INTERNET Y DEMOCRACIA
Darío Botero Pérez
Internet es la nunca imaginada y siempre anhelada, pero, ahora, eficaz y real Plaza Pública Global, o Ágora Virtual Mundial, que Juan Jacobo Rousseau hubiese aplaudido como solución sobresaliente a las dificultades prácticas para el ejercicio de la única que es, y él bien lo afirmó, la Verdadera Democracia, la Directa.
Con Internet, establecer un Contrato Social sublime, es posible.
Sin misterios ni discriminaciones, las asombrosas ubicuidad y extensión de Internet, ofrecidas a la velocidad de la luz en todos los campos del conocimiento y la actividad humana, nos empoderan tanto cómo queramos, si ocupamos y usamos la poderosa red de redes como individuos soberanos, capaces de informarse y discernir.
Desde luego, ocurre en caso de que creamos que lo somos, en vez de gusanos a la sombra del inconstrastable y absoluto poder de los plutócratas, cuya vulnerabilidad y mediocridad pone en evidencia Internet, según lo comprueba, incesantemente, el triunfador Trump.
En estas circunstancias, la Revolución Democrática Mundial, multitudinaria y soberana, está al alcance de los individuos libres que se yergan y unan sus fuerzas, sin delegar en nadie en particular el poder que nos pertenece a todos, pero que la falsa democracia representativa les asigna a los politiqueros.
Así superaremos la Historia, evitando perecer con ella en la guerra que Trump y Netanyahu quieren volver atómica.
Luego elaboraremos esa sociedad ideal, posterior a la autocrática e inicua Historia, que el consenso, en vez del anodino voto, está en condiciones de lograr de manera indudablemente democrática, satisfactoria para las mayorías, hoy despojadas y amenazadas con la extinción y las catástrofes del Fin del Mundo que obsesiona a los abrahámicos.