ORLANDO
Darío Botero Pérez
20160614
El aterrador crimen cometido el 11 de junio en Florida por un individuo ansioso de protagonismo y carente de escrúpulos respecto al reconocimiento de derechos para los diferentes, que dejó 50 muertos, incluido el asesino, y 53 heridos; ha conmovido a USA y a mucha parte del Mundo, desde luego.
Ha puesto de manifiesto, una vez más, la fragilidad de la población civil, ya afectada con varios atentados cada vez más próximos a los países victimarios constitutivos de las potencias occidentales, como los de París y Bruselas, o el de Orlando ahora, pero que han sido constantes contra las víctimas, sobre todo en el Medio Oriente y en África, desde los auto atentados del 11 de septiembre en 2001.
Hasta los más recalcitrantes enemigos de la igualdad, la libertad y la tolerancia, que motivan el idealismo político de Occidente, comprenden que todos somos frágiles y mortales, incluidos los usanos arrogantes y retrasados, convencidos de que son superiores y que sus derechos están por encima de los del resto de la especie humana, sobre todos si son blancos anglosajones protestantes, sionistas o masones; o sus títeres, como el lamentable Barack Obama.
Cada vez más gente decente comprende el origen masón y sionista del fomento a la violencia terrorista promovida por el sistema piramidal en franca decadencia, y a cuya cabeza están los Rothschild y otros elementos del 1% lleno de privilegios inmerecidos y de una impunidad que nos duele a los demás.
Mediante sus argucias han justificado una supuesta “guerra contra el terrorismo”, que no lo ha frenado pero ha servido para violar uno de los derechos más sagrados del ser humano, el de la intimidad o privacidad, al que renuncian los ciudadanos aterrados e inermes, pues no les queda más alternativa como individuos, aunque como multitud consciente su poder apenas está desplegándose.
Ésta será la única salida auténtica al dilema exterminador que nos plantea el capitalismo moribundo con sus asombrosas variantes, englobadas todas como Neoliberalismo así posen de socialistas o comunistas o, simplemente, de neoliberocolonias desarrollistas gobernadas por vendepatrias arrodillados a los enemigos comunes.
Como sabemos, fue durante el desgobierno del cretino, mentiroso y asesino, George Walker Bush, cuando se cocinó el plan para desatar la “guerra de civilizaciones” entre juicio finalistas abrahámicos, ya sean sionistas, musulmanes o cristianos, que provocan a integrantes de otras ideologías para culparlos por sus crímenes. Esto constituye otro notable uso del síndrome de Medusa, que les cobra a las víctimas los crímenes a que las someten sus victimarios.
Tras la farsa sangrienta auto infligida el famoso 11 de septiembre, el petrolero degenerado resolvió invadir a Afganistán, atacando un régimen odioso por retrógrado y represivo, impuesto por los fanáticos talibanes, pero atropellando su soberanía.
Un par de años después la víctima, mediante calumnias y mentiras evidentes, fue Irak, otro chivo expiatorio de los crímenes del Imperio mediante la abusiva e inadmisible “guerra preventiva” que, por decisión unilateral de los genocidas, los autorizaría a invadir a quien se les ocurra, fundados en cualquier trivialidad, en sospechas tendenciosas, en meras calumnias o hasta en asuntos de enjundia pero que caen en la órbita de la soberanía de los pueblos.
Realmente, su motivación es causar y alimentar esa “guerra de civilizaciones” acariciada por los abrahámicos y expresa en sus libros sagrados, con el propósito de realizar su anhelado Armagedón que culminaría la Historia de la Salvación, o alguna locura exterminadora de similar catadura.
Los asquerosos y detestables planes genocidas de los enemigos comunes; esto es, de los plutócratas desalmados -de quienes hacen parte el tarado Bush tanto como los Clinton y Donald Trump, o el macabro judío eterno, auténtico sionista extremista, Henry Kissinger y las basuras sicópatas que conforman el Gobierno en la Sombra o Continuity of Government, que gobierna a USA bajo el poder del complejo industrial-militar y constituye el núcleo del Nuevo Orden Mundial depredador y apocalíptico-, se han visto cuestionados, criticados, frenados y rechazados por una Humanidad que despierta ante la inminencia de su mayor calamidad, la guerra atómica en curso hace quince años, pero que no les ha cuajado a la velocidad que desean.
La respuesta es un rechazo creciente y cada vez más consciente a la falsa “democracia representativa”, pues la reconocemos como tanto o más perversa que una dictadura abierta o una monarquía, así sea constitucional, como la podrida en España, pues se basa en una mentira que el ciudadano aislado no puede confrontar sin correr un grave riesgo para su vida.
Ahora es claro que Kuczynski o Fujimori, Macri o Cristina, Temer o Dilma, Capriles (o cualquiera de la MUD) o Maduro (o cualquiera de la “revolución bolivarianochavista”), Uribe o Santos, Rajoy o Iglesias (pues Sánchez es un simple figurín, convencido de su belleza irresistible y sus fofos melodramas); o cualquiera que nos quiera suplantar para gobernarnos, no es más que un farsante con ansias de poder y riquezas.
Todos son despreciables. Pero si ejercemos unidos nuestra soberanía personal, asumiendo nuestra individual millonésima cuota de poder como el recurso multitudinario y realmente democrático para recuperar el poder que nos han birlado los sicópatas potentados, podremos acabar con la Historia y sus miserias y exabruptos, a fin de dotarnos de una sociedad digna, horizontal, honorable, decente, equitativa, respetuosa de la madre Naturaleza, rica, generosa y con futuro.
Pero depende de ti, tanto como de él y de mí; y el tiempo se agota.
España y USA, que este año 2016 afrontan procesos (o farsas) electorales, tienen que despertar, pues sus retos son definitivos cuando el desespero de los gobernantes y plutócratas es evidente, de modo que insisten en apurar la guerra y continúan depredando aceleradamente la Naturaleza dizque para aumentar el PIB que les permite concentrar más riqueza a los más ricos, a costa del despojo de las mayorías vilipendiadas.
El tiempo se agota, y negar la verdad nos perjudica a todos.
¿Qué harás? ¿No te importa? ¡Está bien; tendrás lo que mereces!