ADVERTENCIA QUE IELA
Darío Botero Pérez
VERDAD SUSTENTADA
Para combatir el dogma sentencioso e inapelable,
contamos con el recurso de las opiniones bien fundadas, debidamente argumentadas e ilustradas,
con ánimo probatorio y convincente,
en vez de impositivo o seductor,
dirigido a ejercer la razón sobre la pasión;
esto es, sobre las razones confusas del corazón,
regidas por la convicción,
la subjetividad y los prejuicios personales,
de modo que excluyen al diferente.
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Gracias a los debates en el Congreso sobre el Proceso de Paz, ahora sabemos que la Unión Patriótica se suicidó por pretender arrebatarles el monopolio del poder a las oligarquías, pues insistió en practicar la democracia representativa, perjudicando a los politiqueros al servicio del régimen.
Estos personajes, corruptos y alertas a cualquier oportunidad, alcanzan la realización de sus sueños apoyados por poderosos caciques, tanto tradicionales como emergentes, que son los dueños de los votos y la conciencia ciudadana, por derecho propio de nítidos enemigos comunes de los pueblos, tanto como aliados incondicionales del Imperialismo.
Los insurgentes de ese entonces retornaron, como las FARC actualmente, al redil representativo, tras renunciar a la lucha armada para participar en la redacción de la Constitución Neoliberal de 1991, garantista de algunos derechos que jamás habían disfrutado los marginados, como el reconocimiento de su existencia, y de su identidad cultural y étnica, la Acción de Tutela, el Derecho de Petición efectivo o la Consulta Popular.
Esta ganancia costó muchos sacrificios de vidas valiosas de gente altruista, siempre calumniada por las oligarquías, corrompidas y mentirosas por naturaleza, apoyadas en una superioridad moral que sus hechos desmienten siempre, siempre, y en todas partes, para todos los farsantes que suplantan a los demás seres humanos.
Por eso se dice -insistentemente desde la posesión de Álvaro Uribe Vélez en 2002; y no ha dejado de ser cierto con Juan Manuel Santos Calderón, su personal traidor pero de igual catadura y devoción neoliberales, desde jóvenes- que de cualquier institución o negociado en donde se posa el dedo, sale pus: Reficar, Isagen, ANLA, ANH, ICBF, EPS’s, IPS’s, Cerrejón, Cerromatoso, Electricaribe, Telefónica, ECOPETROL, Fiscalía, Procuraduría y lo demás.
Lamentablemente para los orgullosos pero traicionados paisas, ya se siente hedor en la sentenciada EPM, cada vez más privatizada por alcaldes tan simpáticos como viles, de similar estirpe al de Bogotá, el tramposo oligarca, Enrique Peñalosa, despojador de ETB y EEB, tanto como depredador del Bronx y de la reserva Van der Hammer, entre tantas maravillas de vende patria de confianza.
Por eso, los saqueos a la Naturaleza y al erario, tanto como las catástrofes causadas por las transnacionales minero energéticas, madereras, pesqueras y cultivadoras de agro combustibles, igual que las Bacrim y la frontera agrícola, siguen creciendo.
Y la derecha, con sus sicarios amnistiados y en buen estado, sigue matando líderes populares y defendiendo la ilegalización de las drogas del placer, cuyo tráfico financia espléndidamente sus crímenes y sus ansias de riqueza.
Mientras sea susceptible de producir ingresos exorbitantes, continuará la arbitraria ilegalización, que demoniza a los consumidores persiguiendo metas tan absurdas como la curación de los adictos. O como un Mundo sin drogas; pero lleno de armas y saturado de basura plástica, química, venenosa e indestructible.
Por eso, causando crisis arbitrarias que distraen a la opinión, sumiéndola en caos artificiales que ocultan los problemas reales, la DEA exige que sigan la ilegalización y la fumigación y la penalización de los adictos, alimentando y perpetuando los dramas sociales y familiares derivados de tan abominable determinación, tanto como extendiendo los daños ambientales, sin mencionarlos o hasta justificándolos, como ocurre con la mortal fumigación.
El propósito de la criminal agencia es continuar pelechando por cuenta del sufrimiento y el dolor personales de los adictos, causados por privación del consumo, alto costo de los enterógenos, más conocidos como alucinógenos, o mala calidad de las sustancias prohibidas.
La desazón social también aumenta por el fomento de antros de vicio, rondados por delincuentes. Y la inestabilidad y el sufrimiento en las familias, por razones eminentemente abusivas y artificiales, causadas por las políticas represivas del flamante cartel usano.
Desde luego, esta política perversa tiene un efecto nefasto sobre los países, que se ven estigmatizados y sometidos a sanciones y exclusiones bajo el pretexto de que son parias, fracasados o cualquier cosa que les parezca útil a las transnacionales para aumentar su poder y culminar el arrasamiento de Vida y biosfera, que son su gran obsesión apocalíptica.
Al efecto, la transformación de las neocolonias del viejo imperialismo, en neoliberocolonias -al tono con los tiempos de hegemonía de los sicópatas más poderosos del Mundo, que han superado las patrias y diversificado sus sedes imperiales para establecer su Nuevo Orden Mundial-, les ha permitido a los plutócratas hacer toda clase de experimentos sociales con los pueblos, arrinconándolos, como en Buenaventura, mientras las transnacionales exigen trato y condiciones de primer mundo.
Sería otra aplicación de las Ciudades Modelo, planeadas para Honduras tras el golpe a José Manuel Zelaya en 2009, y que la infraestructura portuaria en la desventurada Buenaventura demuestra que ya está aplicada.
Lo han hecho sin alharacas, como las que están impidiendo la destrucción de la biosfera al ritmo suicida vertiginoso que prefieren los sicópatas. Los degenerados están frustrados porque los ecologistas se han propuesto denunciar sus crímenes antes de que los cometan plenamente, en toda la dimensión que han planeado.
De todos modos, lo que hacen es suficientemente grave y mortal, de modo que los debemos parar ya. El planeta no aguanta más contaminación ni arrasamiento, disfrazados de sensatas y rentables determinaciones económicas, sagradas e incuestionables para los vende patrias, pero letales para las mayorías vivas, tanto de humanos como de otras especies animales, igualmente perjudicadas con la maldición abrahámica de Fin del Mundo.
Lo cierto es que países como los del triángulo centroamericano, El Salvador, Honduras y Guatemala, tanto como México y Colombia, en cuestiones de realidad política interna, cada vez están más controlados por bandidos y delincuentes comunes, declarados como tales por las leyes y los jueces de los oligarcas, y por los politiqueros, enemigos del pueblos todos ellos.
A los criminales declarados los protegen, aprovechando que son tan desalmados y pueden asustar y neutralizar a tanta gente inerme y honrada.
“Amangualados” o concertados bajo cuerda con las autoridades legítimas, imponiendo su propia autoridad, los capos reconocidos asumen el control de las poblaciones.
Hace años, los criminales controlan las ciudades y el campo, en connivencia con los gobernantes elegidos.
Los delincuentes disfrutan de la protección y la complicidad oficiales, que, en cuestiones estratégicas, sobre todo, dan las órdenes cumplidas por los esbirros. O sea, a quienes deberían perseguir y neutralizar las autoridades legítimas, les refuerzan su poder irregular sobre los ciudadanos inermes, perseguidos y desamparados por el Estado.
Éste se dedica a proteger a los privilegiados, entre los que figuran los mismos funcionarios de alto vuelo, los que se enriquecen cediéndoles la patria a los plutócratas del Club Bilderberg, o a quienes indiquen los amos Rothschild, así se trate de Tony Blair apoderándose de Isagen, gracias a la generosidad del pícaro Juan Manuel Santos Calderón, cuyo premio de Paz sigue pagando con riquezas comunes, cedidas como si le perteneciesen.
Pronto, si el ELN se somete sin contar con el apoyo popular que imponga el cambio de régimen mediante el ejercicio de la Democracia Directa; la hegemonía neoliberal será invencible, y mucha sangre correrá por parte de los ciudadanos inermes, acribillados por los bandidos de la Mano Negra, ya bastante activa.
Por tanto, los bandidos prosperan ante la aparente impotencia de las autoridades legítimas; de modo que, con su creciente poder ilegítimo sobre los ciudadanos, nuestros Estados nacionales, y muchos más alrededor del planeta, califican aceleradamente como Estados mafiosos.
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En cuanto a las personas, en Colombia han matado -en lo que va de año, y pese a la vigencia de los Acuerdos de Paz- muchos más luchadores populares que los ciudadanos asesinados en las cotidianas manifestaciones masivas en Venezuela, convocadas diariamente por la oposición al régimen chavista, por ejemplo.
Simultáneamente, mientras las grandes farmacéuticas se esmeran en desabastecer a la población venezolana de medicinas indispensables, que en Colombia no existen o son inasequibles, en nuestro amenazado país cafetero, discretamente, los enfermos se mueren esperando superar numerosos trámites para recibir atención médica que, en los casos de los afiliados a las EPS (impuestas por Álvaro Uribe Vélez a cambio del ISS, Caprcom y otras entidades de salud eficientes y responsables), jamás es oportuna.
Pero los indolentes pacientes creen que puede llegar porque pertenecen al sistema de salud neoliberal, tan criminal. Han logrado su afiliación a un alto costo para el erario, que sólo beneficia a los intermediarios privados y privilegiados, negociantes y enemigos de la salud pública y de sus agentes decentes, como los médicos honrados, cuyas prácticas los neoliberales desvirtúan y hasta envilecen.
Además, su calidad es bastante dudosa, cuando no es que afecta directamente la salud de las personas, como ocurrió hace algún tiempo con una vacuna contra el papiloma humano, que afectó a cientos de niñas en los pueblos de la costa atlántica.
Arbitraria, veloz y criminalmente, fueron calificadas de histéricas por el hoy bien atendido ministro de salud, cuyo cáncer será tratado sin demoras, pues el tiempo apremia, como apremia en los casos desatendidos por las EPS.
Del mismo tenor hipócrita y elitista es la patraña democrática del derrocamiento de Dilma Rousseff en Brasil, para remplazarla por el neoliberal confeso, Michel Temer, absolutamente corrupto y traidor. Su entrega incondicional a las trasnacionales explica que sus traiciones al pueblo y sus agresiones mortales al Medio Ambiente no sean noticia para CNN.
Estas deficiencias democráticas, cuando no las ignoran, apenas las mencionan someramente para no quedar en demasiada evidencia como agencia imperialista de noticias, hoy ofendida por el loco perverso y megalómano, el rubio malo, Donald J. Trump.
El propietario de CNN, el magnate Ted Turner, está seriamente interesado en acabar con la Revolución Bolivariana a como dé lugar, pues sus conquistas sociales son un mal ejemplo que los pueblos se inclinarán por seguir, si las conocen.
En consecuencia, evitar su difusión y apropiación por las mayorías es fundamental para los politiqueros y el Imperio que representan.
Pero el recurso a la Verdad es una determinación democrática y sensata, que empoderaría a los desamparados de siempre, como ha ocurrido en Venezuela, donde hablan de democracia participativa más que representativa, aunque la ideal es la directa, pues es la única verdadera democracia, de modo que tendremos que adoptarla todos los interesados en combatir a los sicópatas plutócratas, en todo el Mundo.
Desde luego, el protagonismo popular perjudicaría seriamente a las clases dominantes, afectando a las mismas trasnacionales saqueadoras, que en Colombia se aprestan a saquear en grande los territorios abandonados por las FARC. Y lo harán muy pronto, si no lo advertimos ni nos erguimos para impedirlo.
Afortunadamente, ante la enormidad y gravedad de las ofensivas neoliberales, salir multitudinariamente en defensa de sus derechos colectivos ancestrales lo han estado haciendo las comunidades, rechazando las aventuras depredadoras de las multinacionales minero energéticas que, autorizadas por el sátrapa de turno, deslumbrado con su flamante premio Nobel de paz, quieren acabar con la vocación agrícola que ha sustentado a generaciones.
Tal autosuficiencia alimentaria es algo que el Neoliberalismo y el agro negocio detestan, porque permite que los pueblos sigan conservando capacidades soberanas.
Para los enemigos comunes, arrasar con la Naturaleza para aumentar el PIB y las fortunas de medio centenar de plutócratas sicópatas, constituye una misión ineludible, plenamente compartida por los noticieros de Carlos Ardila Lule en Colombia, vocero criollo de la plutocracia mundial de sicópatas desalmados pero “buenos”, según ellos mismos y sus corifeos profesionales.
Si el Nuevo Orden Mundial se impone por la coalición de las oligarquías del 1%, aplastará cualquier resquicio de soberanía nacional y afectará la Vida y a la Humanidad de manera grave e irreversible.
Uno de sus propósitos perversos es completar el saqueo de los ecosistemas, que obsesiona a los criminales plutócratas, también y confesadamente dispuestos a reducir la población mundial en unos siete mil millones, que les estorbamos pero que podríamos reaccionar, defendiéndonos colectiva y simultáneamente hasta frustrar sus planes, si actuamos con dignidad, y pronto.
Es el destino “inevitable”, ciertamente patético y en pleno desarrollo, que nos han trazado los enemigos comunes a los pueblos.
La amenaza es para todos, no sólo para los desplazados del Medio Oriente, cuyo destino es el nuestro, sin lugar a dudas, así como el de los europeos antes de la segunda guerra mundial lo advirtió Bertolt Brecht con la moraleja, probada por la Historia, de que “si ves afeitar a tu vecino por el enemigo común, debes poner tus barbas a remojar, si no eres capaz de luchar”. ¿Será que nos la vuelven a aplicar?
Lo cierto es que podemos reaccionar a tiempo, de manera previsiva y madura, con independencia mental y autonomía política, con dignidad, para imponer nuestras propias visiones de una sociedad plana, justa, amable, solidaria, rica, deseable y posible.
Será posible si la soñamos y nos dedicamos a hacerla realidad, practicando un saludable egoísmo colectivo -mediante la intervención directa de todo el que quiera participar en las discusiones abiertas- que nos satisfaga a todos los que no deseamos el mal ajeno sino el mejor bienestar común posible, forjado entre todos mediante el ejercicio de la Democracia Directa, para la cual la igualdad jurídica de todos es un axioma o verdad fundacional.
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Por cierto, retornando a Colombia y la criminal ilegalización del cultivo, producción y tráfico de narcóticos de origen vegetal, su trasiego internacional tiene (o tuvo) a dos hermanos de José Obdulio Gaviria Vélez y a uno del novel vicepresidente, el ex policía Oscar Naranjo, en la cárcel, además de a prestantes patricios nietos del vicepresidente Mariano Ospina Pérez y su dignísima e inquisitorial potencia moral, el tábano doña Berta Hernández, ya muerta, como su marido y tantos patricios indispensables más.
Van despareciendo impunes por la muerte de Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, reconocido hito histórico del conflicto clasista en Colombia, que proviene del bogotazo causado por el asesinato del popular caudillo liberal.
Es que de los bandoleros (según los llamaron tras abandonarlos a su suerte luego de cocinar el pacto entre oligarcas, decididos a mantener su control cobre la sociedad colombiana); o sea, de los liberales enfurecidos y traicionados, como Guadalupe Caicedo, surgieron las guerrillas de corte marxista, como la formada por Jacobo Arenas y Arnoldo Marín, alias Manuel Marulanda Vélez,: las FARC.
Mientras tanto, a los “pájaros” (ex guerrilleros godos o conservadores) y a los bandoleros que no continuaron su lucha armada, los asesinaron de maneras melodramáticas, como a “Sangre Negra” y a Efraín González. O al “Cóndor”, un asesino conservador inmortalizado por Gustavo Álvarez Gardeazábal con su libro “Cóndores no entierran todos los días”
El narcotráfico apesta en las hordas furibistas tanto como en el resto de agrupaciones politiqueras y familias honorables, que despojan al pueblo del poder mientras protegen a los bandidos de la derecha.
Éstos, como simples criminales ávidos de riquezas, dispuestos a adquirirlas haciendo lo que sea, son más obvios para la opinión ilustrada, pues las fuerzas de izquierda posan de altruistas. Y se les exige serlo dentro de las estructuras revolucionarias, so pena de muerte, inclusive.
En cambio, los narcotraficantes de derecha admiten como motivación fundamental el lucro personal. Por eso, su actividad paramilitar o de tenebrosa Mano Negra al servicio del régimen, es una más de sus tareas criminales, no exclusiva ni determinante. Muchas veces, apenas marginal para los bandidos, aunque sí muy perjudicial para la convivencia y el progreso sociales.
Por eso, ostentosamente y lleno de sofismas, acudiendo a esa filosofía que inmortalizó a Francisco Maturana al embellecer la derrota, afirmando que “perder es ganar un poco”; Luis Carlos Villegas, ante el temor bien fundado de los desmovilizados tanto como de los abandonados que quedaron desprotegidos en el campo, por sus vidas y por la paz en las regiones, afirma que “En Colombia no hay paramilitarismo. Decir que en Colombia hay paramilitarismo significaría otorgar un reconocimiento político a unos bandidos”.
Habla y procede como si perder la vida equivaliese a perder un partido de fútbol o un campeonato del universalmente popular deporte, de modo que no responde a la necesidad de detener la matanza sistemática de pueblo por parte de paramilitares.
Se trata de algo que está siendo evidente y creciente, una vez que las FARC-EP se han replegado de los territorios ocupados durante años, que paulatinamente invaden otros actores armados, menos politizados pero más brutales y ambiciosos.
Detenerlos es una tarea de todos. Hace parte de las actividades políticas que nos corresponden como pueblo empoderado, decidido a que no lo suplanten más politiqueros.
Permitir que sigan actuando y fortaleciendo el sector fascista y despiadado de las sociedad, conformado por notables bandidos de cuello blanco, nos costará sangre, mucha más de la derramada hasta ahora; y la proverbial iniquidad aumentará, destruyendo la poca dignidad que nos queda.
Pero, si somos y no simplemente existimos como fichas de los que son, podríamos utilizar, ya, esos rescoldos de dignidad, o apelar al instinto de conservación, para evitar los horrores que anuncia el aterrador presente de absoluta impunidad para los peores enemigos comunes.
Con la mayor arrogancia, nos amenazan a grito herido desde el Congreso, que les ha perdonado sus crímenes y los trata como si fuesen gente decente, pese a que no dejan de expresar su superioridad y exigir que se la respetemos y reconozcamos, para que nos perdonen la vida.
Sin embargo, la corrupción de los politiqueros y la podredumbre de los parlamentos son lo propio de tan falaces instituciones liberales, en todo el Mundo que acude a esa farsa para suplantar a los pueblos en el ejercicio del poder, del cual todos los ciudadanos actuando como Asamblea Popular -que con Internet puede ser amplia, profunda, permanente y global-, son los únicos legítimos y aceptables propietarios, según la visión de los dignos que se han liberado de las vendas ideológicas de todo tipo, impuestas por los vivos a los bobos, sin consultarlos.
Reaccionar es cuestión de dignidad, expresada por los indignados de manera contundente, que habrá de darnos la victoria si somos perseverantes y realmente dignos en vez de meros fariseos, como lo son los politiqueros de todos los partidos y tendencias.
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Desde luego, para financiar sus propias actividades subversivas, las guerrillas -tras deshacerse de escrúpulos morales que dieron lugar a numerosos debates ético revolucionarios, ya añejos y superados por las demandas de la realidad-, también se han aprovechado del enorme flujo de ingresos non sanctos, provenientes del providencial, artificial y efímero negociado del narcotráfico.
Como tantos otros que distorsionan la pureza teórico ideológica de las tesis marxistas, esos beneficios financieros estrictamente son ajenos a la plusvalía clásica, aunque bastante conocidos, funcionales y operativos en las sociedades capitalistas y mercantiles reales.
Pero ahora, integradas al régimen y acatando sus leyes, a las guerrillas desmovilizadas, que mantienen ideales y aspiraciones políticas, en vez de seguir lucrando con el abuso leguleyo les corresponde luchar por la desilegalización de los alucinógenos.
O sea, en beneficio del pueblo campesino y el medio ambiente, contra la abusiva y criminal ilegalización.
Se trata de algo que facilita la satisfacción no traumática de los deseos de consumo, de modo que también favorece a los adictos, a quienes les corresponde apoyarlo activamente, ejerciendo como verdaderos ciudadanos, pues sus derechos no son deleznables aunque se los estigmatice socialmente por obra de los sectores reaccionarios.
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Si hay mercado se produce, es una ley estricta para los capitalistas, incluyendo los imperialistas, que no tuvieron inconveniente en vender seres humanos como instrumentos de producción.
Y no dejan de vender armas, aptas para matar a todo el que los criminales que las usan resuelvan eliminar, ya sea a inmigrantes, negros, peatones, senadores beisbolistas; o a pueblos enteros, como el de Yemen, el de Siria, el de Irak y tantos más.
Pronto habrán incluido al venezolano, si -en vez de defender sus propios intereses de pueblo subyugado, suplantado y engañado- no reacciona, permitiendo que lo sigan metiendo en la espiral violenta de la guerra civil.
Esta eventualidad, tan próxima e indeseable para la gente decente y pacífica, anuncia la invasión armada por potencias extranjeras. Su propósito es que sea inevitable la inclusión en el conflicto mundial en curso, ávido del frente latinoamericano que tanto se ha esmerado el gurú de Salgar, sin suerte hasta ahora, por incorporar al despelote general.
Pero a las neoliberocolonias las han estigmatizado por producir drogas del placer, presentándolas como si consumirlas fuese peor que los crímenes cometidos -contra la dignidad humana y las enseñanzas de Jesús, su presunto guía espiritual- por los basp traficantes de carne humana en pié, que causaron la guerra civil en USA, hasta que, derrotados en el campo de batalla, tuvieron que dejar ese vil negocio al imponerse legalmente las medidas de Abraham Lincoln liberando a los esclavos.
Sin embargo, aunque hay seres humanos que anhelan y disfrutan los alucinógenos, cuyo consumo no daña a ningún tercero y es un derecho humano indudable, los mojigatos alienadores, abusando de la ignorancia de sus huestes fanáticas, pretenden convencerlos de que los adictos son delincuentes por atreverse a ser libres.
Al mismo tiempo -como el doctor Mortis y demás eugenistas que desprecian la dignidad humana poseída por todos, pero que ellos se reservan como privilegio personal-, afirman que el glifosato es inofensivo para la salud, lo cual es contra evidente y causa cotidiana de horrores para las víctimas de las aspersiones venenosas.
Estos mismos difusores de discriminación, exclusión, contaminación y muerte de toda clase de especies vivas, sin ningún rubor ni fundamento sostienen que consumir alucinógenos es peor que el comercio de armas.
O más detestable y peligroso que los abusos y la arrogancia homicida de los afiliados a la Asociación del Rifle, dirigida por el experto tirador Charlton Heston, el del Planeta de los simios.
O más cruel y repugnante que los genocidios cometidos por los soldados invasores, en Afganistán e Irak. Ahora están dispuestos a repetir sus abusos en Venezuela, apoyados por la derecha vende patria y criminal, que teme perder privilegios y está resuelta a apoyar la decisión final: acelerar y extender la guerra de civilizaciones que inició el fronterizo asesino petrolero, George W. Bush, con los auto atentados de 2001.
La matanza global la siguen atizando con el apoyo secreto a las fuerzas yihadistas, que han activado para estigmatizar a los creyentes en Alá, tan fanáticos como los cristianos arrogantes pero piadosos, que repudian al diferente, negándole su dignidad humana para matarlo sin piedad ni remordimientos, así sea viéndolo morir en el Mediterráneo, buscando refugio como exiliado del Medio Oriente, donde la guerra lo acribilla junto a miles de sus compatriotas.
Patética y dolorosamente, son los niños quienes tienen que alertar al Mundo, a ver si queda alguien decente que los ampare y defienda. O, al menos, para que sus gritos resuenen y las generaciones futuras puedan oírlos y evaluar la calidad humana de sus contemporáneos.
Así no olvidarán el enorme nivel de perversidad de esta sociedad neoliberal, que los politiqueros apuntalan para mantener su superioridad contra evidente, pero que no se puede negar sin arriesgar la vida, como bien y abundantemente nos lo han demostrado a los colombianos los criminales furibistas, disfrutando y aplicando su soberbia y evidente impunidad, que ningún juez nacional se atreve a erosionar.
Estos promotores de la iniquidad detestan a los pobres tanto como a los que empobrecen con sus medidas inhumanas y cotidianas, que clasificamos como recetas neoliberales mortales.
Actúan a la sombra, en medio de enormes confusiones y desinformación para la opinión pública, desde la creación de Al Qaeda para enfrentar la invasión soviética a Afganistán en 1978.
Pero, sobre todo, desde la más reciente invasión imperdonable a Irak, en 2003, por las potencias de occidente basadas en las mentiras difundidas por el fronterizo ex presidente republicano de origen tejano, en USA.
Sus calumnias, infundios y mentiras han incentivado la existencia de ISIS, bien armado bajo cuerda por quienes lo usan para acabar con los kurdos, después de haber desechado a Sadam Hussein. llevando inestabilidad casi absoluta a la región.
Los enemigos comunes, provenientes de todas las ideologías piramidales, saben que los kurdos son la lámpara que guía a la Humanidad decente.
La empoderan y orientan mediante su prolongada lucha ejemplar contra cuatro países que se dividieron su territorio; pero, sobre todo, contra los esquemas dominantes en la horrorosa y agonizante Historia, de modo que su experiencia es patrimonio común que debemos aprovechar, apropiándonoslo y defendiendo la causa de la Humanidad tanto como a los valiosos paladines agrupados en el Partido Kurdo de los Trabajadores (PKK).
Además de apabullar a Yemen y numerosas naciones africanas, los plutócratas del NOM se ensañan con Siria, ante el horror del Mundo civilizado que no deja de advertir la corrupción e inhumanidad de los sicópatas que dirigen y degeneran todo. Están dispuestos a imponermos su hegemonía absoluta, si no reaccionamos ya.
También se aterra la Humanidad decente por el servilismo y la insensibilidad humana de los tecnócratas, incluidos los expertos militares, además de los sabios economistas y sociólogos y ambientalistas y genetistas y médicos y abogado e ingenieros, que les sirven a los enemigos comunes incondicionalmente, craneando, puliendo y llevando a cabo sus actividades de engaño, represión, opresión y despojo de las mayorías, crédulas e impotentes; tanto como ingeniando las actividades agresoras y depredadoras más eficaces para destruir la biosfera de manera irremediable, lo más pronto posible.
Al menos, esa ley inhumana de la economía degenerada por los capitalistas, cuya virtud suprema es la codicia, así ha operado hasta ahora: vendiendo hasta a la madre, si el negocio es rentable, pues el mercado es la máxima creación humana para estos incapaces que usan el dinero y el poder como bastones para andar, ya que, debido a su imperfecta evolución, carecen de piernas pero insisten en ir a la cabeza de la Humanidad.
Son embargo, aplicar consecuentemente tal ley, en las neoliberocolonias, lo han impedido deliberada y dogmáticamente los plutócratas retrógrados y criminales, distorsionándola -sin justificación teórica- en los países dependientes del Imperio.
Al menos, así ha sido hasta ahora, cuando las sedes del neoliberalismo ya producen una excelente marihuana, además de toda clase de anfetaminas y demás drogas químicas, realmente nocivas, de modo que paulatinamente las van desilegalizando.
Pero aún no han logrado adaptar el cultivo de la coca en sus invernaderos, de modo que esta planta milagrosa sigue siendo patrimonio de nuestros pueblos ancestrales. También, debido a las demandas del mercado, es una fuente de ingresos adecuados para muchos campesinos, tachados de delincuentes mientras a sus espaldas se hace un negocio sucio, un vil negociado fuente de crímenes de todo tipo.
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En estas circunstancias, se entiende que las oligarquías insistan en mantener el monopolio de la representación política en sus limpias y preciosas manos, para seguir delinquiendo al amparo de leyes inicuas, de las que ellos mismos se dotan para asegurarse riquezas e impunidad, personales, duraderas y confiables.
Es la práctica corriente de tantos parlamentarios de conocida estirpe paramilitar, en Colombia, quienes siguen en el Congreso pese a que fueron señalados como sus cómplices por los famosos héroes del régimen, Báez y Mancuso, hablando en la sede del recinto sagrado de la democracia representativa, autocrática y falaz, que nos agobia.
Sucedió antes y como condición para la aprobación de la ley de justicia y paz, cocinada por ellos mismos a espaldas del “país nacional”. Este engendro les otorgó la impunidad uribista, inicial e incondicional (pues con cualquier infidencia de poca monta se ganaban la libertad), a numerosos narcotraficantes de derecha.
No obstante, después los extraditó para callarlos, pues sus infidencias podrían perjudicar a los grandes capos o ”cacaos”, como los podrán perjudicar, ahora, las declaraciones de las víctimas del inexistente conflicto social armado.
Este fantasma real, sería un espectro imaginario según los criminales uribistas, cuya concentración de la propiedad rural está en la base del conflicto. Y cuya acción represiva no ha dejado de asesinar y despojar familias campesinas.
Ahora se aprestan a aplicársela a los desmovilizados, condenados a la muerte por los insípidos criminales latifundistas, pues ni siquiera admiten que los ex jefes guerrilleros tengan escoltas de confianza, pese a crímenes tan sentidos como el de Luis Carlos Galán Sarmiento, víctima de sus propios guardaespaldas proveídos por Miguel Maza Márquez, el jefe del criminal DAS.
Dicha institución represiva, hoy desaparecida y con sus últimos directores (Jorge Noguera y María del Pilar Hurtado, la acogida por el delincuente presidente de Panamá, Ricardo Martinelli) encanados; esto es, encarcelados y llenos de canas, la aprovechó al máximo el chalán deschavetado y ambicioso, Álvaro Uribe Vélez, para delinquir, valiéndose ilegalmente de los recursos del Estado, que tanto disfrutó haciendo convenciones y fiestas su jauría, encabezada por el flamante e ilegítimo asesor presidencial, José Obdulio Gaviria Vélez, inspirador y disparador de este escrito debido a sus macabras advertencias en el sagrado recinto de Báez y Mancuso, que ocupan los parlamentarios para adelantar sus tareas de traición a la patria y protección a los enemigos de los ciudadanos del montón.
Mediante las jornadas electorales, los politiqueros representativos sustituyen a los incautos, cautivos, inermes e indefensos ciudadanos que, ahora, acá, en Argentina, Chile, México, Guatemala, El Salvador y Honduras, Haití, Brasil y Venezuela, como en todo el Mundo, afortunadamente, necesitan y pueden ejercer la Democracia Directa, única verdadera y legítima, antes de que el cataclismo sea imparable, como lo desea Trump.
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Sin dudas, a la luz del primer párrafo de este escrito, es cruda y arrogante la advertencia de José Obdulio en la tarde del jueves 15 de junio de 2017 en el Senado -tratando de manipular públicamente, para que sabotee el proceso de Santos con las FARC, al fumigador Mauricio Lizcano, joven y promisorio hijo de ex secuestrado y claramente retardatario escalador, que funge de Presidente del Congreso como responsable directo del trámite de las leyes acordadas con las FARC, mediante el fast track.
El supuesto amanuense, pero real cerebro gris o precoz tanque de pensamiento criollo, asesor intelectual y político de su famoso pariente, Álvaro Uribe Vélez (el carismático culebrero de la familia y del cartel de Medellín, cuyo jefe supremo lo bendijo desde chuiquito, exacerbando su vocación dictatorial), es el ingenioso creador del IELA (Instituto de Estudios Liberales de Antioquia), cuyos miembros dizque sufrieron una carnicería similar, o hasta peor, que los exterminados de la UP.
Tal sería el caso de La Chinita, donde los del EPL (Ejército Popular de Liberación, convertidos en Esperanza, Paz y Libertad tras su desmovilización para participar en la constituyente de 1991) habrían abusado de los matones al servicio del régimen oprobioso y caduco.
Sería una masacre contemporánea a las numerosas cometidas durante la gobernación del domador indeseable contra la población indefensa o inerme, como la de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, creada por los pacíficos y laboriosos campesinos de la Serranía de Abibe, en el Urabá antioqueño, para diferenciarse de los alzados en armas y otros agentes de la muerte presentes en la región.
En este remanso de paz se inmortalizó, por sus oprobiosas obras, el general Rito Alejo del Río, quien ordenó cortarle la cabeza al pacífico jefe de la comunidad para que sus soldados se divirtiesen en el parque principal, jugando fútbol con ella, a la vista de todos los pobladores, afrentados, asqueados y aterrados, pero de una voluntad inquebrantable que les ha permitido celebrar los 20 años de fundación, el 23 de marzo de 2017.
Estaban hartos con la violencia de las CONVIVIR, surgidas (siendo la valiente izquierdista Gloria Cuartas la alcaldesa de Apartadó) en plena crisis del proceso ocho mil contra Ernesto Samper Pizano (1994-98), pero contando con su aprobación.
El notable oligarca tradicional actuó en reciprocidad por el apoyo que le brindó el paisa -aunque el de Cali y el de Medellín eran carteles enemigos- contra la decisión mayoritaria de las clases dominantes por cobrárselas al bojote populachero, acusado de haber recibido dinero de las mafias para financiar su campaña presidencial.
En esas circunstancias se dio la decisión bélica radical del entonces gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe Vélez, para legalizar a los paramilitares organizándolos en las cooperativas del crimen conocidas como CONVIVIR.
Al efecto procedió asesorado por el cacao, soberbio siempre, Pedro Juan Moreno, su secretario de gobierno en la época, posteriormente helicopterizado, junto a su clon o hijo mayor, por su ocasional cómplice y luego traidor personal con rango presidencial.
Ostentosamente habla el personaje creador del IELA, de “Verdad histórica”. Muy bien, es lo que necesitamos y guía la redacción de este escrito, porque, sin violencias ni subordinaciones a desalmados que posan de decentes, “la Verdad nos hará libres”, según nos enseñó el abusado Jesús, quien denunció a los hipócritas que se escandalizan por la paja en el ojo ajeno, sin advertir la viga en el propio.
Y como el deseo de venganza aprisiona y bestializa a quien lo padece, el ánimo para conocer la verdad liberadora por parte de las víctimas pacíficas y decentes, es evitar que se repitan los hechos, tanto como conseguir que los afectados por los pasados puedan hacer su duelo para recuperar su tranquilidad emocional y su seguridad física. Y, tal vez, algún resarcimiento económico o, Sobre todo, la limpieza del buen nombre de sus hijos y sus familias.
Por tanto, lo que necesitamos, sobre todo, no es la verdad procesal que les cobraría sus delitos, pero no lo hace, de modo que les garantiza impunidad a los criminales de cuello blanco, que siguen en las cúpulas del poder mientras la sociedad lo tolere y la flamante, costosa y estéril Corte Penal Internacional no se atreva a intervenir.
Buscamos, ansiosamente, conocer la Verdad histórica, sufrida por las víctimas sobrevivientes que anhelan expresarse y señalar a los criminales que siguen amedrentándolas, abusándolas y victimizándolas.
Por ejemplo, en la Comunidad de Paz de San José de Apartadó “El conflicto por estas tierras no se ha acabado y tampoco la amenaza armada por la misma presencia paramilitar...”, según afirma Sofía, “una mujer fuerte y solidaria que sigue analizando la necesidad de su proceso” (“San José de Apartadó: lucha, resistencia y esperanza”, periódico Periferia, No. 126, p. 19)
Su testimonio tiene mucho más valor que las decisiones amañadas de unos jueces que ignoran los detalles y tienden a justificar los crímenes de los poderoso con leguleyadas que, no obstante, no pueden ocultar su carácter criminal.
Para bien de las generaciones vivas y las futuras, que no pueden darse el lujo de repetir la Historia, los testimonios expresados por los afectados directos permiten ser recogidos y grabados por la memoria colectiva, que es implacable y se funda en la Verdad.
Así no podrán volverla a ocultar, lo cual puede detener sus abusos, si no deciden tentar la suerte continuando sus vilezas.
Presentemos la Verdad completa, sin privilegios para nadie, aunque la justicia no los castigue por sus crímenes, socialmente conocidos.
Sus víctimas no dejarán de recordar los actos ni los actores que han causado sus tragedias personales, siempre silenciadas y hasta negadas, pero de autores conocidos e identificados por los ciudadanos, que no dejarán de señalarlos pese a que los jueces no los persiguen.
Tales crímenes, oficiales e impunes todavía, incluyen casos tan sonados como la horrorosa acción recurrente de los “falsos positivos”. O como las invasiones a Ecuador para matar guerrilleros de las FARC, junto a estudiantes inconformes con el oprobio reinante. O como la condena a la sed para todo un pueblo porque la Drummond y Glencore quieren ampliar su explotación de carbón a cielo abierto en la Guajira.
Son crímenes evidentes, innegables e injustificables, promovidos y cometidos por Uribe y Santos, quienes siguen impunes.
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Admitamos que nadie es ángel, que todos podemos ser malos y buenos, según las circunstancias nos lo demanden, de modo que las soluciones no provienen de posturas hipócritas de corte moralista, ya repudiadas como recurso maniqueo de los sepulcros blanqueados que mataron a Jesús.
Son tan buenos y tan malos como lo puede ser cualquiera, pero insisten en que son mejores que los demás, y tienen jaurías que lo juran y lo imponen, como ocurre con Bashar al Assad en Siria o con el intocable criminal, Álvaro Uribe Vélez en Colombia, a quien le juran lealtad sus subordinados inescrupulosos, al menos todavía, pues puede caer como su compinche panameño, Ricardo Martinelli.
Casualmente, quienes acuden a estos recursos proselitistas supersticiosos, no se arrepienten de sus actos criminales. No están dispuestos a reconocerlos ni, desde luego, mucho menos a pagar por ellos.
Más bien, insisten en pisotear a quien se les atraviese o les dé la gana, tanto como en desaparecer a quienes insisten en que deben conocerse sus delitos, inclusive si la legalidad vigente se los perdona o no se los cobra.
Así actúan los personajes macabros del partido Uribe Centro Democrático. Mantener su impunidad y sus propiedades mal habidas, los obliga a seguir matando, legal e ilegalmente. Y Santos no podrá oponerse, pues la paja en su propio rabo está que arde, de modo que no se atreverá a iniciar incendios.
Delinquir impunemente es la característica esencial de los politiqueros de todos los partidos, aunque algunos se descaran más que otros.
Así lo hizo Álvaro Uribe Vélez durante ocho años pavorosos, aplaudidos por las derechas recalcitrantes que han mantenido la iniquidad como una constante social desde que los libertadores comenzaron a ejercer la dictadura activa sobre sus coterráneos, tras la derrota y consecuente expulsión de los chapetones.
Debido al fortalecimiento y crecimiento de la insurgencia armada, las oligarquías venían perdiendo terreno hasta que Uribe se amarró los pantalones, pasándose la ley por la faja con medidas tan arbitrarias como la militarización de la Comuna trece en Medellín. Allí dio de baja a muchos inocentes y a algunos criminales, tal vez, contando con el apoyo logístico del general Naranjo, Oscar, si mal no recuerdo, pues pudo acudir a otro policía lacayo, también calificado como el mejor del Mundo, Rosso José Serrano, actual reo de la justicia.
Les aplicó la pena de muerte que -aunque inconstitucional- es tan corriente, al menos desde que Misael Pastrana Borrero acuñó el término de “desechables” para los considerados socialmente indeseables, que mueren como moscas a partir de entonces, aunque con más discreción desde 1991, gracias a las conquistas de la constitución neoliberal de ese año, ya mencionada, que morigeró la dictadura civil rampante, legitimada por el pacto oligárquico y excluyente del Frente Nacional, desde 1957.
Esta dictadura sui generis fue inaugurada por una Junta Militar de bolsillo, que en 1958 cedió a Alberto Lleras Camargo el honor de ser el primero de los dictadores civiles, de los cuatro programados hasta las elecciones de 1970, que ganó Rojas Pinilla y le vendió a Carlos Lleras Restrepo para que gobernara Misael Pastrana Borrero, lo cual incitó a Jaime Bateman a fundar el espectacular M-19.
La consolidación del pacto antidemocrático cocinado por las cabezas de las oligarquías liberales y conservadoras, Alberto Lleras Camargo y Laureano Gómez, respectivamente, al amparo del dictador falangista, Francisco Franco, en España, en 1957, dio aliento a las formaciones guerrilleras de las FARC, el EPL y el ELN, como mínima respuesta popular al abuso institucional, que en Alfonso López Michelsen también tuvo, inicialmente, un férreo rival, hasta el punto de llevarlo a fundar el MRL: Movimiento R...... Liberal.
De este movimiento revolcoso y medio revoltoso hizo parte el simpático cucho santandereano, Horacio Serpa Uribe, inmortalizado por su mamola y por ser uno de los tres padres oficiales de la mencionada constitución neoliberal de 1991.
O, tal vez, su inclusión en la Historia será por su participación cómplice y corrupta en la asada de altos magistrados de la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado, el 7 de noviembre de 1985, cuando el presidente Belisario Betancur Cuartas tuvo que callar ante las amenazas golpistas de Miguel Vega Uribe, el ministro de defensa comprometido íntimamente con el magnicidio que ejecutó su yerno, Alfonso Plazas Vega.
Procedieron motivados por conveniencia tanto como por venganza contra los jueces que sea atrevieron a abrirle, junto a Pablo Emilio Escobar Gaviria, un expediente por narcotraficante al ministro de guerra. Dicho dossier criminal se encargaron de desaparecerlo en medio del aterrador holocausto que parece que Belisario no va a pagar, aunque en esa ocasión aciaga dijo asumir toda la responsabilidad por el asesinato de Alfonso Reyes Echandía y sus colegas magistrados, mientras Noemí Sanín nos puso a ver fútbol. Así comprobó que realmente no merecía más de cuatro en conducta, como bien lo sugirió su padre Jaime en algún libro famoso.
Sobre estos hechos bochornosos e inéditos, de una gravedad enorme -que pasarán sin castigo si los colombianos no recuperamos la dignidad-, se selló un ominoso pacto de silencio e impunidad mutua entre los partidos y los involucrados en el crimen de lesa humanidad, según confesó el cínico Alfonso López Michelsen poco antes de morir.
Por tanto, negarlo es mero recurso de bandidos impenitentes y osados. Se trata de un abuso que no dejarán de cometer a boca llena los furibistas, amigos de la mentira y la calumnia como armas políticas eficaces, usadas cotidianamente por Laureano Gómez y Joseph Goebbels, íconos fascistas de los partidarios incondicionales del ex dictador paisa, casi tan apreciados como este sagrado gurú, caballista y domador.
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En cuanto a Uribe Vélez, durante el transcurso de su régimen dictatorial como presidente sin barreras constitucionales ni legales, ejercido entre 2002 y 2010, estuvo rodeado de bandidos de cuello blanco, arrogantes, presentados como potencias morales pero ordinarios y vulgares, inclusive cuando provienen de patricios como el loquillo Guillermo León Valencia, el simpático alcohólico que figuró como el segundo del engendro de cuatro presidentes predeterminados por el pacto antidemocrático de 1957.
En esos ocho años, el hermano de Santiago, primo de Mario Uribe Escobar y padre de los riquísimos Tom y Jerry, se dedicó a conseguir una clientela electoral propia, mediante una labor semanal, proselitista e ilegal -denunciada oportunamente por María Jimena Duzán en su libro “Así gobierna Uribe”-, que nunca abandonó.
Sus frutos le permiten seguir actuando sin depender de los caciques tradicionales, quienes le aseguraron el triunfo inicial de 2002, en competencia con el bigotudo Serpa, a quien pensaron matar si no ganaban en la primera vuelta electoral.
Eso explica que algunos de sus cómplices destacados, como el ex contralor Julio César Turbay Quintero o el contratista estrella, William Vélez, sigan libres, impunes y hasta sin cargos, pese a que ninguno actuó honorablemente, pues, incluyendo a los vástagos precoces del genial culebrero de Salgar, muchos se lucraron del patrimonio común y las riquezas naturales, de forma grave e imperdonable, como verdaderos delincuentes.
La hipocresía y la ambición dominante exigen que nos sigan cabalgando, por ignorantes y pusilánimes.
De nosotros depende actuar como las bestias maleables que creen que somos. O reaccionar como hombres de cualquiera de los siete géneros hoy reconocidos, dispuestos a defender nuestro derecho a vivir una vida digna siendo auténticos.
Mejor Revolución Política y Social, que gramatical, creo yo.
Pero las hembristas resentidas y combativas tienen sus prioridades, que critico y desvirtúo al no considerarlas tan importantes, de modo que no justifican desperdiciar esfuerzos valiosos en causas secundarias o hasta irrelevantes, tan de moda ahora entre los adolescentes, cuyas ansias de madurar los vuelven contestatarios, de modo que es mejor canalizar su energía hacia causas secundarias que los apasionen y copen su atención, en vez de permitir que vislumbren la verdadera solución, la Revolución Mundial.
Primero está la Vida que el reconocimiento del género o la práctica del agradable sexo. O que el consumo de alucinógenos o ir a fútbol, digo yo, sin ánimo dogmático pero convencido de que tengo razón mientras no compruebe lo contrario.
Cosas de orgullo familiar, tal vez, o de falta de objetividad, de pronto y más bien. No importa, desde que hagamos la Revolución que evite la extinción.
Después veremos qué hacemos con esos asuntos polémicos, en vez de desperdiciar la oportunidad y la urgente necesidad de hoy, enfocando las energías en lo superfluo o menos definitivo...
Primero hagamos la Revolución, insisto, pues sin ella ningún sueño decente se puede realizar.