Del socialismo
De lo utópico a la construcción consciente, planificada de la vida
Por Jorge Aniceto Molinari
Es muy difícil encontrar hoy en todo el abanico de los analistas sociales, una caracterización de la crisis actual del modo de producción
predominante: el capitalismo.- Prefieren no hacerlo, con lo cual los análisis se caracterizan por las abstracciones sin definición.
De ahí devienen las más encontradas y dispares opiniones, no hay certezas, hay incertidumbre.-
Algunos mascando su desazón nos dicen que hay capitalismo para rato, como si un sistema social pudiera de golpe abandonar el escenario. De más está decir que ese “pesimismo” los lleva a definir tareas; hoy simplemente de pasarla lo mejor posible mientras la crisis llega a todos los niveles de la sociedad, a la espera de la “revolución”.
También los hay que creen que el socialismo es propiedad estatizada, y consumen el aprovechamiento de coyunturas muy especiales con programas para las necesidades de los núcleos que los rodean, lo cual no está mal si se hace consciencia de las limitaciones existentes y se programa una acción política de más largo alcance, pues la coyuntura pasa y las necesidades reaparecen.
Nosotros consciente de la modestia de nuestros conocimientos nos hemos atrevido a definir la crisis actual del sistema como irreversible. ¿Qué queremos decir?: que el sistema ya no tiene posibilidades reales de encontrar un equilibrio estable.- El agostamiento de la tasa general de ganancia es inexorable, y hasta ahora que yo sepa nadie ha podido demostrar lo contrario, es un límite material insalvable. Si para esto fuera necesario definir un índice bastaría con señalar el cada vez mayor endeudamiento de los Estados, y la insuficiencia de sus recursos para cumplir con las necesidades más elementales de la gente, así como la degradación de los puestos de trabajo, poco bien remunerado y una infinidad mal remunerados. Una guerra que se extiende con millones de víctimas y desplazados, asumida como algo inevitable por el resto de la humanidad.
Es acá entonces que surge una división de caminos. Los “marxistas” al que le han agregado lo de “leninistas” aún cuando muchos que no se definen en estos términos llegan a iguales conclusiones, piensan en un cambio a partir del Estado que cuanto más propiedad tenga en sus manos mejor. Salvo que eso no tiene nada que ver con el pensamiento de Marx, de Engels, de Lenin, e incluso de José Batlle y Ordoñez en el Uruguay.
El problema es que cada vez que usufructuando una coyuntura han puesto en práctica sus ideas, ha habido un beneficio real para sectores empobrecidos de la sociedad, pero ello es imposible de mantener sin resolver la ecuación global que nos plantea el sistema, lo que da lugar a debacles no programadas y a burocratismo y a su invitada a escena: la corrupción, que no tiene otro origen que la explotación de un ser humano por otro ser humano.
El problema lo ha tenido –con diferente intensidad- la Unión Soviética, China, Cuba, cada uno de los gobiernos progresistas, que no han tenido las herramientas necesarias para responder a la presión que ejerce sobre toda la economía el modo de producción predominante. Valdría poner como ejemplo el precio de los comodities o el manejo distorsionado del valor de las monedas que tanto han afectado al abastecimiento popular, particularmente en Venezuela.
Cuando Lenin proyecta la NEP (nueva economía política) trata de responder a esta necesidad; ni su vida, ni la base humana construida pudieron tener la fuerza suficiente para contrarrestar la acción social del sistema capitalista que penetraba por los poros de la burocracia estatal y de la nueva burocracia emergente.
Comparemos esto con todo lo que ha venido sucediendo en Argentina, en Brasil, en Uruguay, en Venezuela, etc. etc.…
Es cierto la acción de los sectores conservadores de la sociedad parapetados particularmente en sus propiedades y en especial en los medios de comunicación y prensa, han hecho su trabajo.- Hemos conocido los manejos más miserables en el campo propagandístico, el manejo de la mentira como sistema, pero no son nuevos en la historia.- David Alfaro Siqueiros el notable muralista mexicano, consultado por la revista Spunik sobre porque había atentado contra la vida de Trotsky contestó: “porque nunca lo había leído y por favor no me pregunten nada más”.
Sin embargo entrar solo en ese terreno es hacer el juego precisamente a lo que el sistema necesita para estirar su agonía: más competencia. Y se da la paradoja de que los que siempre negaron la lucha de clases hoy necesitan exacerbarla para alargar sus días.
Ahora entonces ¿Cómo resolver la ecuación si lo que tengo son solo los instrumentos estatales?, aunque nosotros pensamos que no es así.
Cuando Marx y Engels impulsan la creación de la Primera Internacional, el capitalismo estaba en pleno crecimiento global, sin embargo los maestros llegaron a la conclusión de la necesidad de un instrumento que unificara a los trabajadores de todo el mundo, para responder organizados y a través de un programa a la necesidad de progreso de los pueblos.
El Manifiesto del Partido Comunista de 1848, no está referido a ningún país en particular, es el manifiesto de los comunistas en el mundo. Su programa refiere directamente a una época, como el que adoptó Lenin en abril de 1917, sus objetivos eran preservar el aparato productivo atendiendo en primer lugar a las necesidades de la gente.-
Si alguien puede definir que lo que hoy necesita la humanidad es un modelo alternativo que compita con el capitalismo, que lo diga y lo fundamente.
En nuestro caso nos vamos a definir por la necesidad de preparar la muerte en paz de la predominancia del modo de producción capitalista para dar pasos con la moneda única y universal y un sistema tributario basado en la circulación del dinero que elimine los paraísos fiscales y toda forma tributaria basada en salarios y pensiones. Ninguna transacción en el mundo puede ser legal sino está registrada en los organismos que la sociedad determine.
Seguramente en los que nos lean surgirá la duda sobre si la libertad humana está garantizada si abogamos por un sistema de construcción consciente y planificada de la sociedad.-
Frente a ello nuestra respuesta es contundente: hoy la libertad humana está vilipendiada en manos de los que manejan el caos de los mercados, como diría Trotsky, solo una sociedad organizada, planificada, con todos los instrumentos a los que hoy alcanza con la revolución técnico científica, será capaz de dar libertad al ser humano.- Estamos seguros de que es posible si se construyen los instrumentos políticos universales capaces de tomar esa tarea en sus manos.
Publicación Barómetro 20-10-16
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(Énfasis y colorines agregados por DBP)
Comentarios irreverentes de Darío Botero Pérez
“es posible si se construyen los instrumentos políticos universales capaces de tomar esa tarea en sus manos·”
Y ¿Quién los construye? ¿Con qué derecho?
Pues los intelectuales orgánicos, porque sabe marxismo. O sea, son maestros en la religión atea que sabe analizar científicamente el mundo a nombre de los obreros y contra los intelectuales díscolos.
Están preparados, como los apóstoles cristianos, “para responder organizados y a través de un programa a la necesidad de progreso de los pueblos.”
Por eso insisten en crear una moneda universal que controlarían ellos, o se controlaría sola, pues los demás seres humanos son muy ladrones, o no están preparados para manejar lo que diseñen sus guías, cultos y marxistas...
En fin, la solución a todos los problemas coincide con las del Vaticano;
“dar pasos con la moneda única y universal y un sistema tributario basado en la circulación del dinero que elimine los paraísos fiscales y toda forma tributaria basada en salarios y pensiones. Ninguna transacción en el mundo puede ser legal sino está registrada en los organismos que la sociedad determine.”
Que esperen las masas las soluciones bien planificadas, dejando su arrogancia que les hace creerse capaces de gobernar sus propias vidas con las instituciones y normas que se quieran dar democráticamente.
Deben reconocer que quienes tienen derecho a trazar el rumbo son quienes están preparados para diseñar y adaptar “un programa a la necesidad de progreso de los pueblos”.
Lo demás son veleidades pequeño burguesas sin futuro ni consistencia.
¡Que se olviden del embeleco antimarxista de la Democracia Directa!
Amèn.