, el astuto Jacob, más conocido como Israel. Quizás eso los vuelve tan buenos banqueros, maestros de la estafa legítima.
Tales bastardos consideran que su mejor hazaña es haber traicionado su linaje, descalificando al primogénito. Y siguen insistiendo en que son lo máximo que la humanidad ha conocido; nada menos que el pueblo elegido por Dios para apropiarse del mundo y su contenido.
Claramente, su destino es acompañar a Madoff en su celda.
Si vencemos el miedo, seremos invencibles. Si reconocemos la ridiculez de los potentados, no tendrán más remedio que ocupar, sumisos, el lugar que se han ganado en el cementerio de la Historia. El de chulos, estériles y ostentosos, simples criminales y ladrones. Obstáculos, detritos, miserias detestables. Ratas poderosas que desprestigian la especie humana. Afortunadamente, ésta es capaz de grandezas que sus opresores históricos ni siquiera alcanzan a concebir.
A un pueblo alzado no hay poder que lo detenga. Y si el fenómeno es mundial, la revolución será inminente y arrasadora. Su triunfo está garantizado, y la humanidad lo alcanzará por métodos pacíficos y altamente democráticos.
Democracia directa
En la aldea global, la única forma de gobernar es mediante el ejercicio de la democracia directa, en la cual todos valemos lo mismo y tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones respecto al bienestar general.
Su gran conquista será dar a luz la Nueva Era, en la cual todos viviremos como dioses, haciendo lo que cada uno quiera, desde que no ofenda a nadie. Además, en ella, el máximo derecho es ser únicos, distintos, pero iguales en dignidad y privilegios, si somos capaces de erguirnos.
Los Supermanes de los mitos imperiales han devenido en miserables e impotentes Chapulines, como lo previó Roberto Gómez Bolaños desde que se inventó al simpático personaje para ridiculizar a los usanos; esos “tigres de papel”, cobardes arrasadores y arrogantes; todos unos “héroes”, según los patrones de juicio de sus compatriotas.
Esa superioridad de carnaval es deleznable. Relegarla al pasado les corresponde a los olvidados y despreciados de siempre que, ahora, pueden llegar a gente si quieren ejercer su ciudadanía, sin tener que subordinársele a nadie pero respetando a todo el mundo. Nadie tiene el poder para impedírselo, si deciden hacerlo en vez de confiar en falsos redentores.
La salvación es asunto común que compete a toda la humanidad. La leyenda de los grandes hombres -los héroes, los salvadores, los caudillos mesiánicos-, es una farsa que ningún individuo, a pesar de sus delirios, está en capacidad de desmentir como un simple mito fundacional. Nadie es superior ni inferior, aunque sea genio o estúpido.
Se trató de una convención histórica, una simpleza fundacional, una impostura que ha resultado mortal e insostenible. Nadie es más que nadie nos han enseñado los grandes iniciados, incluyendo al que predicó para el imperio romano desde una colonia judía, el maravilloso hermano Jesús.
Ejercicio global
Para la humanidad, la reconstrucción de Haití y el trato que se le dispense a su pueblo, tanto como l papel que representen los habitantes raizales en la reconstrucción de su destino, serán las guías para los demás pueblos interesados en sobrevivir al consumismo.
Hasta el presente, nuestra especie ha estado sojuzgada por potentados, de todos los pelambres, que la desprecian y marginan del disfrute de las conquistas de la civilización y de la ciencia.
Ahora se nos presenta la oportunidad de aportarles a los hermanos haitianos todo el apoyo que necesiten para que no les enajenen su soberanía, de modo que construyan una sociedad igualitaria y armoniosa con la vida y con el planeta que la sustenta.
Su experiencia será fundamental.
Las generosas donaciones que la humanidad les ha hecho, no pueden quedar en manos de intermediarios pillos e inescrupulosos. Tienen que llegarle al pueblo y servirle para renacer, gallardo y ejemplar.
Ejercicio local
¿Será que, en nuestra modesta escala, les permitimos a las “autoridades” que nos dejen sin árboles para que los aserradores despiadados y desalmados, tan hacendosos, pero tan indiferentes frente a la vida ajena y el futuro común, puedan tener buenos ingresos y trabajo permanente destruyendo nuestra centenaria herencia forestal?
Los ancestros no lo hubiesen tolerado porque eran hombres íntegros. Toca demostrar que merecemos su legado de dignidad y reciedumbre. En manos de todos está, sobre todo de los jóvenes que los adultos y las “autoridades” quieren dejar sin futuro.
http://www.alainet.org/es/active/35973
Del mismo autor
Risas de Río + 20 21/06/2012
Golpes de gracia 04/06/2011
Talantes de fidelidad neoliberal 03/06/2011
Internet: sumisión o manumisión 19/05/2011
Catástrofes y soluciones comunes 19/04/2011
Paraíso a la mano 09/04/2011
Terrorismo civil, ardid neoliberal 04/04/2011
Alarma ecológica, desafío mundial 14/03/2011
Abundancia revolucionaria 26/02/2011
Libertad o mesianismo 07/02/2011
Más...