EL DESAFÍO DEFINITIVO ES YA
Darío Botero Pérez
// Depredación deliberada............................................................................ 1
// Fuerzas en pugna........................................................................................ 3
// Falso paraíso humano............................................................................... 5
// Cuestión de dignidad................................................................................. 6
// Depredación deliberada
Es completamente absurda y suicida la práctica capitalista de producir riqueza saqueando la Naturaleza, convirtiendo los recursos en basura. Criminalmente desperdician la mayoría, como si no valiesen nada, para extraer los buscados por el minero o por el inversor extranjero, quienes jamás podrán compensar los daños deliberados causados gracias a los vende patrias politiqueros que les ceden las riquezas públicas como si fuesen su propiedad personal.
Estúpidamente se prefiere el enriquecimiento creciente de unas élites. Éstas son las grandes beneficiadas con el consumismo compulsivo que absorbe los ingresos de quienes tienen capacidad de compra.
Tal degeneración del consumo es inculcada a los desprevenidos consumidores por una publicidad engañosa y perversa, dedicada a adormecer las conciencias y seducir a los individuos con promesas de confort, completamente reñidas con el verdadero bienestar disfrutado cuando se sabe vivir en armonía con la Vida en vez de, simplemente, consumir agrediéndola y extinguiéndola.
Pero es esto lo que sucede creciente y cotidianamente ahora en los contaminados y frustrantes mercados establecidos por el Neoliberalismo pisoteando la soberanía de los países, la cultura de las naciones y la dignidad de las personas.
Irresponsablemente se ignora y desprecia la acumulación de bienes de uso completamente funcionales y susceptibles de servir durante mucho tiempo, así no sigan siendo novedades tecnológicas debido a su eventual obsolescencia, que sería relativa mientras los utensilios funcionen.
Por desgracia, vertiginosamente son convertidos en desechos industriales o en sobrantes colaterales y despreciables de pesca o caza, o del saqueo de flora virgen; recursos todos que pertenecen a la Vida y el hombre no tiene derecho a apropiarse ni, mucho menos, a destruir a propósito disfrazando su crimen de actividad económica legítima. Aunque no dudan en tacharla de ilegítima, si declararla fuera de la ley aumenta su rentabilidad, como sucede con las ilegalizadas drogas del placer.
Con tales procedimientos están destruyendo aceleradamente la biosfera, extinguiendo especies a un ritmo alucinante, que tiene escandalizadas a las mayorías sensibles, solidarias con la Vida y conscientes de la importancia de la diversidad para que todos pelechemos en la cadena que la conforma, mirada como un todo del cual las especies serían células vitales, y los sicópatas plutócratas, que concentran el poder y las riquezas, auténticos cánceres que tenemos la obligación de extirpar lo más pronto posible.
Aunque para Donald J. Trump y quienes lo consideran un héroe triunfador capaz de salvar a tanto mediocre resentido regado por el gran país, acabar con todo con la mayor brevedad es la esencia del sistema moribundo que nos está matando a todos; y que los ciudadanos globales tenemos la obligación de vencer y enterrar junto a la Historia.
Con sus agresiones permanentes, ya centenarias, USA está cada vez más parecido a un erial, debido a las prácticas productivas agresivas de la Naturaleza, que oportunamente denunció un jefe seattle a mediados del siglo XIX, espantado con la locura blanca que pretende adueñarse de la Tierra. Olímpicamente, con euro centrismo arrogante y despiadado, los capitalistas olvidan o niegan irracionalmente que es sagrada y pertenece a todas las especies pero a ninguna en particular, aunque la Biblia sostiene que les pertenece a los descendientes de Adán y Eva.
Sin consideraciones sensibleras que prefieren la Vida al dinero, los abrahámicos insisten en que su dios hizo toda la Naturaleza para ellos solitos, de modo que la tratan como les da la gana, de acuerdo a su conveniencia y sus creencias exterminadoras; y nadie puede evitarlo, oponerse o condenarlo.
Pero es lo que corresponde. Lo tenemos que hacer ya quienes conservamos la sensatez y aún estamos vivos.
Tenemos que proceder multitudinariamente, si queremos mantener las condiciones propicias para la conservación y la evolución de Vida en la Tierra, que el consumismo y la falsa economía que lo promueve -regida por las reglas de los tahúres y los casinos, propias de la crematística surgida de la codicia y el deseo de enriquecerse con el producto y el trabajo ajenos- se esmeran por deteriorar lo más posible, en el corto plazo.
// Fuerzas en pugna
Las ilusiones, los prejuicios, los miedos, las ambiciones, la arrogancia y los complejos de los más atrasados política y culturalmente, aunque más armados, más dispuestos y mejor entrenados que cualquiera para enfrentarse a sus eventuales enemigos cuerpo a cuerpo, sin correr mayores riesgos pero alcanzando una gran mortandad de sus rivales, son el soporte social del monstruo rubio que nos amenaza abierta y globalmente a todos, sin dejar lugar a dudas.
Serían ajenos o traidores a los auténticos valores y principios predicados por los grandes maestros de la Humanidad, incluyendo a Jesús. Actúan como falsos cristianos porque realmente son sionistas, predicadores de los discursos por los que mataron al famoso crucificado.
Su locura supera la imaginación, que no concibe tanta brutalidad y tanto cinismo en un ser humano normal, pues las mayorías sanas son ajenas a las actitudes de los sicópatas que han dirigido el Mundo durante los últimos diez mil años, abusando de la buena fe de los decentes.
En consecuencia, toca enfrentarlos globalmente con inteligencia, conocimiento, sabiduría y dignidad, buscando diferenciar entre los amos, a quienes tenemos que vencer pronto, y sus lacayos confundidos, para sacarlos de esa ignorancia supina que los convierte en fanáticos furiosos convencidos de que tienen derecho a matar a los demás para defender el oprobioso sistema social dominante.
Sus víctimas serían malos por no compartir sus prejuicios ideológicos y ser hasta capaces de atreverse a cuestionarlos o a burlarse de sus absurdos, como los caricaturistas inolvidables de Charlie Hebdo, asesinados por fanáticos musulmanes porque se atrevieron a dibujar al personaje que se inventó a Alá.
Ciertamente, son tan fanáticos como las huestes cristianas que admiran al triunfador Trump, y como los sionistas que apoyan a Netanyahu, el abusivo e invasor genocida, actualmente primer ministro de Israel.
Si no actuamos pronto y contundentemente, los enemigos comunes y sus hordas de creyentes están dispuestos a imponernos su dictadura eterna. Son capaces, poseen los medios y cuentan con el sicópata mayor que exacerba sus pasiones y promete devolverles pronto su perdida grandeza, tan añorada e imposible de recuperar en el presente.
Por el momento, demuestran su superioridad discriminando humanos inferiores, como los inmigrantes, los negros y los que ostentan géneros diferentes al macho y hembra que los represores postulan como los únicos que les parecen naturales.
No es de extrañar, dada su catadura cultural, pero ¿Será que ignoran que es lo mismo que hizo Gustavo Adolfo Hítler para inducir y conducir al admirado pueblo alemán a ser protagonista y motor de la Segunda Guerra Mundial en 1939, tras la que causaron los reyes al provocar la carnicería de 1914, que ahora quieren reeditar e imponernos los plutócratas de la aristocracia del dinero, pues ya, tras siglos de usura y acumulación, son más poderosos que los monarcas heredados de la Edad Media?
Más bien, conviene suponer para el bien común que parecen conocer en detalle tan vergonzosa crónica. Por eso se muestran bastante afanados por replicarla de una vez por todas, obsesionados con las exhortaciones rudas de Trump para hacer “América grande de nuevo” (O “America great again”), como lo promete el gran matón providencial e invencible.
El notable basp está expresamente interesado en establecer en nuestro continente un gran reich de más de mil años. Sería eterno, según las ideas de Francis Fukuyama respecto al Fin de la Historia como les conviene a los plutócratas y lo han diseñado y difundido en la obra Un mundo feliz. Ésta fue escrita por Aldous Huxley como un ensayo social que, mediante muros infranqueables, separaba a las mayorías, despojadas y despreciadas. de las élites que disfrutan los paraísos capitalistas consumidores de soma (la actual cocaína o el asombroso LSD consumido por el sabio).
Como el 1984 de George Orwell, dicho ensayo seudo literario fue fruto precoz de los think tanks que hace años nos llevan al matadero con sus concepciones abrahámicas, ahora cuestionadas y revolcadas por Trump, y que cualquiera puede consultar en los libros sagrados, leyéndolos por su cuenta, con honradez.
// Falso paraíso humano
“America first” es una consigna de corte fascista esgrimida tempranamente en la década de los 1920 por la extrema derecha usana, cuya coincidencia con el “America great again” esgrimido por Trump, parece obvia y nada casual; muy deliberada, más bien.
Sus promotores también lo han sido del Ku klux klan (KKK), el macarthismo y la Asociación del Rifle, rescatados de épocas pavorosas de mediados del siglo XX, adobados con la xenofobia abierta expresada por Trump; de modo que no dejan dudas sobre la megalomanía de la corrupta plutocracia mundial, que hoy nos desafía abiertamente.
Los enemigos comunes ven en el simio rubio, fornido y alto su mejor y más incisiva carta para convocar y reunir en defensa de su causa criminal a los humanos más atrasados y fanáticos, violentos, ignorantes, impulsivos, primarios, rudos, piadosos, arrogantes y buenos, dispuestos a matar a quien les impida su sistemática destrucción de la Madre Tierra, que adelantan disfrazándola de indispensable medida económica.
También, la agresión sostenida contra el Medio Ambiente sería un merecido castigo a la lasciva y pecadora fuente de Vida para todas las especies, constituida por la generosa, irremplazable y preciosa biosfera.
¿Nos dejamos tildar de malos, estirando el cuello para facilitarles a los buenos que nos lo corten?
O, más bien, ¿entendemos que las categorías de bueno y malo son difundidas entre las masas para odiarse y enfrentarse unos a otros sin conocerse siquiera, pero que buenos y malos somos todos, según las circunstancias nos lo exijan?
Es irónico, y prueba de que la Historia se repite como farsa por quienes la ignoran, que sea el país que juzgó a los nazis, acusándolos de “genocidio” y de “crímenes contra la humanidad” en el tribunal de Nuremberg, hace unos 70 años, el que amenace al Mundo entero en el presente, ostentando su nostálgica supremacía imperial y guiado por un loco despiadado y brutal, que también detesta a los politiqueros, les da órdenes a los gobernantes extranjeros, pisotea los Derechos Humanos y hasta repudia la prensa, tildándola de mentirosa y manipuladora, lo cual ésta no puede negar que es.
La desacredita para difundir e imponer sus propias mentiras y visiones de la realidad vertical, que otea desde las cúpulas de la Humanidad, cuyas mayorías considera despreciables y nacidas para servirles incondicionalmente a las oligarquías, estimuladas por consignas de 140 caracteres, aptas para alimentar las ansias de conocimiento de analfabetas funcionales carentes de dignidad.
Sabe que -para sus huestes hirsutas- sus mentiras y declaraciones sentenciosas y lapidarias constituyen verdades tan seductoras, sólidas e infalibles como las que usó Hítler para embrutecer, anestesiar, fanatizar y convertir al pueblo alemán en genocida enemigo de la Humanidad, convencido por su caudillo de que conformaba una raza superior, quizás como la de los blancos anglosajones protestantes (basp) en América, el ruin modelo de la democracia ejemplar concebida por la burguesía para despojar al pueblo -mediante las instituciones liberales- del poder que le pertenece y que le habían birlado los reyes durante cientos de años.
// Cuestión de dignidad
Es evidente el desespero por generalizar la hecatombe universal que quisieron desatar con los auto atentados del 11-S de 2001, atribuidos por el tarado George W. Bush al islamismo para exacerbar cristianos ingenuos y patriotas, pese a que los terroristas fueron entrenados por el mismo Imperio decadente en alianza con los petroleros árabes y otras fuerzas oscuras que pronto hemos de identificar plenamente y castigar como se lo merecen.
Pero, a diferencia de las generaciones sometidas contra su voluntad a las dos guerras mundiales del siglo XX, actualmente disponemos del Ágora Virtual Global que nos permite defendernos multitudinariamente sin salir de casa, apelando a la Verdad y a la fuerza incontrastable de los pueblos.
Por eso Trump insistirá en atacar la libertad en Internet, lo cual exige estar alertas y dispuestos a combatirlo con todas nuestras fuerzas y argumentos para defender el espacio democrático global conquistado a un precio tan alto, y que tiene el potencial de hacernos libres, ricos, iguales y autónomos.
El desafío definitivo no consiste en derrotar a las minorías asesinas, insaciables, inescrupulosas y fanáticas acudiendo a la violencia que han usado durante unos diez mil años contra las mayorías pacíficas, sino en aplicar métodos pacíficos, contundentes, multitudinarios, democráticos y arrolladores que materialicen el poder inalienable de los pueblos, de una vez por todas, en vez de seguir delegándolo en sicópatas sin límites.
No podemos caer en el juego de las provocaciones de esas gentes buenas, fanáticas e irracionales, llenas de fe, piadosas, fariseas, armadas hasta los dientes, bien entrenadas y con excelente puntería, que consideran una obligación indelegable e irrenunciable con sus divinidades matar a los herejes y a los ateos pues, como son buenas, sería un acto virtuoso, que les ganaría el paraíso, en vez de un crimen capaz de mandar sus almas al infierno por toda la eternidad.
Pero si sus potenciales víctimas los matan a ellos antes, se trataría de un crimen imperdonable, realmente grave y digno de los más severos castigos; como los sufridos por los palestinos por oponerse a la invasión y el exterminio que les han decretado los sionistas. Es la misma suerte que ya sufrieron los armenios a manos de los turcos; y que ahora soportan valientemente los kurdos, atacados por Bashar al Assad y la coalición de plutócratas de todas las ideologías que se esmeran en suprimirlos del Planeta, tanto de Siria como de Irán, Irak y Turquía y donde sea que se refugien.
Para evitar que los pueblos les cobren sus crímenes, o que les impidan cometerlos a su arbitrio y conveniencia, prefieren aplicar la “Seguridad preventiva” sin importarles los inmensos y pavorosos “daños colaterales” que causan matando profilácticamente a todos los potenciales malos que caigan en sus manos. O alejándolos de los centros de poder plutocrático, como pretende hacer el rubio malo o bad blond con los habitantes de los siete países musulmanes que ha satanizado mediante una “orden ejecutiva” cuyos efectos siguen causando polémica.
Es lo que está predicando y estimulando el magnate basp para que se maten mutuamente, como dios manda, las masas fanatizadas de bandos opuestos, que devienen en rivales por la alineación inculcada por sus respectivas autoridades políticas, religiosas y económicas, interesadas en mantener su superioridad y privilegios al precio que sea necesario, siempre y cuando haya cándidos que les cedan su personal cuota de poder.
La respuesta civilizada y multitudinaria -que refleje nuestra evolución como especie- no puede ser igual de brutal a lo acostumbrado en las sociedades piramidales. Éstas ya no las soportamos, pero explican la aparición y la hegemonía de los Trump que en el Mundo han sido.
La solución democrática realmente civilizada no puede basarse en la violencia sino en la fuerza de la razón, impuesta mediante el más amplio debate global promovido por las mayorías humanas que se niegan a desaparecer sacrificadas por las absurdas obsesiones criminales de unos sicópatas fundamentalistas, incapaces de superar sus dogmas y dispuestos a hacer lo que sea por perpetuarlos, amenazando, amedrentando, extraditando o matando a quien se les oponga o no siga el hilo delirante de sus creencias, como hacen los locos de ISIS y promete el criminal de lesa humanidad, Donald J. Trump.
Consideran inevitable la catástrofe anunciada en sus libros sagrados, para lo cual los judíos han sido preparados con 40 años de peregrinaje en el desierto, sometidos a lavados de cerebro proverbiales, por Moisés, tras haber pasado 400 años como esclavos de los faraones; de modo que están dispuestos a sacrificar sus vidas para que ocurra su anunciado Armagedón, pues, si no obedecen, temen los castigos de Jehová o Yahvé, notablemente caprichoso y feroz.
Su fanatismo y el arbitrario rigor del impredecible dios que les impusieron los sumos sacerdotes servidos por los astutos levitas, les impiden entender que evitar el anunciado Fin del Mundo depende de nosotros y no de presuntas divinidades evidentemente sádicas.
¡Qué horror tan patético!
La amenaza es absolutamente clara e inminente. El proceso avanza a pasos de gigante calzado con las botas de siete leguas.
¿Nos dejaremos aplastar o reaccionaremos ya, empleando las eficaces armas de la razón y el poder del pueblo expresados democrática, global y multitudinariamente? ¡Tú dirás!