FUERZA DE LA UNIÓN DE INDIVIDUOS SOBERANOS
Reto individual definitivo
Sin duda, el dilema definitivo para quienes estamos vivos, tanto colectivo como individual, es evolución o desaparición. Y resolverlo en defensa de la Vida depende de nosotros, si entendemos, admitimos y difundimos, sin discriminaciones ni fronteras, que todos somos gente con iguales derechos a disfrutar la propia existencia lo mejor posible.
Participar del esfuerzo democrático indispensable para superar las sociedades verticales que nos niegan la igualdad y concentran la riqueza y el poder en sicópatas desalmados y sin escrúpulos, es una decisión autónoma.
Constituye un derecho que nadie puede arrebatarte ni obligarte a ejercer; si eres digno, libre y único, porque te lo crees, no porque te lo impongan.
Asunto convencional
Ten en cuenta que lo que no es esencial o propio de nuestra condición biológica como especie animal, es convencional.
O sea, obedece a acuerdos mutuamente provechosos para ellos y onerosos para el pueblo y la Naturaleza, concertados entre los que gobiernan a las mayorías mansas y humilladas.
O pueden y deben ser consensos democráticamente convenidos entre los seres libres y dignos, que se respetan y toleran la libre expresión y los particulares gustos de todos y cada uno, sin perder su derecho a criticar las ideas y las preferencias ajenas, tanto como a defender las propias.
Esto significa que las mayorías, con franqueza, libertad, honradez y claridad, expresándonos personalmente, podemos establecer las convenciones que nos convengan, en vez de permitir que los politiqueros nos impongan las que favorecen a los enemigos comunes, de quienes son sus lacayos leales.
Convenciones piramidales o sicópatas al mando
Durante la vigencia de la Historia que agoniza, las convenciones las sufren las mayorías.
Desde luego, los plutócratas las definen y acomodan en su beneficio, despojando, utilizando y perjudicando a las masas despreciadas y maleables, obligadas a humillarse a los enemigos comunes.
Se trata de las lacras que, hasta ahora, se apropian de las condiciones objetivas, pese a que la enorme productividad alcanzada por el desarrollo de las fuerzas productivas -que las determina en última instancia; o sea, que ofrece las condiciones materiales aptas para la construcción de un nuevo orden social-, es una labor colectiva y milenaria, herencia de todos y cada uno.
Patrimonio común
Sin desconocer los aportes de las inteligencias creativas, que materializan el progreso; las conquistas culturales, científicas o filosóficas no son resultado de un genio aislado e iluminado, ajeno al resto. Mucho menos lo son de la inversión de un magnate mecenas que lo financia pero le arrebata sus logros mediante leguleyadas canallescas, privándonos a los demás de disfrutarlos gratuita y ampliamente.
Surgen del acumulado de conocimientos y experiencias de los pueblos a través de su trasegar vital, de modo que deben estar disponibles para todos.
Por tanto, los avances técnico científicos son un patrimonio común de la Humanidad, resultado de los aportes colectivos del talento de la especie, difundido, desarrollado y manifestado en todos los pueblos y épocas, con el propósito de que avancemos como especie.
De esta forma evitaremos extinguirnos, que es el plan abrahámico, ahora en curso acelerado por cuenta de las ramas sionista, cristiana e islámica, enfrentadas como sectas internas, y como culturas juicio finalistas particulares, pero con igual misión exterminadora a nombre de su respectivo dios todopoderoso.
Democracia, al fin
Ahora nos ha tocado disfrutar, sin exclusiones totalitarias ni restricciones aristocráticas, de tal patrimonio de conocimiento sorprendente, versátil y altamente avanzado.
Lo conseguimos mediante el maravilloso medio teleinformático usado por los plutócratas para controlarnos y conocernos minuciosamente, pero que es poseedor de un poder democrático demoledor, jamás al alcance de la Humanidad, hasta ahora.
En principio está disponible para todos los que accedan a Internet sin restricciones.
Pero el principal valor de esta conquista para los seres humanos, es que nos permite ejercer nuestra ciudadanía global en todas partes, dejando sin justificación ni oficio convencional a los politiqueros.
Por tanto, es la base objetiva para dotarnos de una Aldea Global Democrática, responsable, rica, equitativa, gratificante y sustentable, cuya existencia es evidente para las nuevas generaciones.
Parásitos intolerables
Como ya es evidente en el Mundo entero, todos los gobernantes y los politiqueros acostumbran suplantarnos y engañarnos, para enriquecerse traicionándonos y negociando el arrasamiento de la biosfera con pretextos económicos.
Históricamente, los plutócratas sicópatas e inescrupulosos se apropian el progreso colectivo, impidiendo que las mayorías lo disfruten.
Despojo legalizado
Todo lo monopolizan los impostores, imponiendo una absurda convención inhumana, que contraría los propósitos del indispensable progreso común.
Se complacen deformándolo y retrasándolo mediante teorías absurdas que pretenden ser científicas, irrebatibles, infalibles e ineludibles, confusa y precariamente expresadas con el acomodaticio dogma neoliberal propalado por cualquier "think tank " inspirado.
La abusiva convención con que nos birlan la propiedad personal es el expropiador, despojador, monopolizador y arbitrario concepto de "propiedad intelectual", que es una inicua e inaceptable leguleyada, absolutamente antidemocrática y criminal.
Verdadera igualdad
Reconocerle legalidad al despojo caprichoso y radical del derecho que nos asiste, como miembros de la sociedad, a disfrutar las conquistas de todo tipo, significa renunciar a lo que nos pertenece a todos y cada uno por el milagroso hecho de existir.
Es una abusiva negación del derecho a la propiedad privada, superlativo según el postulado fundamental de la burguesía.
En aras de la anhelada y seductora igualdad, el disfrute de la riqueza no puede seguir siendo un privilegio para algunos cuando la abundancia nos garantiza su disfrute a todos, si establecemos una economía de verdad en vez de la crematística suicida y depredadora con que nos agobia el consumismo.
Mecanismo de iniquidad
La economía de casino -que no es lo que la razón espera de una economía verdadera- domina el Mundo con las falaces teorías del Neoliberalismo ecocida. Estos delirios académuco fascistas constituyen la falsa ciencia del capitalismo moribundo, cuya muerte implica la superación de la Historia, si antes no nos extingue la guerra de los Atlas.
Esta confrontación con potencial exterminador anuncia una hecatombe global que tenemos la obligación de detener los mansos, desempoderando a los sicópatas que pretenden volver nuclear esa creciente guerra mundial.
Como sabemos, fue iniciada por el gobierno del mitómano petrolero fronterizo, George W. Bush, con los auto atentados del 11-S de 2001.
Es la misma ofensiva retrógrada, ya añeja y demasiado prolongada, que tanto dolor viene causando en el Medio Oriente desde la insurgencia popular espontánea, independiente y arrolladora, iniciada en 2011 y conocida como Primavera Árabe.
Derechos universales
Ciertamente, la propiedad privada es algo que todos tenemos derecho a disfrutar en la actualidad, si actuamos como iguales, porque la productividad industrial garantiza la satisfacción de los deseos de consumo de cada individuo. O sea, no hay razón para matarnos buscando apropiarnos de bienes tradicionalmente escasos.
Pero los enemigos comunes prefieren diezmarnos y subyugarnos, reservándose tan espléndido derecho como un auténtico y exclusivo privilegio, negado a las mayorías, que consideran inferiores.
Afortunadamente, la consigna de libertad exige la igualdad real, establecida solidariamente por toda la gente interesada en controlar y disfrutar su propia vida.
Por eso sigue atrayéndonos a los dignos, quienes reconocen y valoran su individualidad tanto como su carácter gregario. Pero toca luchar acudiendo a la Verdad que desenmascara y desinfla la megalomanía de los sicópatas, negando su falsa y presuntamente exclusiva grandeza.
Derechos del creador humano
Honrada y legítimamente, antes de pasar a ser propiedad de todos, cualquier invento o idea original, cualquier descubrimiento o aporte individual, sólo debería lucrar con exclusividad al autor; de ninguna manera a un magnate que sostiene que el dinero todo lo compra, hasta la creatividad ajena y los dones generosos de la Naturaleza.
Derechos de la Vida desvirtuados
Respecto a la biosfera proceden disfrazando de actividad económica productiva lo que es un vil, injustificado e imperdonable saqueo de la espléndida, soberbia y poderosa Pachamama, generalmente tan frágil ante el embate consumista.
En casos como los de los combustibles fósiles ha invertido millones de años y de restos orgánicos para producirlos en beneficio de la Vida, no de la codicia de los capitanes de industria, vulgares ladrones de cuello blanco que de empresarios nada tienen.
Los ecocidas disfrazados de empresarios son saqueadores asesinos, convencidos de que las diferencias sociales, históricamente establecidas mediante la violencia entre los humanos, son insalvables. O sea que la superioridad de los sicópatas plutócratas es una determinación natural, una ventaja biológica que los autoriza a matar y desolar, sin remordimientos ni consideraciones ajenas a su egolatría.
Derechos de nosotros
Con reflexiones así podemos descubrir el desafío para las víctimas del oprobio piramidal dominante desde hace unos diez mil añitos. O sea, los últimos entre los millones durante los cuales hemos evolucionado como homo sapiens.
Se trata de ser o de no ser, como Hamlet. De dejar de ser como especie, o de desempoderar pronto a quienes pretenden extinguir a las mayorías condenadas.
De apropiarnos de lo nuestro, empezando por el derecho a vivir, o de permitir que nos lo roben los Trump y los Rothschild.
Es un drama peor para la Humanidad que el planteado por Shakespeare; pues los banqueros son más perversos que los príncipes, así como el Mundo es más grande que Dinamarca.
También, evidentemente, las mayorías del 99% somos más que los plutócratas criminales del 1% encargado de envilecer nuestras vidas y negarnos nuestros derechos.
Sin dudas, no tienen más poder que nosotros, si resolvemos empoderarnos, recuperando la cuota individual de poder social soberano, garantizada por la verdadera democracia, para establecer la equidad y cobrarles sus crímenes, en vez de servirles como lacayos incondicionales, dispuestos a sacrificarnos para que el sistema oprobioso no sea superado y la iniquidad continúe indefinidamente.
La conquista de libertad, igualdad y equidad depende de quienes no las poseemos porque la sociedad piramidal lo impide, acatando las órdenes de los plutócratas y en defensa de sus privilegios. De ninguna manera nos las darán los politiqueros ni sus amos, aunque siempre lo prometan...
Es cosa nuestra conquistarlas o seguir engañados, suplantados, despojados y frustrados.