PECADOS CAPITALES
Darío Botero Pérez
20150725
“Defendemos la solidaridad como proyecto de vida personal y colectivo. Nos comprometemos a luchar contra el individualismo, la ambición, la envidia y la codicia que anidan en nuestras sociedades y muchas veces en nosotros mismos. Trabajaremos incansablemente para erradicar el consumismo y la cultura del descarte.” (II Encuentro Mundial de Movimientos Populares: Carta de Santa Cruz, julio 9 de 2015)
Considero que ante un rechazo tan claro y categórico (de “principios” o “dogmático”) a la ambición, que tanto se parece a la codicia; a la envidia, que tanto daña al envidioso; pero, sobre todo, al individualismo, que es fundamental para que el individuo sobreviva, ejerciendo su instinto de conservación según se lo demanden las circunstancias objetivas: es indispensable reconocer que, para el imaginario colectivo que acostumbramos llamar “occidental” o “cristiano”, son defectos sociales y, oh horror, personales, que anidan en todos, menos en una categoría rara de santos que, de todos modos, no dejan de ser tentados...
Hacen parte de los siete pecados capitales, que son lujuria, ira, gula, pereza, soberbia, avaricia y envidia. Y de los cuales se puede acusar a cualquiera, logrando conmoverlo si sus niveles de ignorancia y superstición son adecuados, de modo que puede no entender que se trata de meras y elementales manifestaciones de vida.
No obstante, quien cede ciega y desmedidamente a cualquiera de ellos, a varios o a todos, cae en el individualismo enfermizo y miope, que impide entender que su disfrute gratificante debe ser moderado y universal.
Son dos condiciones básicas para que cometerlos sea realmente satisfactorio para una persona ajena al 1% de los sicópatas, cuya gran característica es su amor absoluto por el poder y por sí mismos.
O sea, los caracteriza su desmedida soberbia, que desborda cualquier orgullo legítimo y natural de un humano evolucionado, capaz de respetar el derecho ajeno sin renunciar al propio.
Todos tenemos derecho a hacer pereza y comer cosas sabrosas hasta hartarnos, si es del caso.
Igualmente podemos disfrutar del sexo, como mejor nos parezca. Así como podemos ahorrar, inclusive privándonos de gastar, si somos tan tontos para desperdiciar las oportunidades de consumo que ofrece el dinero. En este caso, la avaricia sería una virtud para la sociedad. El problema son la ambición y la codicia que la inducen a despojar a los demás.
Igualmente, todos tenemos derecho a enojarnos y a envidiar las conquistas o las cualidades ajenas. La estupidez es permitir que nos conviertan en energúmenos incapaces de controlarnos y orientar nuestros talentos en nuestro beneficio individual, que suele ser superior cuando existe solidaridad, de modo que es mínimo el incentivo para despojar al otro en una sociedad plana (o realmente democrática e igualitaria, como las que han de remplazar las repúblicas o democracias representativas, tanto como cualquier régimen totalitario).
Considero indispensable hacer esta precisiones porque -pese a la coincidencia sobre la urgente necesidad de racionalidad en el consumo y la produccion, de unión y de solidaridad para la supervivencia, que con tanta precisión, claridad, ecumenismo y valor ha agitado el papa Francisco- de ninguna manera podemos convertir las demandas objetivas de los pueblos para que impere el respeto a la dignidad de todos y cada uno, en un manifiesto fundamentalista regido por la moral cristiana.
Por lo demás, excepto el décimo, los otros nueve puntos del manifiesto de Santa Cruz, son bastante acertados.
Constituyen expresiones y guías claras del anhelo de los pueblos, convertido en un desafío global que a todos nos compete, nos convoca y nos obliga a participar activamente en la elaboración de la Constitución Política del país al que pertenecemos.
Ésta ha de regir la convivencia, tanto a nivel nacional como internacional, tras la indispensable derrota del Neoliberalismo en todas sus vertientes ideológicas, desde la derecha hasta la izquierda, incluidas las extremas.
Todos son regímenes piramidales que despojan a los ciudadanos de su derecho a gobernar colectivamente la sociedad a la que pertenecen.
Éstos suelen caer en la candidez de delegar su soberanía personal en representantes politiqueros. Pero ya es obvio que nadie lo merece, por muy bueno y capaz que diga ser, aún si le creemos pese a la podredumbre universal de toda clase de gobernantes y jerarcas, ahora evidente e innegable.
Al efecto de alcanzar sociedades realmente civilizadas, ricas, solidarias y democráticas, es bastante provechoso adoptar normas racionales de validez universal, como los Derechos Humanos, que no son un mero embeleco de occidente sino una conquista de la especie.
Todos sus miembros merecemos disfrutarlos, por encima de cualquier prejuicio cultural que ofenda la dignidad humana, como la ablación de clitoris y de prepucios, o el feminicidio o la eliminación de los inválidos.
Se trata de prácticas ancestrales, tan antiguas y primitivas como salvajes, denigrantes e intolerables para la civilización actual, de modo que el ciudadano global está obligado a denunciarlas, despreciarlas y combatirlas.
El desafío es definitivo, pero ya disponemos de los medios para enfrentarlo con la altura y la habilidad necesarias para vencer a los Donald Trumps de todos los pelambres y en todos los países, mediante el multitudinario ejercicio de la Democracia Directa.
Bienvenidas todas las propuestas e iniciativas que nos permitan desbrozar juntos el camino más idóneo para alcanzar el futuro que nos merecemos todos pero que los plutócratas sicópatas insisten en negarnos.
Anexo: “Carta de Santa Cruz”
Publicado por Alterinfos.org
BOLIVIA - II Encuentro Mundial de Movimientos Populares: Carta de Santa Cruz
Miércoles 15 de julio de 2015, puesto en línea por Claudia Casal
9 de julio de 2015.
Las organizaciones sociales reunidas en el Segundo Encuentro Mundial de Movimientos Populares, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, durante los días 7, 8 y 9 de julio de 2015, coincidimos con el Papa Francisco en que la problemática social y ambiental emergen como dos caras de la misma moneda. Un sistema que no puede brindar tierra, techo y trabajo para todos, que socava la paz entre las personas y amenaza la propia subsistencia de la Madre Tierra, no puede seguir rigiendo el destino del planeta.
Debemos superar un modelo social, político, económico y cultural donde el mercado y el dinero se han convertido en el eje regulador de las relaciones humanas en todos los niveles.
Nuestro grito, el de los más postergados y marginados, obliga a que los poderosos comprendan que así, no se puede seguir. Los pobres del mundo se han levantado contra la exclusión social que sufren día a día. No queremos explotar ni ser explotados. No queremos excluir ni ser excluidos. Queremos construir un modo de vida en el que la dignidad se alce por encima de todas las cosas.
Por eso, nos comprometemos a:
1. Impulsar y profundizar el proceso de cambio
Reafirmamos nuestro compromiso con los procesos de cambio y liberación como resultado de la acción de los pueblos organizados, que desde su memoria colectiva toman la historia en sus manos y se deciden a transformarla, para dar vida a las esperanzas y las utopías que nos convocan a revolucionar las estructuras más profundas de opresión, dominación, colonización y explotación.
2. Vivir bien en armonía con la Madre Tierra
Seguiremos luchando para defender y proteger a la Madre Tierra, promoviendo la “ecología integral” de la que habla el Papa Francisco. Somos fieles a la filosofía ancestral del “Vivir Bien”, nuevo orden de vida que propone armonía y equilibrio en las relaciones entre los seres humanos y entre éstos y la naturaleza.
La tierra no nos pertenece, nosotros pertenecemos a la tierra. Debemos cuidarla y labrarla en beneficio de todos. Queremos leyes medioambientales en todos los países en función del cuidado de los bienes comunes.
Exigimos la reparación histórica y un marco jurídico que resguarde los derechos de los pueblos indígenas a nivel nacional e internacional, promoviendo un diálogo sincero a fin de superar los diversos y múltiples conflictos que atraviesan los pueblos indígenas, originarios, campesinos y afrodescendientes.
3. Defender el trabajo digno
Nos comprometemos a luchar por la defensa del trabajo como derecho humano. Por la creación de fuentes de trabajo digno, por el diseño e implementación de políticas que restituyan todos los derechos laborales eliminados por el capitalismo neoliberal, tales como los sistemas de seguridad social, de jubilación y el derecho a la sindicalización.
Rechazamos la precarización, la tercerización y buscamos que se supere la informalidad a través de la inclusión, nunca con persecución ni represión.
Asimismo, levantamos la causa de los migrantes, desplazados y refugiados. Instamos a los gobiernos de los países ricos a que deroguen todas aquellas normas que promueven un trato discriminatorio contra ellos y establezcan formas de regulación que eliminen el trabajo esclavo, la trata, el tráfico de personas y la explotación infantil.
Impulsaremos formas alternativas de economía, tanto en áreas urbanas como en zonas rurales. Queremos una economía popular y social comunitaria que resguarde la vida de las comunidades y en la que prevalezca la solidaridad por sobre el lucro. Para esto es necesario que los gobiernos fortalezcan los esfuerzos que emergen de las bases sociales.
4. Mejorar nuestros barrios y construir viviendas dignas
Denunciamos la especulación y mercantilización de los terrenos y los bienes urbanos. Rechazamos los desalojos forzosos, el éxodo rural y el crecimiento de los barrios marginados. Rechazamos cualquier tipo de persecución judicial contra quienes luchan por una casa para su familia, porque entendemos a la vivienda como un derecho humano básico, el cual debe ser de carácter universal.
Exigimos políticas públicas participativas que garanticen el derecho a la vivienda, la integración urbana de los barrios marginados y el acceso integral al hábitat para edificar hogares con seguridad y dignidad.
5. Defender la Tierra y la soberanía alimentaria
Promovemos la reforma agraria integral para distribuir la tierra de manera justa y equitativa. Llamamos la atención de los pueblos sobre el surgimiento de nuevas formas de acumulación y especulación de la tierra y el territorio como mercancía, vinculadas al agro-negocio, que promueve el monocultivo destruyendo la biodiversidad, consumiendo y contaminando el agua, desplazando poblaciones campesinas y utilizando agro-tóxicos que contaminan los alimentos.
Reafirmamos nuestra lucha por la eliminación definitiva del hambre, la defensa de la soberanía alimentaria y la producción de alimentos sanos. Asimismo rechazamos enfáticamente la propiedad privada de semillas por grandes grupos agroindustriales, así como la introducción de productos transgénicos en sustitución de los nativos, debido a que destruyen la reproducción de la vida y la biodiversidad, crean dependencia alimentaria y causan efectos irreversibles sobre la salud humana y el medio ambiente. De igual manera, reafirmamos la defensa de los conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas sobre la agricultura sustentable.
6. Construir la paz y la cultura del encuentro
Nos comprometemos, desde la vocación pacífica de nuestros pueblos a intensificar las acciones colectivas que garanticen la paz entre todas las personas, pueblos, religiones, etnias y culturas.
Reafirmamos la pluralidad de nuestras identidades culturales y tradiciones que deben convivir armónicamente sin que unas sometan a otras. Nos levantamos en contra de la criminalización de nuestra lucha, pues están criminalizando nuestras costumbres.
Condenamos cualquier tipo de agresión militar y nos movilizamos por el cese inmediato de todas las guerras y de las acciones desestabilizadoras o golpes de Estado, que atentan contra la democracia y la elección de los pueblos libres.
Rechazamos el imperialismo y las nuevas formas de colonialismo, sean militares, financieras o mediáticas. Nos pronunciamos contra la impunidad de los poderosos y a favor de la libertad de los luchadores sociales.
7. Combatir la discriminación
Nos comprometemos a luchar contra cualquier forma de discriminación entre los seres humanos, sea por diferencias étnicas, color de la piel, género, origen, edad, religión u orientación sexual. Todos nosotros, mujeres y hombres, debemos tener los mismos derechos. Condenamos el machismo, cualquier forma de violencia contra la mujer, en particular los femicidios, y gritamos ¡Ni una menos!
8. Promover la libertad de expresión
Promovemos el desarrollo de medios de comunicación alternativos, populares y comunitarios, frente al avance de los monopolios mediáticos que ocultan la verdad. El acceso a la información y la libertad de expresión son derechos de los pueblos y fundamento de cualquier sociedad que se pretenda democrática, libre y soberana.
La protesta es también una legítima forma de expresión popular. Es un derecho y quienes lo ejercemos no debemos ser perseguidos por ello.
9. Poner la ciencia y tecnología al servicio de los pueblos
Nos comprometemos a luchar para que la ciencia y el conocimiento sean utilizados al servicio del bienestar de los pueblos. Ciencia y conocimiento son conquistas de toda la humanidad y no pueden estar al servicio de la ganancia, explotación, manipulación o acumulación de riquezas por parte de algunos grupos. Persuadimos a que las universidades se llenen de pueblo y sus conocimientos estén orientados a resolver los problemas estructurales más que a generar riquezas para las grandes corporaciones. A denunciar y controlar a las multinacionales farmacéuticas que por un lado, lucran con la expropiación de conocimientos milenarios de los pueblos originarios y, por el otro, especulan y generan ganancias con la salud de millones de personas, poniendo el negocio por delante de la vida.
10. Rechazamos el consumismo y defendemos la solidaridad como proyecto de vida
Defendemos la solidaridad como proyecto de vida personal y colectivo. Nos comprometemos a luchar contra el individualismo, la ambición, la envidia y la codicia que anidan en nuestras sociedades y muchas veces en nosotros mismos. Trabajaremos incansablemente para erradicar el consumismo y la cultura del descarte.
Seguiremos trabajando para construir puentes entre los pueblos, que nos permitan derribar los muros de la exclusión y la explotación!
(Énfasis agregados por DBP)