Darío Botero Pérez
CONTENIDO
1/4 Razones de lucha
2/4 Razones de dudas
3/4 Razones de vergüenza mundial
4/4 Razones contundentes (o democracia de verdad)
1/4 Razones de lucha
La firma solemne de un Acuerdo Bilateral de Cese al Fuego entre el Gobierno y las FARC -el 23 de junio de 2016, en la Habana, con la presencia de Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, y varios presidentes de la región; a saber, Michelle Bachelet, de Chile, Nicolás Maduro, de Venezuela, Danilo Medina, de República Dominicana, Salvador Sánchez, de El Salvador, Enrique Peña Nieto, de México, el anfitrión de Cuba, Raúl Castro, y el concernido directamente en el pacto, Juan Manuel Santos Calderón, de Colombia, junto a Timoleón Jiménez, máximo jefe de las FARC- constituye un logro para la paz que el Mundo, hoy alelado con el posible Brexit, celebra, aunque intuye que plantea serios riesgos para la conservación de esa alabada paz, que depende de otras influencias, pero a la que contribuye de manera significativa el cese bilateral de hostilidades, sin lugar a dudas.
La paradoja ya la han vivido numerosos países que, tras el desarme de los delincuentes políticos que combaten al régimen, han caído en las garras de la delincuencia común organizada.
Por desgracia, en Colombia ésta tiene una larga tradición. Ha contado con el apoyo de politiqueros, todos podridos, como es normal en esta casta de mediocres ambiciosos y desalmados que defienden los privilegios de las oligarquías, de modo que, durante 52 años, han sido combatidos por los guerrilleros en busca de una sociedad justa, equitativa, laica, tolerante, culta, rica y decente.
Pero los subversivos no han podido derrotarlos porque, en su guerra sucia y sin atenuantes, los criollos oligarcas hasta han legitimado grupos de despiadados asesinos encargados de masacrar a la población civil además de combatir a los guerrilleros, adoptando las políticas arrasadoras del Imperio, como la doctrina de la Seguridad Nacional o el macabro Plan Colombia, que todos han apoyado en su lucha contra el pueblo en armas.
Así lo hicieron Ernesto Samper Pizano, presidente de Colombia, y Álvaro Uribe Vélez, gobernador de Antioquia, con la creación, fortalecimiento y legalización, en los 1990, de las CONVIVIR, auténtica Mano Negra al servicio del régimen y sus cúpulas, como también lo es el grupo de asesinos conocido como Los doce apóstoles que dirigió Santiago Uribe Vélez, el hermano del gurú vitando, hoy detenido por tales crímenes, suficientemente denunciados y conocidos, aunque los nieguen los vasallos del culebrero chalán e inescrupuloso que insiste en seguir considerándose el mejor colombiano que ha dado esta patria.
Como es sabido, las cúpulas económica-políticas las conforman los grandes terratenientes (tipo José Félix Lafaurie) y los grandes empresarios (por ejemplo, el malogrado cacao Pedro Juan Moreno, inmolado por Uribe cuando se lanzó como candidato al senado como su más encarnizado opositor porque le negó el ministerio del interior pese a haber sido su socio en la creación de esas autodefensas de oligarcas).
Igualmente, y sobre todo durante el reinado absoluto del Neoliberalismo, en la punta de la pirámide oprobiosa figuran las multinacionales que, de todos modos, jamás han dejado de atacar nuestra soberanía y subyugar nuestra economía... como amos y señores de todos los gobernantes miserables que hemos sufrido viendo cómo nos despojan.
Entre ellas sobresale la Drummond. Aunque, como sus cómplices criollos, naturalmente impune, es una conocida y denunciada asesina de sindicalistas, además de depredadora de la Guajira, con la mina de carbón a cielo abierto más grande del mundo, la del Cerrejón; y de Córdoba, con la mina de ferroníquel que les cedió Samper en Cerromatoso y cuyo saqueo, tras la caducidad de la concesión, Uribe renovó como dictador disfrazado de presidente, en vez de permitir que revirtiera a la nación en su condición de empresa industrial y comercial del Estado, proveedora de abundantes ingresos para el fisco.
Los numerosos monopolios públicos cedidos inconstitucionalmente a las transnacionales insensibles y depredadoras son tan rentable financieramente como los monopolios rentísticos del juego, el tabaco y el alcohol, por ejemplo.
Pero no son tan indispensables, poderosos y estratégicos para la soberanía política y la equidad social, no sólo para la económica, como los de servicios públicos o los encargados de la sanidad. Ni como TELECOM o Isagen, que Uribe y Santos han entregado sin miramientos patrióticos, repartiendo sobornos entre los miserables politiqueros que se alebrestaron ante los negociados y exigieron tajada para no hacer realidad las sanciones a los vendepatrias desvergonzados, anunciadas con escándalos mediáticos que en nada quedaron para la manoseada y despreciada galería.
Es algo tradicional para que los politiqueros hagan fortuna personal, y bastante obvio con los 80 miserables congresistas que prometieron oponerse a la venta de Isagen y castigar al vendepatria hijo de vendepatria, el ministro Mauricio Cárdenas Santamaría, quien la cedió a los intereses de Tony Blair ocultos tras una empresa especulativa canadiense.
Su silencio indica que les fue bien con su pataleo.
¡Qué padres tan putativos tiene la patria!
2/4 Razones de dudas
El impasse sólo puede resolverlo la sociedad civil que queda indefensa en términos tradicionales. Esto es, renuncia a la posibilidad de recuperar el poder por la vía armada para arrebatárselo a esas oligarquías oprobiosas, corruptas y caducas, que lo han monopolizado históricamente mientras venden la patria, saquean el Medio Ambiente, destruyen las fuentes de Vida.
En medio de disputas intestinas y sordas, se distribuyen el fruto de sus delitos mientras agobian al pueblo y ceden la soberanía a potentados extranjeros aplicando las mortales recetas del Neoliberalismo.
Gracias a los cipayos que gobiernan los países traicionando a los pueblos y sirviéndoles de rodillas a los potentados, estas recetas mortales son impuestas globalmente, buscando que los plutócratas -que conforman el 1% de la Humanidad pero concentran el poder y la riqueza que les pertenece al 99% restante- puedan legalizar su despojo de la dignidad y la soberanía de las mayorías inermes y pacíficas, aunque invencibles si se unen en defensa de sus intereses contra quienes se los conculcan mediante engaños y represión.
Desde luego, dejar de matarnos mutuamente en beneficio de los oligarcas impunes es un paso crucial para salir de la macabra noche del desangre continuo entre hermanos. Ofrece la oportunidad de explorar otras vías para resolver las iniquidades que Álvaro Gómez Hurtado y Guillermo León Valencia quisieron ahogar con bombas, en 1964, lanzadas contra las repúblicas independientes.
Éstas se las inventaron las oligarquías para justificar el exterminio de los valientes insubordinados que, con las armas recibidas años antes de los caciques politiqueros, insistieron en exigir justicia y el cambio del régimen oprobioso, tras ser utilizados como carne de cañón en beneficio de los terratenientes de ambos colores durante la Violencia liberal conservadora desencadenada luego del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán en Bogotá, en 1948, cuando estaban creando la OEA en la misma ciudad.
Desde luego, la realidad actual requiere respuestas globales y dignas de las mayorías, porque el abuso se presenta simultáneamente a nivel mundial, cada vez más agresivo, mortal e irremediable.
Condena pueblos enteros a la miseria, como es tan patético en Siria, y destruye la Naturaleza por el interés y el capricho perversos de quienes se han apropiado el planeta.
Lo hacen justificándose con dogmas que defienden y difunden como la voluntad de dios, buscando callar cualquier crítica razonable basada en la defensa de los derechos Humanos o de Pachamama, pues éstos serían de una dimensión muy inferior a la voluntad divina que dicen conocer sin que falten incautos que les crean, los financien con generosidad y los defiendan a costa de sus propias vidas.
¡Qué trampa ideológica tan brava! Por ella se convierten en bombas contra correligionarios inocentes los fanáticos yihadistas, para vergüenza de la Humanidad decente, laica y doliente.
Creen tener derecho a matar a quienes no comparten sus estupideces, porque serían sagradas y quién no las respete no tendría derecho a vivir, pues la Vida en sí nada les importa, ni la propia ni la ajena.
Se odian a sí mismos pero confían en que después de muertos serán recompensados y aprenderán a amarse y, tal vez, a amar y respetar a los demás.
Ojalá incluyan a los indefensos y pacíficos ateos que, como los caricaturistas de Charlie Hebdo, se burlen de Mahoma, de Yahvé o de Jesús, el dios asesinado por sus criaturas.
O sea, que se abstengan de reprimir y dejen vivir a quienes usen su derecho de expresión y su libertad como a bien tengan; siempre que respeten el derecho ajeno, desde luego, pues nadie está sobre nadie en la sociedad que queremos las mayorías. Pero todos tenemos derecho a disfrutar la Vida, que a nadie pertenece ni nadie tiene autoridad para extinguirla.
(Pero los fundamentalistas cristianos creen seriamente que unos seres humanos mataron a dios; así son de cretinos y megalómanos. ¡Qué miedo! ¡Qué no podrán hacernos a quienes nos niegan la condición de dioses hermanos de Jesús y de su misma condición, según él nos enseñó y es lo que nos lo hace tan querido por quienes no les creemos a los que se lo apropian para estafar a los demás!)
Anta tanta mentira y tanto engaño, no sería extraño que, tras el desarme, la desarticulación y el desarraigo de los guerrilleros, de un plumazo cambie las reglas del juego la derecha recalcitrante y tenebrosa, de la cual hace parte el mismo converso que le birló la presidencia a Uribe Vélez, aunque sea mas civilizado y ecuánime o, simplemente, arriesgado pero prudente y enigmático, como buen tahúr aficionado y temerario; hábil para esconder su naturaleza de felino, de la cual sí se ufana su elemental rival.
El compromiso de ambos con el Neoliberalismo es obvio. Santos lo ha expresado aún contra promesas y compromisos agrarios del proceso de paz, que se hacen bastante volátiles ante la decisión de entregarles los baldíos a las transnacionales, por ejemplo, cuando la necesidad de tierras para los campesinos y el cambio del modelo extractivista y de agronegocio son perentorios y los negociadores dicen haber alcanzado acuerdos al respecto.
Si Mauricio Macri ha hecho tanto en tan poco tiempo contra las conquistas populares de los argentinos, acabando de una vez con los resultados de dolorosas jornadas de lucha popular pese a la fuerza del peronismo que cuenta con sus huestes apasionadas pero inermes, ¿qué le impide a los agentes colombianos del Imperio traicionar los acuerdos logrados con las FARC, como lo pretenden los furibistas mediante su permanente labor disolvente contra el proceso desarrollado en la Habana?
Las evidencias y las experiencias exigen que maduremos, admitiendo que los ciudadanos de a pie (o comunes y corrientes), que somos las mayorías, necesaria e irremediablemente seremos quienes asumamos nuestras obligaciones mediante el ejercicio libre de nuestra soberanía individual, para participar personal y activamente en la transformación de la aristocrática sociedad inicua que hemos sufrido durante tanto tiempo.
Hemos de remplazarla por una que proteja a las mayorías porque su gobierno no se lo cederemos a ningún partido ni, mucho menos, a caudillos narcisistas e iluminados, como la patética caricatura de Hítler que pretende señorear en la patria cafetera, el mañoso criminal Álvaro Uribe Vélez, o como el converso que espera traicionarnos apenas se deshaga de la oposición armada.
En cualquier caso, los furibistas y sus cómplices no dejarán de bombardear el proceso de paz porque de la continuación de la guerra depende que sigan impunes y haciendo negocios sucios, en vez de pagar los numerosos delitos que han cometido y siguen cometiendo con total desfachatez, pero que una vez establecida la paz no dejará de cobrarles la justicia.
Por eso, le sobra razón a Gustavo Álvarez Gardeazábal, el locuaz joven de 71 años y buena fortuna, cuando afirma, en su columna del jueves 23, llamada Otro peldaño, que Una paz firmada entre minorías corre dos riesgos. El primero, el que desean todos los que firman con Uribe contra ella, que en vez de traernos la anhelada pacificación de espíritus y la concordia que hace 60 años no hemos tenido, nos precipite a otra guerra mucho más atroz y a un control despiadado de las bacrim.
Así es; de modo que olvidarlo es un error mortal que no dejarán de aprovechar los bandidos y pagar los crédulos timoratos y buenos, capaces de todo crimen para mantener sus valores y sus propiedades, gracias a dios; el suyo de ellos, descendientes de quienes, en la persona del hijo sabio del carpintero, lo mataron en el Gólgota, según se ufanan dándose golpes de pecho y fingiendo profundo arrepentimiento en su patética hipocresía.
3/4 Razones de vergüenza mundial
Pero el asunto no es folclórico, ni trivial, ni de caudillismos anacrónicos cuyos encarnados pretenden seguir remplazándonos, sustituyéndonos, anulándonos.
Se trata del gran reto actual para la Humanidad, ahora inmersa en la Aldea Global que plantea problemas comunes cuya solución pasa por la Revolución Mundial protagonizada por las mayorías del 99%, condenadas, esclavizadas y despojadas por el 1% conformado por los enemigos comunes y sus lacayos incondicionales.
Aunque son una notable y corrupta minoría de zánganos, su vocación criminal de sicópatas congénitos que no aceptan reglas diferentes a las propias (que cambian a su arbitrio y conveniencia), les permite monopolizar el poder y las riquezas de la Humanidad, además de las que le saquean a la Naturaleza, gracias a la fuerza bruta y la violencia que la acompaña y usan para imponer sus bestialidades.
Para sus tropelías inaceptables cuentan con la complicidad y el servilismo incondicional de los politiqueros vendepatrias, que no faltan en ninguna parte y están dedicados a despojar a los ciudadanos de sus fueros políticos, seduciéndolos con el derecho a elegir a sus verdugos, que es el mejor de sus escenarios de opresión, dominación, subyugación y suplantación de los demás.
Es el procedimiento usado cuando se imponen a su prójimo cándido mediante el embeleco de la democracia representativa, que no es más que una dictadura electoral, a veces rotativa, y otras, meramente unipersonal de manera indefinida, como sucede en las extrañas monarquías parlamentarias que infectan a Europa.
Subsisten tras más de 200 años de Revolución Francesa, que todavía nos niegan pero cuyo espíritu libertario nos impulsa a luchar por el anhelado y no alcanzado sueño de libertad, igualdad y fraternidad.
Tales engendros anacrónicos se conservan gracias a las taras y traumas que dejaron casi dos mil años de hegemonías monárquicas cristianas en pueblos que siguen siendo bastante ignorantes y fanáticos, aunque no carecen de compatriotas lúcidos que pueden ayudarles a superar su atraso ideológico, político y social, como en España y Gran Bretaña.
4/4 Razones contundentes (o democracia de verdad)
Para alcanzar la transformación global capaz de derrotar la Historia, remplazándola con sociedades igualitarias, ricas, solidarias, singulares y respetuosas de la individualidad de cada uno; el único camino válido y factible es el ejercicio pleno de la Democracia Directa por todo el que quiera intervenir en los términos que libre y soberanamente elija, sin cortapisas ni represiones ajenas a las que le dicte su buen juicio.
Para eso sirve Internet, con mucha más idoneidad que cualquier plaza pública, auditorio cerrado o capilla clandestina de redentores elegidos. Y cada vez está al alcance de más gente, así sea para espiarlos por parte y en beneficio de los enemigos comunes.
Pero una cosa piensa el burro y otra el que lo está enjalmando; y, tal vez, los burros son ellos porque insisten en mantenernos anclados en etapas evolutivas primitivas, que son cómodas y favorables para los anacrónicos plutócratas; pero que la evolución de los milenios y de tantos avispados con déficit de atención (según los califican los tarados que tratan de domesticarlos), da para superar socialmente, arrasando con la Historia, aunque los sicópatas sean incapaces de percibirlo y, mucho más, de entenderlo.
En definitiva, salir del hueco depende de ti, de él y de mí. O sea, de todo aquel que quiera participar en vez de desperdiciar su viaje a este mundo por pereza, indiferencia, estulticia, complicidad o cobardía.
Ese es el desafío que se nos plantea a los colombianos tras suscritos y aprobados los acuerdos con las FARC.
Acuerdos que el furibismo sigue buscando la manera de sabotear y pervertir, según bien certeramente lo ha señalado Gardeazábal.
Así le decimos en confianza al tulueño escritor, periodista, cronista de nuestra cruda realidad, cafetero y marica (u homosexual para los amantes de los eufemismos); quien es todo un hombre (o humano íntegro) berraco, crítico, arriesgado y bien informado, como lo ha demostrado consecuentemente durante su ya larga vida.
No podemos tolerar que los instigadores de la guerra y creadores de las autodefensas, tanto como los vendepatrias que aplican las recetas neoliberales sin chistar, con ilimitada codicia personal e indiferencia rampante hacia los demás, sigan arrogándose la vocería de los tímidos.
Éstos son los analfabetas funcionales que no se atreven a ejercer su soberanía porque confían en los redentores que les han arrebatado el criterio y los suplantan, además de explotarlos y utilizarlos a su antojo.
Sirven y se dejan utilizar como el incauto colchón decente de los canallas que los embelesan con discursos moralistas contradichos con sus actos criminales, aunque sus huestes no lo entienden o lo aplauden como un privilegio propio de su grandeza especial, la que los señala desde la cuna como líderes y guías para los demás. ¡Amén!
Si no reaccionamos con dignidad y gallardía, todo empeorará para el pueblo, que ya no tendrá manera de hacerse sentir mediante hechos violentos respaldados con armas letales, pues las guerrillas las habrán entregado.
Es afortunado y económico en sangre y sufrimientos humanos saber y admitir que no podremos responder de esa brutal manera, pues la violencia no puede ser parte de la sociedad que queremos las mayorías pacíficas, generosas, creativas y solidarias.
Entonces, ¿qué haremos?
Pues imponer la fuerza de los argumentos expuestos y discutidos ampliamente por las multitudes que pueden concurrir masiva y reflexivamente, de forma simultánea, en la red de redes, ejerciendo su soberanía y sumando sus fuerzas contra los enemigos comunes.
Estas bestias desean acribillarnos con sus arsenales porque carecen de argumentos para defender de manera racional la sociedad piramidal y agonizante que han creado y cuya agonía es evidente, pues ya no aporta nada positivo e impide objetivamente el progreso auténtico de la especie humana, amenazada por la extinción si no es capaz de superar el desafío actual, que es definitivo y desastroso para las mayorías, si ganan los enemigos comunes.
Las mayorías dignas saben lo que quieren y se basan en la Verdad para vencer a sus defraudadores y verdugos.
No hay más poder que el del pueblo en una verdadera democracia, pero sólo el pueblo puede crearla y sostenerla.
Ahora se presenta la oportunidad, no sólo en Colombia ni en USA, Venezuela o España, sino en el Mundo entero, para que se exprese todo el que tenga algo que decir respecto a la institucionalidad y las normas que deseamos y necesitamos para conseguir el mayor bienestar y la mejor convivencia posibles, mediante un respeto real a la Naturaleza.
Para esto nos sirve Internet, donde cada uno puede expresarse tan intensa, extensa y claramente como lo desee o se lo permitan o se lo sugieran sus personales capacidades, inclinaciones y aptitudes, en defensa de sus intereses pero buscando acuerdos sociales no impuestos por grupos de poder, como los partidos políticos o los gremios de plutócratas.
Se buscará alcanzar consensos en torno a asuntos definidos, decantados y adoptados por las mayorías, tras un proceso democrático tan amplio y profundo como convenga a cada tema, según lo determinen los interesados y no ningún presunto experto que los suplante, como es lo corriente en estas sociedades piramidales.
Sus resultados serán el fundamento de la Nueva Era que remplace la Historia; o de la Sociedad Democrática Global con que derrotaremos al Nuevo Orden Mundial, si es que impedimos que los sicópatas nos diezmen o hasta nos extingan mediante sus armagedones, de los cuales el musulmán es la aldea de Dabiq, ahora en plena ebullición.
¡Por ahí es la cosa!