GLOBALIZACIONES OPUESTAS Y EXCLUYENTES
Darío Botero Pérez
Lo que el Brexit significa es el rechazo de un pueblo maduro e independiente a ceder su soberanía en unas instituciones supranacionales y eminentemente autocráticas, poseedoras de un poder enorme que carece de legitimidad democrática, pues se trata de agencias diseñadas e impuestas por los plutócratas dueños del Mundo, que han sabido apropiarse desde mediados del s. XVIII la emisión de dinero en el llamado Reino Unido, como bien lo reconoció en su momento Anselm Rothschild, convencido de que esto significaba controlar la cima del poder en la miserable sociedad capitalista, que ha subordinado la economía real a un dinero convencional, cuyos emisores son los amos absolutos en esta sociedad mercantil degenerada.
Posteriormente han extendido su influencia a USA, que también privatizó la emisión del dólar desde 1913 en la Reserva Federal (FED) y, luego, mediante la imposición del euro, a 19 países europeos, aunque se dice que, con la excepción de unos cinco, todos los bancos que emiten monedas nacionales los han subordinado a su imperio monetario, siempre sin comprometer su monopolio financiero legalizado en Inglaterra.
De esta manera, los banqueros ladrones y súper poderosos les han robado sus conquistas económicas, sociales y políticas a los pueblos, para que el 1% de la Humanidad, conformada por sicópatas inescrupulosos, concentre cada vez más poder y riquezas en detrimento del bienestar de las mayorías y de la conservación de la biosfera.
Esta es la versión mortal del globalismo enfermizo y degenerado concebido por los enemigos comunes para asegurar su eternización de la Historia, que les da tantos privilegios en contra de las masas privadas del poder.
Éste les pertenece con exclusividad a los pueblos, aunque no lo hayan podido ejercer gracias a la violencia de las bestias que se lo arrebatan a sus únicos dueños legítimos, según creemos quienes hemos superado las teocracias y la mentira histórica de que el poder se los otorga "dios" a los reyes, como creen los electores del PSOE y el PP, aunque los catalanes se burlan y exigen respeto a la democracia, así sea la de la farsa representativa.
Desde luego, el engendro de la moneda única, el famoso y nocivo euro, constituye una herramienta de despojo y pisoteo de las soberanías de las naciones.
Es una conquista de las élites financieras y parásitas contra las mayorías, que hay que remediar, revirtiéndola con la creación de monedas nacionales emitidas en beneficio de cada pueblo autónomo, lo más pronto posible si se quiere evitar la privatización de los países en beneficio de esos enemigos universales que nos han impuesto sus leyes arbitrarias y sus instituciones depredadoras y despojadoras, absolutamente ruinosas para las mayorías y llenas de privilegios para quienes las subyugan.
Es hora de salir de las garras del Banco Central Europeo y de la misma City de Londres o de la FED en USA así como de tantos bancos centrales más, subordinados a los grandes monopolistas que se identifican con los sacrosantos amos Rothschild y su vocación apocalíptica de megalómanos sin corazón ni sentimientos dignos y solidarios.
Como bien claro lo ha insinuado el papa Francisco aunque implícitamente para evitarse problemas ideológicos con sus retrógradas huestes y sus manipuladores orientadores espirituales, económicos y políticos, al referirse a la funesta peste neoliberal que posa de gran sabiduría económica pese a sus evidentes desastres y los resultados "contraproducentes" (¿o intencionales?) fruto de la aplicación de sus recetas absurdas-, dicha globalización plutocrática acaba con la biodiversidad y la geodiversidad, mientras envenena todos los ambientes, incluyendo la preciosa agua y el indispensable aire, atentando contra la Vida en todas sus expresiones.
Su elemental y totalitaria concepción de la autoridad los conduce a imponer la homogeneización en todos los ámbitos, para controlarlos a su antojo, centralmente, contra los intereses de los despojados.
No saben de sutilezas. Los confunde y agobia la maravillosa y rica diversidad propia de la Vida en todo su esplendor, que quieren exterminar al no poderla dominar pese a su perversidad y criminales propósitos que, de todos modos, han causado demasiado daño y tenemos que parar antes de que sea imposible, lo cual está a punto de suceder, si es que no está sucediendo ya, como parece evidente, cuando las amenazas son tan serias y globales. No sólo destruyen los ecosistemas sino que constantemente están extinguiendo especies que ni sabemos que existen.
Bien claro lo han demostrado con sus torpes intervenciones en el Medio Oriente, donde han irrumpido en la cultura musulmana, sin entenderla pero causando estragos que tenemos que denunciar, detener y reparar, antes de que desaten la anunciada guerra mundial nuclear, sobre la cual también nos advirtió Jorge Mario Bergoglio en su portentosa encíclica Laudato si.
La alternativa es la globalización democrática del poder y la riqueza en vez de su concentración en cada vez menos plutócratas involucionados y genocidas.
Una globalización que respete y restablezca la soberanía de los pueblos y los individuos, arrebatándoles a los enemigos comunes lo que nos pertenece a todos, aunque a ninguno en particular y, mucho menos, con exclusividad, para ponerlo al servicio de todos y en defensa de la Madre Naturaleza, tan golpeada por el capitalismo y sus impulsores.
Esta es la globalización que los sicópatas impiden y deforman, pero que las víctimas, hasta ahora impotentes, estamos en condiciones de regalarnos generosa y mundialmente, de la manera más legítima posible, mediante el ejercicio de la Democracia Directa.
Esto es, mediante la participación de cada ciudadano global consciente de su valía personal y ajeno a los plutócratas que todo lo acaparan y a todos nos subyugan, ningunean y despojan, de modo que tenemos que cobrarles sus crímenes e impedir que los sigan cometiendo, si es que tenemos sangre en nuestras venas y respeto a la dignidad de la Vida y los fueros de la biosfera.
Este caso de globalización democrática nos ofrece una convivencia respetuosa de las diferencias y las soberanías; de modo que es radicalmente opuesta y antagónica a la de los sicópatas que nos amenazan con diezmarnos para esclavizar a los sobrantes supervivientes que, si los enemigos comunes se salen con las suyas por culpa de nuestra pusalinimidad, les servirán incondicionalmente sin posibilidades de reivindicación.
La globalización legítima y saludable, opuesta a la del 1% plutocrático, reclama la diversidad, la diferencia, la singularidad única, maravillosa, irrepetible y natural negadas por los enemigos comunes.
O sea, su marco general es la heterogeneidad que tolera y estimula al diferente en vez de negarle su identidad imponiéndole patrones de conducta y formas de pensar homogéneas, rígidas, arbitrarias y autocráticas cuando no totalitarias, sin tradición entre las diversas comunidades humanas, elaboradas por los think tanks al servicio de los potentados y su economía de casino, para que les sea más fácil controlarnos, tanto individual como colectivamente.
Por fortuna, la diversidad es un fenómeno natural que no han podido controlar los déspotas, a través de la Historia, en toda su dimensión, de modo que sus pretensiones de taumaturgos o productores de prodigios indispensables para conducir a las masas ignorantes e impotentes, no les han dado los frutos esperados.
Los individuos, los pueblos y las aldeas siguen conservando su identidad pese a los procesos de desculturización a los que son sometidos permanentemente por todos los medios de alineación, tergiversación y mixtificación de la Verdad al servicio de los potentados, ahora cuestionados con la Democracia Directa que difunde la Verdad sin cortapisas ni esguinces interesados en deformarla.
Sin atentar contra los derechos ajenos ni desconocer culturas diferentes que respeten la conquista de los Derechos Humanos, gran criterio de civilización que tenemos que reivindicar como un patrimonio individual que nadie puede negarnos, aunque son demasiados quienes lo hacen.
Por eso llegó la hora de que dejen de hacer daño y paguen el que ya han hecho, antes que el cataclismo sea imparable.
Esta es la Aldea Global que ha producido la evolución social y que tenemos que reivindicar contra el globalismo degenerado y empobrecedor defendido por los sicópatas que se consideran mejores que los demás humanos.
El globalismo democrático es indispensable para superar la Historia como fenómeno social humano que tenemos que trascender para alcanzar una convivencia digna; gratificante para todos y no sólo para los más desalmados, degenerados y detestables.
Los últimos conforman el 1% de la especie como una expresión de involución letal o de estancamiento evolutivo que los mantiene en su estado mental de reptiles despiadados e indiferentes al sufrimiento ajeno, que se esmeran en exacerbar.
Su intervención hegemónica mediante su violenta concepción de progreso y civilización, tan precaria y detestable, descalifica a sus héroes tanto como las ideologías depredadoras y violentas que los inspiran como a monstruos asesinos capaces de fingir gran virtud para justificar sus crímenes e imponernos un futuro indeseable y ruin, que nos anula a los demás.
El futuro deseado por las mayorías sanas y pacíficas, tendrá que ser pacífico. Lo conquistaremos y delinearemos después de derrotar al 1% de tarados asesinos genéticos que fundan en la bestialidad y la fuerza bruta su vía de progreso letal y absorbente. Y hasta pretenden imponer su asquerosa visión al universo entero (esto es, a los extraterrestres), pues sólo conciben la violencia como recurso de convivencia con el diferente, a quien se proponen subyugar y explotar, si no lo exterminan.
Jesús el galileo -que no era estúpido, como tampoco lo es el papa Francisco- supo enseñarnos que las relaciones superiores, admisibles como dignas, se dan entre los seres evolucionados que trascienden la violencia remplazándola con el amor o, al menos, con la tolerancia y el respeto al diferente.
Por eso prometió que los mansos poseerán la Tierra. Y entre éstos, sin duda, figuran los apabullados herederos de Esaú, el hermano del traidor Jacob, quien lo engañó para robarle sus privilegios de hijo mayor (o primogénito).
Con tales antecedentes fundó el sionismo subyugando once tribus en beneficio de la de los levitas, haciéndoles creer que son el pueblo elegido por un supuesto único dios para acabar con la creación que -tanto los descendientes de Esaú como los demás humanos de buena voluntad- estamos obligados a defender si no queremos desaparecer sin pena ni gloria, como incapaces que no merecen otra suerte, debido a su cobardía e impotencia, que someterse al Juicio Universal posterior al Armagedón anhelado por los diversos fundamentalistas abrahámicos, no sólo por los sionistas.
Es indispensable insistir para no distraernos con las tretas de quienes nos quieren enfrentar en la guerra de civilizaciones sazonada con las bombas atómicas que poseen y desean estallar.
Están desplegando su Apocalipsis. No pueden negarlo; pero lo niegan abusando de su monopolio de los medios de alineación y desinformación, tanto como de los niveles de ignorancia en que mantienen o se esmeran en mantener a las mayorías incautas, buenas y crédulas.
En consecuencia, a cada ser honesto le corresponde informarse bien y consultar su conciencia propia; ser honrado consigo mismo para sumarse a quienes tenemos esperanzas en que podemos cambiar el statu quo.
Confiamos en que esas mayorías decentes de las que hacemos parte aportarán suficiente prójimo digno, lúcido y erguido para derrotar a los enemigos comunes y su sucio, pobre y mortal modelo de Aldea Global homogénea.
Exigimos vivir unidos en la diversidad, sin renunciar a la patria, a la aldea, a la familia o a la dignidad individual, ni al paisaje y las riquezas naturales que alberga, como lo pretenden los sicópatas ladrones y asesinos que han campeado en la Historia y pretenden seguir haciéndolo indefinidamente.
Para conseguirlo, es indispensable y urgente vencerlos. ¿Te apuntas?