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Cuatro principios rectores de la Aldea Global:
.1. Derecho Internacional de los Derechos Humanos,
2. Derecho Internacional Humanitario,
3. Derecho Internacional de los Pueblos y
4. Derecho Penal Internacional.
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Art. 19 de la Declaración Univerdasl de DDHH:
"Todo individuo tiene derecho a
la libertad de opinión y de expresión;
este derecho incluye
el de no ser molestado a causa de sus opiniones,
el de investigar y recibir informaciones y opiniones,
y el de difundirlas,
sin limitación de fronteras,
por cualquier medio de expresión."
Este derecho lo interpretamos creando un Foro Abierto a la libre expresión de todo el que quiera intervenir, sin perder su anonimato ni impedirle, si lo prefiere, que se indentifique. Tampoco se le coartará su expresión, pero se le dará el trató que merezca su aporte, según los Criterios de Funcionamiento de este sitio.
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Justicia equitativa y legalidad democrática globales
Aplicación de la cláusula Martens para conflictos no reglamentados por el derecho internacional, y adopción democrática de tratados humanitarios realmente civilizados, no impuestos arbitrariamente por potencias como USA o el Consejo de Seguridad de la ONU o instituciones supranacionales como la OCDE, el FMI, el Banco Mundial, el Banco Central Europeo, la OTAN o el Foro Económico Mundial.
O directamente por los plutócratas mediante los abusivos "tratados de libre comercio", que de libres nada tienen pero entregan riquezas sagradas a las multinacionales depredadoras, cediéndoles la soberanía de las naciones que quedan sujetas a legislaciones supranacionales e ilegales puestas al servicio incondicional de los enemigos comunes, quienes no dudan en eludir su culpa en el desastre que se esmeran por agravar, aplicando el " síndrome de Medusa" que pone a las víctimas a pagar los crímenes que les han infligido sus victimarios.
Ahora son las víctimas las llamadas a establecer leyes de validez universal por su legitimidad democrática, tan alejada de las leyes ilegales, abitrarias e inicuas impuestas por los plutócratas.
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Defensa de una legalidad legítima
Denuncia y rechazó a las leyes e instituciones supranacionales que pisotean los derechos de los pueblos y los fueros de la Vida y la Naturaleza valiéndose del respeto supersticioso a la ley y a los dogmas económicos impuestos por los sicópatas que nos desprecian, embrutecen, fanatizan y esquilman.
Han de cambiarse por leyes forjadas entre todos los interesados, en los niveles que corresponda, desde el más local y próximo al ciudadano, hasta el global, que ahora se arrogan con exclusividad los potentados aprovechando las instituciones supranacionales que nos han ido imponiendo ladinamente.
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Dictum de Acton
Reproduzco el "Axioma de lord Acton", que tanto me esmero en recordar frente a cualquiera que se considere con derecho a ejercer algún poder sobre alguien. Estos tales proceden abusando de la amnesia impuesta a las mayorías por los medios de alienación masiva, presumiendo de una supuesta y siempre falsa superioridad moral que los haría casi incorruptibles, si les creemos y no aprendemos de este mar de corrupción, ya evidente para todos, en todos los países y en instituciones públicas y privadas de todo tipo.
Copiemos de wikipedia:
"... Lord Acton remitió una carta al obispo Mandell Creighton, autor de una monumental Historia del Papado, que no era contundente al juzgar la conducta de algunos papas. A esto Acton replicó:
"No puedo aceptar su doctrina de que no debemos juzgar al Papa o al Rey como al resto de los hombres con la presunción favorable de que no hicieron ningún mal. Si hay alguna presunción es contra los ostentadores del poder, incrementándose a medida que lo hace el poder. La responsabilidad histórica tiene que completarse con la búsqueda de la responsabilidad legal. Todo poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente. Los grandes hombres son casi siempre hombres malos, incluso cuando ejercen influencia y no autoridad: más aún cuando sancionan la tendencia o la certeza de la corrupción con la autoridad."
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RAZONES DEL CAMBIO
Darío Botero Pérez
Tenemos la obligación existencial de convivir en paz, respetando singularidades y diferencias culturales, tanto como la de establecer un medio sensato para producir y distribuir la riqueza social, cuando la productividad garantiza la abundancia gracias a los asombrosos avances técnicos y científicos, cuya dinámica es masiva en el sentido de que, con base en la robótica y demás ingenios que nos liberan de la esclavitud del trabajo, ahora se puede producir sin límites, para todo el mundo y no sólo para plutócratas privilegiados.
Esto significa que el problema no es de falta de caridad sino de ausencia de equidad, pues estamos en condiciones de satisfacer las ansias y necesidades de consumo de todos los seres humanos interesados en el mercado, garantizándoles sus peculiares formas de consumismo depredador e irresponsable, pero saneándolas mediante el uso de la razón y la sensatez.
Se trata de virtudes de las que carecen los sicópatas, según bien ramplona y estentóreamente lo comprueba Donald Trump con sus ruindades criminales de plutócrata decadente, como todos ellos a partir de la crisis financiera que desencadenaron en 2007, y que ha de culminar con el Fin de la Historia.
Es algo que está a punto de ocurrir, ya sea porque nos extinguen las calamidades en curso, o porque les arrebatamos el poder a los enemigos comunes de la Vida y la Humanidad, que causan los desastres con total perversidad y cinismo, presentándolos como "progreso".
Está en nuestras manos remplazar las inicuas formaciones piramidales, típicas de los pueblos dominantes en la Historia, por sociedades fundadas en la verdadera democracia, que no puede ser otra que la directa.
Ésta, peyorativamente, la llaman anarquismo los felones mentirosos, ambiciosos, hipócritas y seductores, narcisistas y megalómanos que nos suplantan en los gobiernos, buscando ocultar que, en una sociedad plana, todos mandan colectivamente dentro del marco de una legislación concertada por todos y, por tanto, realmente legítima, de modo que todos la acatan por convicción y no por simple superstición, ni, mucho menos, por represión.
Por tanto, las fuerzas represivas no pueden justificarse en una sociedad igualitaria controlada por la ciudadanía en condiciones de auténtica civilización, cuya gran conquista es la convivencia pacífica y tolerante, sin mezquindades ni abusos. Sin las desigualdades propias de las sociedades dominantes en la Historia, que tanto daño les han hecho a las igualitarias, aunque no han podido extinguirlas, de modo que ahora se yerguen, orgullosas de su identidad, tan pisoteada por los conquistadores occidentales.
Por su lado, esas formas enfermizas de consumo que nos inculca la propaganda están basadas en el derroche irresponsable y letal que acelera el Fin, de modo que -sin predicar la miseria, la resignación o la adoración por los plutócratas- podemos sobrevivir sin carencias pero absteniéndonos de convertir el Mundo en un basurero.
Basta aplicarle decencia y racionalidad a tal orgía mortal -que justifican involucrando al consumidor indefenso en el derroche como paliativo a la frustración urbana- en vez de seguir las rutas suicidas del Neoliberalismo empeñado en acabar rápido con la golpeada biosfera.
En consecuencia, estamos obligados a dejar de proceder como cretinos descerebrados e impotentes; o muy "prudentes" o, tal vez, sólo cobardes, si queremos evitar el programado, pronosticado y cacareado Fin del Mundo y el consecuente Juicio Universal que nos han preparado los abrahámicos.
Evitarlo depende de quienes están despiertos y de quienes están despertando.
Si alcanzamos la "masa crítica", o sea la cantidad suficiente para derrotar a los sicópatas, lograremos evitar que culminen su milenaria conspiración, tan evidente en sus libros sagrados, aunque la nieguen ante los " gentiles".
Por eso Jesús no deja de enseñarnos: "El que quiera ver, que vea".
O sea, seguir ciego, volverte miope o recuperar la vista dependen de lo que decidas, mientras estés vivo, pues el muerto ya nada aporta por sus propios actos.
¡Tengámoslo en cuenta con reflexión honrada, sindéresis, amplitud de miras, objetividad, amor propio y decisión!