CRITICAS A GARDEAZABAL
Y SU 'VERDAD DE OTROS'
Darío Botero Pérez
"... la guerra que terminó no la hicieron los que firmaron la paz de La Habana sino los que trataron de derrotar a las Farc"
De esta manera, descalificando a punta de sombrerazos retóricos esta cruda verdad histórica, origen indiscutible de las guerrillas campesinas en Colombia, Gardeazabal pretende ocultar o demeritar los motivos clásicos de la violencia.
Aunque fuera de los tribunales ordinarios que apestan, cuya tarea es mantener la iniquidad social tradicional, hasta la aparición de guerrillas revolucionarias, la violencia tradicional y recurrente ha sido adjudicada a la voracidad terrateniente.
Históricamente dió origen a sucesivas guerras civiles, promovidas por liberales y conservadores contra los colonos, lo cual explica tantos latifundios improductivos, que ofenden a los desposeidos.
Alfonso López Pumarejo trató de corregirlo desde 1936 con la tímida ley 200, abominada por los latifundistas. Sin duda, sus propósitos superan la Reforma Rural Integral que se propone legalizar la depredación de baldíos y la mortal ampliación de la frontera agrícola, para favorecer a las multinacionales saqueadoras gracias a los Acuerdo de Paz con las FARC-EP.
Así es, aunque los terratenientes sigan negando su protagonismo, pues los intereses creados valen mucho más que la equidad. Por tanto, para agnósticos, ateos y beatos vinculados a la gran propiedad agraria, tanto como para las clases dominantes, en general, mantener, aumentar, fortalecer y consolidar sus privilegios justifica el ocultamiento sistemático de la Verdad.
Pero ésta se impone, si Jesús tiene razón, como creemos los mansos.
El cóndor de Gardeazabal lo ilustra, pero ya el autor no es un joven rebelde sino un terrateniente. Por tanto, teme la Verdad que las víctimas conocen muy bien.
Por fortuna, los despreciados les han perdido el miedo a estos latifundistas impunes, de modo que quieren sacar la Verdad a la luz aunque los mentirosos sigan impunes, como ocurre con los plutócratas, siempre y en todas partes, durante el imperio de la Historia, que agoniza.
Ahora disponemos de la Democracia Directa, de modo que las mentiras resaltan poniendo a sus predicadores en apuros. Están lógicamente preocupados, a punta de la angustia, perdiendo terreno a medida que son desenmascarados.
Saben que están irremediablemente perdidos si no imponen la dictadura férrea que conllevaría la acariciada invasión a Venezuela.
La decadencia de los plutócratas de todas las ideologías indica que el oprobioso edificio conocido como la Historia se derrumba completo.
Por eso han elegido a Trump aunque las mayorías lo rechazaron. Los enemigos comunes saben que semejante loco les permite violar sus propias reglas de democracia representativa, que es pura y simple plutocracia liderada por los Rothschild.
Por eso, lo que se impone es la Revolución Democrática Mundial, tan anhelada e indispensable para evitar el Apocalipsis global que está en curso acelerado.
Se trata de una responsabilidad simultánea de todos los pueblos y todas las personas que se sientan dignas y soberanas, sin complejos de inferioridad ni de superioridad frente a nadie.
Desde luego, nadie puede impedirte participar, aunque muchos siguen deseando que no lo hagas. Al efecto están dispuestos a suplantarte democráticamente, poniéndote a votar para elegir verdugos entre varias opciones de politiqueros nauseabundos, como lo son todos.
Acaso eso es democracia en vez de deliberar, debatir, participar directamente y defender lo que te conviene de manera honesta, franca, amplia y leal?
Gustavo Álvarez Gardeazábal
VERDAD DE OTROS
Publicado en Diario ADN,nov 14 2017
A este país le ha ido muy mal con la hibridación que hizo de la justicia anglosajona, verbal e inmediata, tratando de convertir en ágil nuestra antigua forma latina de aplicarla al estilo del derecho romano. El traspiés mayor lo ha sufrido con la justicia oral, que no desengavetó expedientes como se creía, sino que llenó de nuevas sanguijuelas el aparataje, como ha pasado con los testigos falsos.
No puedo entonces estar de acuerdo con el nuevo embeleco de la Comisión de la Verdad, primero, porque se trata de otra hibridación anglosajona que no encaja con nuestra manera centenaria de entender la justicia Y segundo,porque considero que la tal Comisión de la Verdad es contraproducente en un país en donde siempre han camuflado la venganza y la envidia con los mantos celestiales de la justicia.Pero si además está Comisión quedó homogéneamente conformada por quienes creen que la guerra que terminó no la hicieron los que firmaron la paz de La Habana sino los que trataron de derrotar a las Farc, me temo que no van a sembrar la paz duradera sino la semilla de otra guerra.
Aunque el padre De Roux ha dicho que la Comisión, que él presidirá, no tiene trascendencia jurídica, sí tendrá entonces una sentimental y sicológica que deformará la historia y corre el peligro de ser considerada como “ Cóndores no entierran todos los días”,una novela que terminó siendo leída durante los últimos 50 años como la historia que no contaron, aunque sigue y seguirá siendo novela. Y eso que la escribí pensando ilusamente que al narrar tan inigualable violencia atroz, aquí no se volvería a repetir tamaña estupidez.