FUTURO INMEDIATO
Darío Botero Pérez
Es usual el engaño oportunista reiterado; y hasta renovado, si sus embustes anteriores han sido desenmascarados y no basta la demagogia para ocultarlos o para seguir negándolos o tergiversándolos.
Se trata del arma favorita y clásica de los demagogos que prefieren embrutecer a las multitudes, fanatizándolas y convirtiéndolas en masas maleables a disposición de los sicópatas que las utilizan y reducen.
Si bien es lo que se espera de los regímenes despóticos y absolutistas, ladinamente lo utilizan los politiqueros que practican la tramposa democracia representativa para legitimar su acceso al Gobierno tanto como los abusos que cometen ejerciéndolo.
El régimen, mediante sus instituciones perversas y los funcionarios corrompidos que las monopolizan, subyuga a los gobernados carentes de los recursos económicos y los contactos sociales requeridos para figurar como parte integrante, así sólo sea en el escalón inferior, de las minorías privilegiadas que someten a las mayorías crédulas, cobardes e impotentes.
Por fortuna, creciente y contundentemente, éstas ahora despiertan, se sacuden, se informan, reflexionan, aprenden a ser soberanas, independientes y autónomas, de modo que entienden su triste condición, crecientemente agravada por el deseo, el firme propósito y las acciones criminales cotidianas que buscan empeorársela, albergados y ejecutados por los sicópatas del 1% privilegiado.
Dicho entendimiento ha de suministrar las fuerzas pensantes, abrumadoras, sensatas, valientes, beligerantes, pacíficas, resueltas, dignas y contundentes, requeridas para derrotar las bestialidades del capitalismo, ahora absolutamente degenerado y agónico, como bien lo ha permitido comprender por amplias mayorías la ruin campaña electoral en USA, que demanda la presencia del pueblo como alternativa a los degenerados que lo suplantan y buscan diezmarlo.
Es hora de que renazca el movimiento Occupy Wall Street, antes de que se consolide en nuestro continente americano el Apocalipsis que viene desarrollándose criminalmente en Medio Oriente, Asia y África, Alaska y Groenlandia, Australia y Europa, y que se esmera por afectar mortalmente el Antártico y todos los océanos, tanto como sus afluentes de agua dulce, abusivamente cercenados con enormes represas hidroeléctricas que impiden el retorno de los peces a reproducirse en donde nacieron.
Matarnos de hambre hace parte de esa maldición abrahámica que nos está extinguiendo y envileciendo a nombre de la fe irracional en dogmas criminales que los fanáticos consideran la voluntad de dios.
Las oligarquías se reservan privilegios impensables por y para las mayorías despojadas, humilladas y subyugadas.
Por eso, mantenerlas engañadas es un propósito común de todos los politiqueros que quieren esquilmarlas haciéndoles creer que es por su bien.
Intentan convencerlas de que las cosas podrían ser peores si no fuese por la intermediación de los corruptos que las cocinan en su propio beneficio, contribuyendo a la destrucción acelerada de la biosfera y pisoteando los derechos de las mayorías.
Ese es el papel que cumplen en la falsa democracia liberal los corruptos organizados en partidos políticos que anhelan el poder para cometer sus propias tropelías contra las mayorías.
Dichas organizaciones de delincuentes legítimos ocultan la condición criminal de sus jerarcas, controlando y domesticando sus instintos sicóticos y depravados, al menos en apariencia, pues la jerarquía no admite limitaciones.
Bien lo demuestra el caso patético de Mariano Rajoy en España, quien sigue a la cabeza del podrido Partido Popular, y de ninguna manera está dispuesto a renunciar al Gobierno mientras cuente con el apoyo del rey Felipe VI en la extraña democracia monárquica que continúa agobiando tantas regiones autónomas en la provincia ibérica.
Rajoy sabe que si cede el gobierno como un derrotado, la justicia le caerá encima, y sus cuentas son abundantes y graves, de modo que exigen ser castigadas penalmente. Al menos, razones hay muchas para que sea así.
No obstante, el peor caso, por la importancia estratégica del país en el Mundo entero, es el de las elecciones en USA, cuyos rivales resuelven acudir a temas mezquinos que los retratan bien en su ruindad ética.
No obstante, pese a su bajeza e inmoralidad, les permiten atraer a unos electores políticamente perdidos e incapaces de reflexionar e identificar sus propios intereses, mucho menos de defenderlos, debido a la alineación a que han sido y siguen siendo sometidos, y que busca enfrentarlos mutuamente mientras el cataclismo crece.
Se reducen a actuar como fichas fieles de quienes son sus titiriteros, de modo que los manejan en su beneficio, obligándolos, por ejemplo, a votar por el candidato que les señalen los jefes, sin atreverse a pensar por su propia cuenta.
Siguen actuando contra sí mismos, inclusive cuando saben que los han engañado porque los cínicos manipuladores lo han confesado públicamente, como es el caso con el partido Centro Democrático, dirigido omnímodamente por el gran gurú paisa en Colombia, Álvaro Uribe Vélez.
Tal actitud masoquista de los pueblos engañados por politiqueros y medios de alineación masiva, también se da en México con su flameante, cínico, corrompido y flamante presidente, Enrique Peña Nieto.
Se trata de una nación copada por la mafia, como lo han estado Colombia, El Salvador, Honduras y Guatemala, o Afganistán y muchas más en el Mundo, desde hace años.
Dada mi nacionalidad, y la importancia que ha cobrado el experimento de paz en Colombia -que puede servir de modelo para otros países en conflicto, como lo vemos en Venezuela, que ha optado por el diálogo, frustrando a los guerreristas que le han decretado la guerra civil para apoderarse de sus tesoros y arrebatarles definitivamente su soberanía-, hay que insistir en que tal manipulación de los ciudadanos, atropellando su dignidad abiertamente, es lo corriente con las huestes retrógradas e ignorantes de una realidad que no reconocen y se niegan a admitir los fieles seguidores de Álvaro Uribe Vélez, otro mago para la demagogia tipo nazi dirigida a confundir, comprometer y subyugar a sus maleables, incautos, primitivos y apasionados admiradores.
Pero la difusión de la Verdad -que le costó su preciosa vida a Jesucristo en plena juventud, por arte de los fariseos que vino a desenmascarar y combatir, remplazando su odiosa Tora con el Evangelio- nos hará libres, como prometió el sabio Maestro.
Pero no como promesa divina sino como simple dinámica del poder intrínseco de la Verdad, que nos está haciendo libres en la medida en que más seres humanos la admiten como criterio de relación social por excelencia, en una situación de verdadera igualdad convencional, prometida pero jamás satisfecha para las mayorías por el capitalismo y la burguesía.
La razón es que la Verdad es una guía cierta para los decentes y honestos que desean acertar en su interpretación de la realidad, para poder cambiarla en beneficio de las mayorías, recorriendo caminos veraces y no los ilusorios que nos prometen los politiqueros y demás ideólogos interesados en ocultar o tergiversar esa realidad, tan dolorosa por culpa de sus crímenes.
Todos poseemos cerebros funcionales capaces de mostrarnos la realidad, deformada u ocultada por los canallas que insisten en convertir el Mundo en un matadero, y , también, en un basurero.
Es lo que han hecho durante los últimos diez mil años, que corresponden a lo que llamamos Historia y que estamos obligados a trascender si no queremos desaparecer, con mucha pena y ninguna gloria para nuestra criminal especie, tan nociva y detestable para las demás.
Ante la ambición desmedida de los politiqueros, acosados por sus amos, los potentados dueños de los bancos, las transnacionales y la biosfera que les ceden los vende patrias; la responsabilidad recae en cada ser humano consciente, digno y dueño de su vida, o soberano de sí mismo, maduro, responsable, sensato, solidario y capaz de unir su fuerza con la de quienes entiendan que nadie nos va a redimir...
Que redimirnos es responsabilidad nuestra personal, y sólo se consigue atacando, unidos con la Verdad, las ideologías que nos alienan y nos presentan y relacionan como si fuésemos enemigos.
Los nicaragüenses lo están gritando contra la farsa electoral que reelegirá al corrompido ex comandante sandinista, Daniel Ortega, o a quien le convenga para continuar su impune saqueo al sufrido país hermano.
Para USA y el Mundo, seguir en manos de plutócratas significa admitir el fracaso de la especie humana, que ha sido incapaz de rebasar el dominio de los sicópatas que la degradan, de modo que es justo recibir el castigo anunciado del Armagedón prometido, que va tan avanzado y nos tenemos tan merecido.
¡Vamos para polvo radiactivo a gran velocidad!
Pero tú puedes impedirlo, si te unes a otros seres dignos.