Plebiscito
Del Sí del No a la Reconciliación
Por: Juan Luis Castro Córdoba
En un artículo anterior, conté como un día yo me encontraba en un centro comercial compartiendo con mi familia, observaba a una señora que caminaba con su niño de aproximadamente dos a tres años.
El niño salió corriendo contagiándome su alegría y de repente precipitadamente hizo un traspié y cayo, como todos los niños hubo ese momento de silencio momentáneo, seguido de la extensión del
labio inferior mirando a su madre para estallar luego en llanto. Su madre inmediatamente corrió a levantarlo y le dijo; “Sana que sana culito de rana….” y el niño al corto tiempo ya se encontraba
jugando y sonriendo de nuevo.
Esa capacidad de dejar de llorar de retornar a la normalidad después de un accidente, es lo que permite aprender de los traspiés y retornar al disfrute de la vida, cuando las dificultades son frecuentes y severas, los niños lloran no por ratos sino por horas y usualmente pierden la capacidad de recuperación a estas situaciones, ellos sufren de estrés crónico o postraumático. En la adultez se vive algo similar, estos traumas o accidentes muchas veces se ven representados en odios o en tristezas crónicas si los podemos llamar así, sin embargo, la mayoría somos capaces de recuperar la alegría y continuamos con nuestras vidas, a esto le podemos llamar perdón. Bien, ahora que estamos hablando de paz, del triunfo del No en el plebiscito, es muy necesario entender que para gran parte de nuestra población lo más difícil es la reconciliación.
La votación de este dos de octubre fue probablemente un hecho más importante desde que tengo vida. Se definía que por primera vez íbamos a tener un país más cercano a la paz. De varias fuentes de alto turmequé, conocí la renuencia de parte y parte en varios puntos para firmar el acuerdo, tuve el privilegio de escuchar a Enrique Santiago, asesor del proceso de paz explicar con detalles varios puntos y quedé satisfecho con la explicación y que se había alcanzar castigar lo máximo posible y perdonar lo máximo posible también.
La mayoría del país quedó atónito ante la trasmisión y el resultado electoral en el cual nos dimos cuenta de que el No había ganado. Muchos colombianos como yo, votamos por el Sí, ya fantaseábamos con un país diferente; Luego de la esperanza que generó Rodrigo Londoño alias “Timochenko” al ofrecer perdón a todo el país durante el discurso protocolario en el evento de la Firma del día 26 de septiembre. Sin embargo, hay que reconocer que su perdón no fue suficiente. Que las heridas que dejaron con sus actos de barbarie fueron muy profundas, y que la estrategia barata electoral plagada de mentiras muy técnicas, como lo reconoció el uribista Juan Carlos Vélez después de la entrevista y confesión publicada en la revista La República “El No ha sido la campaña más barata y más efectiva de la historia” se encaminó a revivir esas heridas y dio un resultado estruendoso en los votantes colombianos.
Es más, yo diría que el abstencionismo tan alto tuvo que ver con la misma propaganda negra utilizada por el Centro Democrático que llevaba con la única intención de quitar esos aires de esperanza y revivir el odio contra las FARC y asimismo contra El Proceso de Paz.
Los medios de comunicación como RCN que financiaron la campaña del No y la derecha de este país, se han enfocado los últimos 14 años en construir en el imaginario del colombiano un eje de odio y rencor por las FARC y todo lo que se asimile a izquierda como el Socialismo y Comunismo que según estos medios es la representación de muerte, pobreza y demás términos deferidos a la miseria y ni se diga del término ‘Castrochavismo’. Esta estrategia históricamente ha sido exitosa, pues evoca los sentimientos más primarios como el temor, lo que desde el punto de vista político electoral genera créditos inmediatos, es de anotar que no ayudaron mucho los festines de sangre de los que fueron protagonistas la insurgencia, ni mucho menos las respuestas por parte del Ejército Nacional que para alimentar la sed de venganza generaban sus propias masacres, el objetivo no era capturar sino asesinar. Acompañado de unos medios que no tratan de buscar la noticia de fondo, sino que viven del rating generando indignación y haciendo énfasis en lo que toque las fibras más íntimas de los todos los ciudadanos.
La cantidad de insultos, que se vieron en las redes sociales, es la clara evidencia de lo que ha sido nuestro país en las últimas cinco décadas, una tierra plagada de violencia y que Volkan la define como una mala forma de comunicación. Es lo que utilizan las personas cuando ya ven al otro como un obstáculo a sus metas o creencias, cuando cosificamos al otro. Nos encontramos con un país ad portas de firmar un proceso de paz, porque todavía no está muerto, pero con las heridas abiertas. Todavía hay mucha gente que solo concibe el asesinato de los jefes farianos como la única salida al conflicto que nos ha frenado las posibilidades de crecer, de vivir en otro país distinto al que hemos tenido durante los últimos 50 años.
Perdonar es uno de los actos más complejos que podemos realizar como seres humanos, por eso somos tan evolucionados y nos diferenciamos de los animales. Uno no ve un perro diciéndole a una perra “te amo”, tampoco lo ve diciéndole “te odio” las antipatías y amores de los animales están impresos en sus genes o apegados a necesidades instintivas como la comida, vienen equipados así para defenderse de sus enemigos naturales.
Sin embargo, los seres humanos podemos a través del uso de la razón y de un esfuerzo consciente, cambiar los sentimientos de odio por los de reconciliación. No es fácil, pero odiar hace más daño al que ejerce el odio que al odiado, de hecho ¿cuántas veces no se ha encontrado usted reviviendo momentos dolorosos que hayan sido causados por alguna persona?,
Clínicamente aumenta la frecuencia cardiaca, se libera adrenalina, incluso se le daña el genio como dicen vulgarmente y el día por hay derecho. Mientras tanto su archienemigo, sigue fresco y campante como si nada hubiese pasado.
En Inglaterra después de la Segunda Guerra Mundial fue estimado que todas las familias inglesas habían perdido por lo menos un miembro de su familia. Los ingleses pudieron externalizar su odio en los alemanes, en alguien que no hablaba el idioma de ellos, que no compartía sus costumbres y que además vivía en otras tierras, además el acompañamiento de la comunidad internacional conjuntamente con las sanciones que recibió Alemania ayudó a resarcir y ejercer un duelo.
Esto fue importante porque les permitió vivir en la intimidad de su cultura el duelo de la guerra, la postguerra y la reconciliación.
Para los colombianos es mucho más complicado, el enemigo lo hemos intentado externalizar, siendo un error, porque la guerrilla y los paramilitares son colombianos que hablan nuestro idioma, compartimos con ellos nuestra cultura, costumbres y crecimos en la misma tierra. Esto hace más difícil entender por qué nos hemos hecho tanto daño y poder superar el daño que nos causa alguien cercano es mucho más difícil.
“La guerra colombiana ha afectado directamente a todas las familias colombianas”.
Uno de los mecanismos de defensa que utilizamos de manera inmadura para tratar de superar estos traumas es el de externalizar el daño, proyectarlo en el otro aunque provenga de nosotros mismos. Eso es precisamente lo que hacemos cuando intentamos dividir la sociedad entre “buenos y malos”, usualmente esto produce polarización, divisiones que es lo que nos aqueja a los colombianos en este momento en gran parte y que no ha permitido que este proceso sea exitoso.
“Todas esas divisiones de “buenos y malos” se vuelven relativos cuando uno toma en cuenta la indiferencia que hemos tenido con respecto a la pobreza, la falta de oportunidades, los atropellos de la clase política y muchas cosas más…”.
Perdonar es complicado pero para empezar yo le recomendaría estas tres reflexiones:
Primero: Usualmente cuando uno le echa la culpa de lo que le sucede a otros, está dándole control de su vida a el “otro”, es como si usted no pudiese hacer nada para cambiar la situación.
Por eso lo primero es entender lo siguiente:
a) Somos el país con los índices de desigualdad más altos ocupando el puesto 12 en mayor desigualdad del ingreso entre 168 países del mundo, de acuerdo con el Informe sobre Desarrollo Humano que acaba de presentar el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
b) Nuestro sistema de salud y educativo está en colapsado y rezagado por la corrupción de nuestros mandatarios y nosotros seguimos eligiendo el mismo régimen.
c) En todas las alcaldías nos prometen el metro en Bogotá y aún no lo tenemos.
d) Poseemos zonas del país con índices de mortalidad materno infantil y desnutrición como los de Haití o como algunos países de África. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), este índice, a 2013, era de 54,620 muertes por cada 100.000 habitantes.
Y esto no es de ahora, antes de la existencia de la guerrilla tuvimos “La Guerra de los Mil Días” y luego tuvimos el “Bogotazo” En fin, estas situaciones se han repetido históricamente porque hemos tenido un país que ha excluido de los beneficios de pertenecer a una sociedad democrática.
Eso es culpa suya, mía y de nuestros antepasados; La información está en las redes, no soy comunista, no soy guerrillero, este es el paso más difícil el de reconocer que uno tiene responsabilidad en lo que le sucede a este país, la salida olímpica es echarles la culpa a los demás, sea quien sea.
Uno de los mayores socios de la depresión, ansiedad y los sentimientos de odio crónicos son la falta de control sobre situaciones determinadas.
Segundo: Para aquellos que siguen odiando que no conciben una paz que no incluya sangre o sufrimiento de los farianos o los paramilitares, solo me queda decirles que están en todo su derecho de sentirse así, especialmente si han sido victimizados. Pero, así como el niño del ejemplo anterior dejó de llorar en algún momento para volver a sonreír luego de haber sido lastimado, solo deseo que prontamente usted también lo haga.
El estado natural del ser humano desde el punto de vista mental requiere poder vivir sin rencores y mirar con paranoia saludable las cosas, vigilar para que no vuelvan a abusar de nosotros, pero no inventar enemigos donde no los hay “Van a entregar el país a las FARC” “Esto va a generar más violencia” cuando la evidencia indica que por fin después de décadas este nudo de traumas represados se va empezar a desenrollarse.
Tercero: deje de vivir en el pasado esto conlleva a la depresión por lo que no se logró, es cómo manejar un carro y mirar solamente el espejo retrovisor, solo se ve lo que se deja atrás y no se ve lo que viene adelante. Si usted maneja su vida así, se va a terminar estrellándose.
Finalmente vivir con prejuicios o prevenido con el pasado es como mantener unas gafas oscuras y unos tapones en los oídos, a pesar de que el sol brilla no se ve tan brillante, a pesar de que la noche no es tan oscura se ve densa e impenetrable, los violines de la paz suenan, pero solo se escuchan los tambores de la guerra.
Nota: la marcha en Bogotá fue impresionante y espontánea. Vientos de algo nuevo se sienten en el aire.
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Publicación Barómetro 20-10-16
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