Darío Botero Pérez
CONTENIDO
1/3 Violencia y Revolución
2/3 El anhelado comunismo
3/3 Gestores del cambio
En fin, ante la floración democrática mundial
Realmente, se trata de una aventura colectiva
La tarea es común.
Esto significa que la revolución auténtica
Por primera vez en la Historia,
Las FARC-EP pueden aportar su gran experiencia
1/3 Violencia y Revolución
Tras la terminación del Décimo Congreso de las FARC-EP sin que se hubiese dado un nuevo significado a las famosas siglas, que constituyen una marca conocida mundialmente, odiada por algunos colombianos y respetada por otros, bien podría optarse por conservar el inequívoco logotipo, otorgándole un significado acorde con el papel político civilista que ha asumido la legendaria organización guerrillera por su madura, valiente, sensata, responsable y azarosa decisión que, indudable y explícitamente, no es abjuración de sus propósitos justicieros ni reconocimiento de superación de las causas legítimas que dieron origen a su lucha.
Cuando más, significa que han aceptado que la lucha armada no es democrática, pese a ser una reacción razonable para proteger la vida, como sucede en Siria ahora, por ejemplo.
Es un anacronismo mortal y suicida que no puede dar lugar a una sociedad digna y deseable, como bien lo demuestra la experiencia de las revoluciones socialistas y comunistas del siglo XX.
Lo confirman los retazos de revolución dizque proletaria que sobreviven por inercia pero sin iniciativas sociales ejemplares; sin democracia verdadera; sin la participación creativamente activa del pueblo, discriminado y dividido en clases sociales igualmente miserables y despojadas del ejercicio del poder que les pertenece; víctimas comunes de los mismos sicópatas arrogantes, astutos, desalmados, politiqueros y vendepatrias, expertos en marxismo, el dogma ateo imprescindible...
Aunque sea difícil confrontar la fe a fin de admitir que la cosa no depende de teorías ingeniosas que asombran y seducen, pero cuya interpretación correcta genera confrontaciones apasionadas, sino de realidades originales que debemos enfrentar con creatividad, aprovechando los aportes de todos los ciudadanos que deseen opinar basados en consideraciones objetivas; es un hecho la existencia de los desmovilizados como un núcleo político social coherente que insiste en incidir en la política colombiana con deseos de acertar.
Parece dispuesto a abrirse a sectores sociales hasta ahora despreciados por la ortodoxia marxista porque no los considera consecuentes con la causa revolucionaria, cuya realización plena y verosímil le asigna con exclusividad a los obreros (o a los cuadros de pequeños burgueses cultos que hablan por ellos e imponen estas interpretaciones, que tanto los favorecen al convertirlos en nuevos plutócratas con un respaldo popular enorme, como el que disfruta Kim Jomg Un en Corea del Norte, y que parece tan necesario para proteger la soberanía del amenazado país).
2/3 El anhelado comunismo
El significado de las conocidas letras FARC podría ser Fuerzas Aliadas Revolucionarias de Colombia o Frente Amplio Revolucionario Colombiano, haciendo votos por no caer en la degeneración del de Uruguay, que también integraron viejos ex guerrilleros, ahora hábiles sirvientes del Neoliberalismo mundial que infecta a todos los gobiernos y penetra todos los países y nichos ecológicos.
En cuanto a la componente EP, bien podría conservarse como Elección Popular, pues se trata de ofrecerle una alternativa política confiable a las víctimas tradicionales de los politiqueros al servicio del régimen.
De esta manera se confirma el carácter revolucionario no armado de la novedosa organización, pues se entregan las armas, no los objetivos políticos, económicos y sociales orientados a crear una sociedad realmente comunista.
Desde luego, el objetivo sigue siendo válido. Lo comparten las mayorías si el dogma marxista es vencido, o superado como dogma, pues como aproximación al estudio de la Historia, tanto la aproximación dialéctica a los fenómenos sociales como el materialismo histórico, conservan validez.
Sin duda, el maestro renano abrió un camino valioso para analizar la realidad específica, pasajera y cambiante con análisis objetivos, pertinentes y concretos, que pocos marxistas se atreven a intentar para no pecar de herejes.
Prefieren adaptar las observaciones del maestro sobre las realidades de su época, a las situaciones nuevas que la actualidad dialéctica nos ofrece como retos que debemos resolver con originalidad y solvencia, a fin de transformar las crisis en oportunidades.
Por fortuna, otros se atreven a ir adelante, ajustando sus decisiones a su propia realidad, para entenderla cómo es, pues es la única manera de cambiarla a favor de los desposeídos de poder y riqueza.
Y en la actualidad, la realidad indica que ya no es cierto que sea a través de la violencia como los pueblos lograrán recuperar el poder que les han arrebatado los plutócratas desalmados e insaciables.
El “arma de la crítica” bien aterrizada nos permite concluir que perdió su vigencia, que dejó de ser una verdad histórica la “crítica de las armas”, entendida como que es con la fuerza como se remplazan los modos de producción a través de la Historia, lo cual es cierto.
Lo que pasa es que a nuestra generación le toca terminar con la Historia, superarla mediante la no-violencia multitudinaria para crear una Sociedad Democrática Global que realice los mejores sueños democráticos desarrollados por los grandes maestros idealistas de la especie.
Pero su vigencia es superlativa si interpretamos la “crítica de las armas” como el rechazo a su empleo para tomarse el poder y establecer relaciones sociales igualitarias, pacíficas y decentes, diferentes a las conocidas hasta ahora en los pueblos depravados por el capitalismo y su demás variantes consumistas y depredadoras.
3/3 Gestores del cambio
En fin, ante la floración democrática mundial
que surgió del sacrificio de Mohamed Bouazizi en Túnez, imprevista chispa que dio origen al incendio de la Primavera Árabe; la revolución es un asunto que incumbe y compete a todos los ciudadanos y no sólo a los obreros, así sea aliados a regañadientes con los campesinos, como le tocó a Mao en China, lo cual los liberó de la reeducación cultural (o lavado de cerebro) a que fueron sometidos millones de ciudadanos ajenos a los obreros y los campesinos, como lo son los intelectuales o los comerciantes y los artesanos.
Si aprendemos de lo vivido, para no repetir errores conocidos, es evidente que la revolución no les corresponde delinearla, definirla, desarrollarla y construirla teóricamente a unos profesionales de la política que -como “iluminados” especiales y escasos- se las saben todas.
En consecuencia -dada su importancia estratégica que los vuelve imprescindibles y, por tanto, dignos de un cuidado especial-, usan a los revolucionarios surgidos del pueblo como masas de choque; como instrumentos contundentes y no deliberantes, dispuestos a derramar su sangre por las ilusiones que les inculcan sus jefes o cuadros del partido, encargados de trazar línea.
Realmente, se trata de una aventura colectiva
que les corresponde a las mayorías, de modo que nadie se la puede apropiar, como sucede normalmente en las falsas democracias surgidas a partir de la Revolución Francesa.
Ahora, por fin, cuando la verdadera y única democracia está disponible a través de los maravillosos y sorprendentes ingenios de teleinformática con que pretenden esclavizarnos minuciosamente los enemigos comunes; es cierto que cada ciudadano puede intervenir libre y ampliamente con sus aportes personales en busca de consensos sobre las decisiones más convenientes para el bien común.
En consecuencia, todos podemos participar en la confrontación radical a los sicópatas que han gobernado las sociedades piramidales dominantes durante la vigencia de la Historia, y a quines sus víctimas en Colombia tenemos bien identificados, en particular a los que andan desesperados tratando de impedir que el Acuerdo sea aprobado, pues, si se implementa, termina con su impunidad y sus privilegios.
La tarea es común.
Si las FARC-EP lo entienden, su aporte será valioso y logrará atraer a muchos revolucionarios independientes, que no ceden su individualidad en expertos revolucionarios bien adoctrinados y sumamente arrogantes y ambiciosos, realmente anacrónicos y en evidente decadencia en todo el Mundo.
De esta manera se enriquecerá lo acordado, se enmendarán sus fallas con la autoridad del pueblo, y se empoderará a los ciudadanos para que constituyan una patria igualitaria que nos consienta a todos, mediante sus aportes individuales y francos, que consigan el establecimiento colectivo de normas justas y estables, materializadas en la creación de instituciones idóneas.
Llegó la hora de deshacernos de las falsas instituciones democráticas diseñadas por la burguesía triunfante para mantener subyugadas a las mayorías.
La estabilidad de las leyes en las formaciones sociales establecidas al amparo de la Sociedad Democrática Global, dado su origen eminentemente popular y democrático, desvirtúa de plano la necesidad de las aparatosas, artificiales y corruptas instituciones sagradas de la democracia liberal con su división de poderes, cuya podredumbre se calla, por sabida, y cuyo ejercicio se reservan los desalmados y cínicos politiqueros pertenecientes a las clases dominantes; de modo que el pueblo poco se entera.
Esto significa que la revolución auténtica
–en vez de la sensación ideológica de su realización en beneficio de las mayorías, contradicha por la realidad cotidiana que demuestra el persistente beneficio de nuevas nomenclaturas de burócratas, potencialmente corruptos como nos enseñó lord Acton- será obra de todos, de modo que todos tenemos derecho a participar según nuestro leal saber y entender, sin discriminaciones y tan ampliamente como lo deseemos, en el diseño de la Nueva Sociedad que habrá de surgir del esfuerzo colectivo contra los enemigos comunes de la Humanidad y la Vida.
Lo que demuestra la Historia con su frustración reiterada de las mayorías, pese a las promesas de los gobernantes e independientemente de la ideología con que las alienen, es que, si aspira a verlos realizados, cualquier individuo tiene derecho a defender sus sueños personales ante los demás, sin imposiciones pero sin represiones, buscando convencer a otros para que lo apoyen, y sometiéndose a lo que decidan finalmente las mayorías, desde que no viole derechos inalienables.
Así, quienes sufren iguales frustraciones podrán ponerse de acuerdo para unir sus fuerzas contra aquellos plutócratas que les impiden realizar los sueños colectivos.
Por primera vez en la Historia,
hay que reiterarlo, disponemos de los medios técnicos, intelectuales, políticos, sociales y culturales para enfrentar con grandes posibilidades de éxito, si actuamos rápido, pues cada día los daños que causan son enormes, a los enemigos comunes que insisten en su conspiración milenaria para acabar con el Mundo.
Como sabemos, se trata de una obsesión reiterada en cada sermón a las masas de creyentes incapaces de pensar por su cuenta, que es compartida por los tres sectores abrahámicos; a saber, sionistas, cristianos y musulmanes.
Además, para mayor peligro, otras expresiones culturales, políticas e ideológicas la secundan o, al menos, les hacen el juego como idiotas útiles, según podríamos afirmar de Vladimir Putin, por ejemplo.
Afortunadamente, estamos en condiciones de enfrentarlos porque disponemos de los medios técnicos apropiados, el conocimiento amplio de la esquiva Verdad y la experiencia necesaria para actuar con autonomía y amor propio, sin creer más en doctrinas o en caudillos capaces de salvarnos pese a nosotros mismos, o contra nosotros mismos.
¡Sólo el pueblo salva al pueblo!
Las FARC-EP pueden aportar su gran experiencia
y fidelidad a la causa revolucionaria, lo que les ha permitido adquirir una envidiable claridad conceptual, o una gran oportunidad de adquirirla y socializarla, si se deshacen de vendas ideológicas que los limiten pero que el debate franco les permitirá revaluar.
Su papel debe ser crítico y pro positivo, convincente y tolerante, a ver si merece o se gana la Elección del Pueblo como canal idóneo y confiable para copnformar un Frente Amplio Revolucionario en Colombia, capaz de estimular e integrarse a la Revolución Mundial en Marcha.
Tiene una oportunidad inédita, gracias a su militancia probadamente revolucionaria, para promover la participación democrática que le permita a cada ciudadano interesado sumarse a la lucha común contra el sistema oprobioso que está acabando con el Mundo, pero quiere eludir su responsabilidad mientras acelera la hecatombe.
En cualquier caso, la tarea es democrática, no plutocrática ni reservada a especialistas, de modo que la participación ciudadana es definitiva.
Nadie puede impedir que te sumes a la construcción de la Utopía.
¡Anímate a aportar!