Herencia de Fidel
Darío Botero Pérez
La sublime tarea de construir el Comunismo Auténtico jamás será posible delegándola en caudillos, así sean tan lúcidos, dignos y comprometidos, como Fidel, con la causa de un pueblo generalmente desvalido... al que se encargó de empoderar.
Si lo logró, lo cual no ha conseguido ninguna revolución marxista de las del siglo XX, ahora todos pueden participar competentemente en la discusión de los problemas comunes, buscando democráticamente la solución más conveniente para las mayorías.
Excepcionalmente, Fidel pudo evitar ese narcisismo egocéntrico, que es tan patente en Trump. Es que durante el imperio de la Historia, las cúpulas gobernantes suelen ser sicópatas.
No sería raro que igual pasase en Cuba con los dirigentes del PCC, quienes siguen suplantando al pueblo pero carecen del altruismo y la grandeza del barbudo muerto, que le permitieron evitar su descomposición personal.
Como bien se deduce de lo afirmado por lord Acton, se trata de algo que es bastante excepcional, pues el poder corrompe.
En consecuencia -en vez de enredarnos con las peleas moralistas promovidas por los hipócritas interesados en mantener a las mayorías en la ignorancia, fanatizándolas a su conveniencia-, para estar seguros de que los intereses populares no seguirán siendo traicionados, a los ciudadanos globales nos toca validarnos a nosotros mismos, recuperar la soberanía y actuar con dignidad en defensa de nuestros propios y legítimos intereses, en vez de batirnos mutuamente por los de quienes nos los niegan obligándonos a defender los suyos.
Al fin y al cabo, “El talento es masivo; el genio es masivo”, según le dijo Fidel al periodista mexicano Joaquín López-Dóriga en una entrevista, hace años.
De todos modos, como corresponde a la excepcional personalidad y al inquebrantable compromiso revolucionario de Fidel, en un mundo de humanos hábiles se entiende que “si ellos (USA) internacionalizaron el bloqueo, nosotros internacionalizamos la guerrilla”.
Esa fue la respuesta digna del asombroso enemigo de la gusamenta oligárquica y bien educada, promotora del embargo contra sus parientes y compatriotas, para obligarlos a revirar por hambre.
Sus miserias y perversidad las conoció de sobra el hijo del hacendado y su sirvienta, digno, orgulloso, inteligente, sensible, y justamente ofendido con la iniquidad social, de modo que resolvió dedicar su vida a combatirla.
Su origen familiar le permitió percibir la realidad social desde dos experiencias opuestas, la del amo omnipotente y la del lacayo impotente, de modo que -estimulado por la atractiva figura y las asombrosas enseñanzas de Jesús, tan tergiversadas por las oligarquías cristianas y que él, hijo de oligarca prestante, bebió de los jesuitas- vio claramente el camino para zanjar tan indeseables diferencias, que su personal concepto de dignidad y su enorme amor propio, estimulado con ambiciones megalómanas, lo obligaron a combatir con tesón, demostrando su amor por los demás.
Es su interpretación del Mandamiento del Amor que nos legó el admirado hijo de Belén, el famosos Cristo.
Su compromiso inquebrantable lo garantizó el amor que se tuvo a sí mismo, que es el requisito establecido por Jesús para que su estímulo del amor funcione socialmente, en vez del miedo, la humillación, el despotismo y la perversidad impuestos por los fariseos de todas las épocas y todas las ideologías.
Los curas lo saben; por eso nos convencen de que somos pecadores desde antes de nacer, de modo que nos enseñan a odiarnos irracionalmente desde niños.
Así están seguros de que podrán controlarnos el resto de nuestras vidas, pues difícilmente estaremos dispuestos a adelantar actos altruistas o a cuestionar las aberraciones ideológicas que bebimos del pecho de nuestras madres.
Ellas son nuestro referente cultural y también son víctimas indefensas de las mismas perversidades teológicas que, de todos modos, pertenecen al fuero interno de las personas, de modo que no se justifica convertirlas en motivo de disputas, mientras no sean excusa divina para agredir y matar al otro. O sea, mientras no pasen de ser un patrimonio socio cultural de un pueblo determinado.
Por desgracia, han sido y lo son, usadas para matar herejes, o humanos calificados como tales para ocultar propósitos oscuros y mundanos. Fue lo que hizo la Inquisición cristiana durante siglos. Y lo hace ISIS ahora, para zozobra de las nuevas generaciones, tan amenazadas pero tan capaces.
O, los sionistas, desde que ocuparon a Palestina tras la creación arbitraria, por la ONU, del Estado canalla de Israel en los territorios palestinos, legalmente ocupados desde 1948 gracias a la compasión del mundo tras el holocausto de judíos causado por los abominables nazis.
Realmente, este abuso compensatorio, generosamente financiado por los Rothschild, demuestra el enorme poder acumulado por el sionismo, que ahora considera llegado el tiempo de reconstruir el templo de Salomón en Jerusalén, para precipitar el Juicio Universal.
Es algo que sabemos todos los que hemos sido sometidos a las predicciones y profecías bíblicas, desde niños, de modo que los que siguen creyendo ciegamente que se trata de designios divinos inevitables, están justamente aterrados.
No obstante, Fidel no cejó en su ejemplar lucha contra los opresores. Ni siquiera durante su senectud sin cargos oficiales, cuando ya veía la traición de quienes quieren convertir a Cuba en otra neoliberocolonia, de modo que se negó a recibir limosnas del Imperio a propósito del restablecimiento de relaciones, propiciado por Barack Obama sin indemnizar a Cuba ni devolverle Guantánamo, manteniendo el ruin bloqueo comercial y financiero.
Posiblemente, la digna reacción del comandante también evitó que Repsol destruyera el litoral en busca de petróleo, tras su expulsión de Argentina por Cristina Fernández de Kirchner.
Comprendió la perversidad de la industria petrolera, que se esfuerza por destruir cuanto nicho de Vida pueda.
Por eso, sería una locura destruir el litoral cubano para extraer petróleo, alegando necesidades de divisas para adquirir libremente productos en el mercado externo -en caso de que USA les levante definitivamente el bloqueo, lo cual parece que Trump quiere sabotear-; o para pagar deudas, o por cualquier razón económico-consumista.
Lo cierto es que degradarlo, arrasarlo y hasta extinguirlo, es lo que desean los plutócratas en su misión de apurar el Fin del Mundo, para lo cual son bastante eficaces las recetas neoliberales, que todos los gobiernos aplican y que sólo los ciudadanos globales podremos derrotar.
Al efecto, hemos de proceder juntos en el ejercicio del poder popular, evitando, definitivamente, la delegación o el despojo de nuestra cuota personal por individuos especializados en suplantar a los demás.
A poco andar, los seducirían las tentaciones del poder y el enriquecimiento fácil, que a tantos corrompen, de modo que el problema no consiste en la corrupción a la que todos somos susceptibles, ni se resuelve atacando la Naturaleza humana.
El objetivo a atacar, el verdadero problema que tenemos que resolver para acceder a una instancia antropológica superior, son las condiciones sociales que les han permitido a oligarquías de diversos orígenes y clases, gobernar y manejar a las mayorías en las sociedades autocráticas que han subyugado a las pacíficas. laboriosas y creativas durante la vigencia de la caduca y moribunda Historia, cuya estructura piramidal niega cualquier ilusión de igualdad y justicia.
Evidentemente, el gigante de la libertad se negó a regresar al redil del Imperio como un hijo pródigo fracasado, resuelto a someterse incondicionalmente a la tutela del, aparentemente, espléndido padre.
Conocía perfectamente su perversidad, de modo que lo combatió ejemplarmente. De ninguna manera estaba dispuesto a aplicar su políticas económicas ni su falsa democracia, de modo que debió ser él quien impidió la osadía de Repsol, que tentó a los políticos activos.
Pero, tras su muerte, los criminales pueden insistir en seducir a los politiqueros susceptibles de traicionar al pueblo que suplantan, como es lo normal en los gobiernos lacayos del Neoliberalismo, así lo critiquen de palabra.
Los casos de Ecuador y Bolivia, tan supuestamente radicales y críticos del mortal sistema, lo ilustran y demuestran muy bien con sus respectivas destrucciones de la sagrada selva para satisfacer exigencias de las trasnacionales.
No obstante, el admirado comandante vivió y murió confiado en la fuerza de los pueblos, que habrá de expresarse mediante la Democracia Directa.
Con su visión y dedicación ha empoderado a su querido pueblo, derrotando la ignorancia en que mantienen sumidas a las mayorías los gobiernos de las neoliberocolonias.
En consecuencia, están dadas las condiciones para ejercer el poder popular, legítimo como ninguno-, de siete mil millones fieles a la dignidad que siempre caracterizó a Fidel, y que están en condiciones de decidir por sí mismo todo lo referente a la vida y el futuro en comunidad.
Si lo hacen, su ejemplo para los demás pueblos será determinante.
Proceder como uno de los déspotas de la derecha que han asolado nuestros pueblos, es algo que siempre combatió y jamás fue Fidel Castro, enemigo declarado de tales bestias.
No dispuso de un poder arbitrario, aunque pudo asumirlo como cabeza visible e indiscutible de un esfuerzo revolucionario colectivo, que lo sobrevive demostrando el punto.
Su actitud confirma su altruismo excepcional.
La continuidad de la Revolución, cualificada democráticamente, demostrará su acierto, en caso de que supere las amenazas de una burocracia anquilosada, carente de imaginación para idear soluciones originales, que el pueblo podría forjar si tuviese el poder en lugar del PCC que ya debe cederlo.
Lo que están, como lo siguen estando millones, es desconectados del Ágora Virtual Global, que nos permite a los seres comunes y corrientes del Mundo, tratarnos como hermanos, sin pretender avasallarnos, respetando nuestras identidades mutuas, así nos causen asombro o hilaridad, que no tenemos por qué dejar de expresar.
Se trata de una interpretación de la globalización que desdeña y supera las deformaciones introducidas por el ruin mercado y sus privilegios sobre las personas y los pueblos.
Aunque pretenden restringirlo y reglamentarlo, Internet ahora está disponible para las multitudes; de forma que permite el ejercicio natural de la Democracia Directa, como nunca antes fue posible.
Aunque sus usuarios sean indolentes al respecto, tienen un poder invencible en sus manos.
Pero pueden perderlo, porque los sicópatas ya han entendido el peligro que representa l a red de redes para la perpetuación de su odiosa dictadura sobre las mayorías, que conformamos el 99% de la Humanidad.
Esta herramienta implica que ejercer el gobierno del pueblo ya es posible.
Es una tarea indispensable que nos corresponde asumir, voluntariamente, ahora, ya, en el presente vertiginoso y mortal, a todos los ciudadanos globales -o sea, de todos los pueblos del Mundo-, que respetemos la Vida y la Naturaleza.
Como ninguna generación antes -y ninguna otra en el futuro si permitimos que los sicópatas impongan su exterminador Fin de la Historia, que tan avanzado llevan-, tenemos la oportunidad increíble pero contundente de practicar la Democracia Directa, de modo que no se justifica que alguien suplante a otro en el ejercicio de sus fueros políticos, nunca más, así el aspirante a sustituirlo sea tan valiente, talentoso y honesto como Fidel.
En eso consiste el aporte de quien se negó a convertirse en un mito, en un fetiche. Pero se esmeró en seguir siendo un maestro, convencido de que son los pueblos, en vez de los héroes y los caudillos endiosados, los que hacen la historia. Y que el poder les pertenece, y a nadie más. Pero los han desempoderado a propósito, de modo que les toca empoderarse por su cuenta.
Casualmente, ese es el desafío para todos los pueblos en el presente, cuando las amenazas de los sicópatas no exigen explicación: son evidentes para cualquiera y Trump las expresa como un gorila, sin dejar lugar a dudas sobres sus propósitos y las consecuencias de sus bestialidades.
Con el desalmado Trump, no hay dudas del propósito bélico y depredador que ha de realizar las profecías abrahámicas... si nos dejamos.
En cuanto a la inteligencia de Fidel, vislumbró caminos de liberación de la esclavitud del trabajo, un gran sueño de la Humanidad, basados en el asombroso desarrollo de las fuerzas productivas, que han hecho superfluo al obrero, amenazando seriamente la vigencia absolutista de la categoría proletario, pues un robot lo puede remplazar con grandes ventajas.
El genial materialista, un analista constante de la realidad concreta, como nos enseñó el sacralizado y deformado Carlos Marx que deberíamos ser para acertar, tuvo el siguiente acierto:
“En un sitio que no por casualidad calificó como estratégico –y lo sigue siendo- el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela, en febrero de 1999, a pocos días de la llegada al poder del líder histórico de la revolución bolivariana, Hugo Chávez, y en medio de una gran conmoción política, el Comandante Fidel Castro expuso: “la globalización es una ley histórica, es una consecuencia del desarrollo de las fuerzas productivas – y excúsenme por emplear esa frase, que todavía quizás asuste a algunos por su autor- un producto del desarrollo de la ciencia y de la técnica en grado tal, que aún el autor de la frase, Carlos Marx, que tenía una gran confianza en el talento humano, posiblemente no fue capaz de imaginar”. (¿Se derrumba el muro de la globalización? Por Roy Daza Tomado de Barómetro Internacional 06-03-2017)
Pero no faltan los papistas que siguen apegados al obrero del siglo XIX y al centralismo democrático de los partidos comunistas.
Son los revolucionarios reaccionarios, incapaces de entender y transformar la sociedad, pero resueltos a suplantar y dirigir al catequizado proletariado acatando las instrucciones de Stalin.
De ellos también hemos de encargarnos, apelando a la Democracia Directa, auténtica redención colectiva y única posible.
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